Please note that Tapas no longer supports Internet Explorer.
We recommend upgrading to the latest Microsoft Edge, Google Chrome, or Firefox.
Home
Comics
Novels
Community
Mature
More
Help Discord Forums Newsfeed Contact Merch Shop
Publish
Home
Comics
Novels
Community
Mature
More
Help Discord Forums Newsfeed Contact Merch Shop
__anonymous__
__anonymous__
0
  • Publish
  • Ink shop
  • Redeem code
  • Settings
  • Log out

Cuentos De Khuarhya

—Dremoria— (parte 2)

—Dremoria— (parte 2)

Dec 06, 2021

— Dremoria (Parte 2) —

Después de atender sus tareas diarias en el salón, los trillizos se dirigieron a reunirse con Íthil, como acordaron con el Maestro Khan. Con un poco de refunfuño, Íthil aceptó llevarlos. Justo ese día sería el Festival de la Flama y el Martillo, un festival donde los padres y tutores irían a la academia a festejar el inicio del mes de la Luna Roja con sus hijos o sus pupilos.

El agua del lago central de Dremoria titilaba con los tintes multicolores de la ciudad, la cual se vestía con los colores del festival. Gentilmente, murmuraban en el horizonte y se complementaban con el etéreo reflejo de las lunas en el lago. Íthil y los tres jovencitos, Rein, Zein y Dein, bordeaban las aguas del lago.

Grandes libélulas de seis alas revoloteaban, persiguiendo vorazmente mosquillas y palomillas de agua. Danzaban coloridas y parpadeantes, tocando el agua con sus alas, creando patrones cruzados entre ellas como si se retaran a un duelo de pericias aéreas.

— ¡En…ton… ¡ja!… entonces sobreviviste a un Koshin Obore! Ja… ja… — dijo Rein, exhausto pero asombrado y sin aliento por correr tras de Íthil.

— ¡En serio!… ¡Ja…! ¡Ja…! ¡Jaaa…! Descansemos un poco, Íthil… — Íthil volteó a ver a Zein, que jadeaba con fuerza. Los trillizos, acostumbrados a su pupitre y horas de lectura, apenas podían llevarle el paso. Íthil se meneaba con velocidad asombrosa a través de las orillas del lago.

— Señor Íthil para ustedes… y Superior Íthil también sirve — les respondió, bajando solo un poco su velocidad.

— ¿Qué estamos buscando, señor? — Dein dijo, saludándolo al final como un soldado en plena misión.

— ¡Eso es, cabo Dein! Estamos buscando Quelontas, es temporada de puesta — Íthil sonrió levemente, lo cual asustó a los chicos.

— ¡Sí, señor! — saludaron los tres jovencitos con ánimos revitalizados por el gran carisma de Íthil.

— ¡Miren!, la Luna Roja está en el centro del lago — dijo animoso Zein.

— ¿No creen que es raro? Miren al cielo, solo está la luna normal; sin embargo, hay nueve lunas reflejadas en el lago, ¿no creen que es raro? — preguntó Rein en voz alta.

— El lago es una ventana, refleja el mundo de las lunas. Lo que ves se le llama el rebaño: las ocho lunas coloridas y su madre, la Luna Ocre, nos miran desde ahí — Íthil replicó a los chicos.

Los jovencitos miraron a Íthil, interesados, con brillo en sus ojos.

— ¿Y por qué las vemos en el lago? — corearon al unísono los chicos, intrigados por el fenómeno.

— ¿Qué? ¿No se supone que van a la escuela de Mageias? — les preguntó Íthil, refunfuñando.

— Apenas aprendimos a leer y escribir cuando llegamos a la academia — dijo Zein con una sonrisa amarga.

— La verdad, nuestra madre nos inscribió para no gastar en nosotros — Dein dijo algo triste.

— Nunca se ha interesado por nosotros; en cuanto se enteró de que podía inscribirnos y dejarnos en el templo como estudiantes internados, nos dejó en la entrada con lo que traíamos puesto — Rein añadió, arrojando una piedra en el lago con enojo visible.

— Ya veo — Íthil no quiso presionar más sobre el asunto. Zein notó esto y presionó un poco por diversión.

— Si gusta, podemos vivir con usted; aunque no lo parezca, sé cocinar — Zein dijo, guiñando el ojo y posando seductoramente para Íthil.

— ¡No! — Íthil replicó secamente, totalmente ausente de emoción.

— ¿Qué, ni siquiera un titubeo? — Zein se sintió rechazada y se dejó caer sentada sobre un pedrusco.

— ¡Jajaja! — rieron los hermanos.

— ¡Soltera por siempre, Zein! — dijeron juntos los hermanos, vitoreando.

— ¡Qué les pasa, fetos deformes! — Zein arrojaba con puntería asombrosa piedras y ramas a sus hermanos, golpeando puntos dolorosos sin fallar.

Íthil veía la escena, dejando a los chicos reír y divertirse, cuando percibió de manera diferente la apariencia de los trillizos: el pelo mal cortado y sus ropas gastadas tenían más sentido ahora.

— Probablemente se cortan el pelo entre ellos; sus ropas son todas remendadas con lo que pueden encontrar — pensó Íthil.

— ¿Pero entonces? ¡Ya no nos dijo por qué se ven las lunas en el lago pero no en el cielo! — Zein preguntó genuinamente interesada.

Íthil se llevó una mano a la cara. — ¿En serio? Bueno… — Resignado, Íthil comenzó la clase. Los trillizos se juntaron uno al lado de otro en troncos y rocas.

— Anise Chassieur forjó un pacto con la Luna Ocre en este mismo lago. La Luna Ocre es la más poderosa de todas las lunas, y así, Anise se volvió la primera Mageia — el titilar de la escena y el canto de los animales ambientaban el relato de Íthil que, como magia, encantó a los chicos que hasta entonces no habían mostrado curiosidad por ninguna lección, ni mucho menos habían entrado a alguna clase.

— La Luna Ocre no ha formado pacto con ningún otro Ser de Khuarhya, pero sí sus hijas: Zosma, la Luna Roja; Talita, la Luna Azul; Regulus, la Luna Verde; Raslas, la Luna Púrpura; Ran, la Luna Rosa; Phact, la Luna Gris; Merak, la Luna Negra; y Nerak, la Luna Blanca — Íthil decía mientras pasaban a través de manglares altos como torres. Luciérnagas los acompañaban mientras miraban perdidos el brillo de las lunas que se reflejaba en las aguas del lago. Las lecciones de Mageia prosiguieron mientras avanzaban por los alrededores del lago.

— Y así, cada luna tomó a un primogénito. Eso lo pueden ver en sus clases; la verdad, no me los aprendí nunca — Íthil seguía hasta que un crujir de ramas lo alertó, e inmediatamente se refugió tras un tronco caído de manglar.

— Oiga… señor Íthil, esa Quelonta que buscamos, ¿son pequeñas, verdad? Digo, no venimos por un animal o vegetal muy grande, ¿verdad? — Dein, tembloroso, se refugiaba tras su hermano mayor.

— ¿De qué hablas? Uh… ¡Quelontas… Techos del Bosque! — Íthil dijo con voz baja mientras se refugiaba tras malezas y troncos.

— ¡¿Qué?! — los jovencitos alzaron la voz. En ese mismo momento, escucharon un gemir acompañado de un canto bajo y sonoro sobre ellos.

— ¡Shh! — Íthil calló a los chicos. Algo se movía sobre ellos. Rein apretó los puños. Dein, en pánico, puso las manos sobre su cabeza y se acurrucó, mirando al suelo, mientras que Zein puso sus manos en su boca y se quedó quieta y de rodillas. Justo sobre ellos, bajaba a inspeccionar los alrededores el cuello largo de una Quelonta.

— ¿Qué tan agresivas son? — murmuró Zein, asustada. Todos se desplazaban pecho tierra en la dirección contraria de la Quelonta. Ya con algo de distancia entre ellos, pudieron ver mejor y con un poco menos de miedo al gigantesco animal que se aferraba a los árboles: una gigantesca tortuga parda con un caparazón suave y elástico, colgaba perezosa sobre ellos como si fuera una casa enorme suspendida entre el follaje, usando sus patas provistas de garras largas y filosas. Plantas de colores turquesas colgaban de las más grandes mientras bamboleaban su largo cuello con una cabeza grande y pesada.

— ¡No pasa nada, cabo Zein! Solo mantengamos espacio entre ellas y nosotros por el momento — Íthil empezó a tomar el rollo que le dio Khan para ver si podía averiguar algo.

— ¡Esto no sé qué es! — pensó Íthil, su preocupación aumentaba un poco.

— ¡Eso es…! ¿Un Taur? — preguntó Dein, confundido.

— ¡Es un Leur, torpe! — Rein replicó, golpeando con la mano abierta la nuca de su hermano.

Íthil los miró igual de confundido, al tiempo que analizaba el diagrama mágico.

— ¡Demonios, no sé qué es esta cosa! — pensó Íthil.

— Íthil sabe muy bien cómo usarlo, ¿verdad? — Rein dijo firme y sin dudas. Dein miró a Rein y volteó a ver a Íthil con mirada de admiración y expectativa, mientras Zein, hipnotizada, no podía quitar la vista de la Quelonta y su suave cantar. Íthil miró a los chicos un momento.

— Para empezar, ¿saben qué es un Leur? — preguntó Íthil, aún en voz baja.

— Son circuitos mágicos creados por el pensamiento del Mageia por donde fluye el poder de la luna correspondiente y da por resultado un hechizo — Zein dijo sin voltear, aún mirando maravillada la Quelonta.

— Bueno, ¡sí!, es eso básicamente — Íthil dijo. Rein y Dein la miraban asombrados.

— ¿Qué? ¡A veces escucho cosas de las clases que me parecen interesantes! — Zein giró y arrojó otra rama que pegó de lleno en las caras de sus hermanos.

— Como dijo Zein, son circuitos necesarios para los ritos mayores. Son extremadamente precisos y muy delicados; inclusive si arrojas un puñado de arena, puedes interrumpirlos — Íthil les dijo en voz baja, mientras les indicaba a los chicos que tomaran el otro extremo del pergamino.

— Son tres partes: el Leur significa principio; aquí designamos el nombre de la luna que regirá este diagrama — apuntó Íthil con su dedo al anillo exterior del círculo mágico en el rollo.

— Daur, significa continuo, y es donde van inscritos nuestros deseos — siguió el trazo con su dedo a la parte media.

— Niur, es el final, y es donde pagamos respeto y el precio de nuestro deseo — Íthil extendió su mano justo en el centro del rollo, cerró sus ojos y se enfocó en este.

Los tres jovencitos miraban aprensivos. Íthil solo se concentraba y murmuraba encantaciones. Así prosiguió inmerso en el pergamino por un par de minutos. Los tres jovencitos miraban con fascinación y detenimiento a aquella bestia y su grupo que cantaba sonoramente en el bosque.

— ¡Es enorme!, como una casa. Podríamos vivir dentro de ella — Rein dijo asombrado.

— ¡Mira, sus garras son tan largas que se prensan de los árboles como si tomara un palo, podrías hacer una espada de ellas! — Dein miraba sin soltar el rollo junto a Rein.

— ¡Ahí, su cuello es tan largo como un barco y su pico tiene esas sierras raras en él! ¡Ah, miren, se está comiendo las nueces de manglar! — Zein miraba emocionada y atónita. El enorme animal se desplazaba entre los árboles del manglar que se encontraba en las orillas del lago.

— ¡Esto es un Leur de Nerak! ¡Contiene todos los posibles diagramas de la rama de invocación en un solo Leur! No sé si Khan dibujó esto; usualmente solo va un solo rito por diagrama, ¡pero este! ¡Está tan bien dibujado y planeado que basta con un ligero cambio en el uso para realizar los otros cinco ritos! — Íthil murmuró para sí, asombrado.

— Pero es increíblemente frágil; con el simple polvo del aire es suficiente para interrumpirlo — pensaba Íthil, admirando el fino trabajo de trazado del Leur.

La Quelonta levantó su enorme cuello por sobre los árboles. A estas se le unieron otras más, cantando sus tonadas de amor y encuentro al aire. Pronto, una de ellas usó sus garras traseras, rápidamente trozó la punta de un manglar podrido; este reveló un hueco interno al que la Quelonta se acercó y cantó aún más fuerte. — ¡Miren, Quelontas pequeñas! — Zein brincaba con las manos apoyadas en un tronco.

— ¡Son los machos! — Íthil les dijo. Un grupo de pequeñas Quelontas de coraza suave planeaban de árbol en árbol, trepando y escurriéndose rápidamente entre el follaje.

— ¿Vienen a encontrarse con las Quelontas grandes? — preguntaron los jovencitos.

— ¡Sí!, pero más que nada, están preparándose para la llegada de los Monos de Pantano. Estos roban los huevos de las Quelontas; los machos no pueden contra ellos, solo pueden avisar que están aquí — Íthil les decía mientras dirigía su grupo más al sur, donde tenían mejor visión.

— ¡Pero! ¿Y las hembras? ¡No creo que duden en proteger sus camadas! — Dein preguntó mientras Zein asentía con la cabeza.

Pero no todos estaban tan emocionados. — ¡Ya basta, no todas las madres son buenas, y ustedes lo saben! — Rein les replicó amargamente, a lo que los otros dos jóvenes se detuvieron en seco sin decir una palabra. Pesadez y amargura se apoderaron de los trillizos.

— Eres un idiota, Rein — Zein dijo sin pensarlo dos veces, mientras Dein la siguió, dejando al chico atrás.

— ¡Se puso difícil! — Íthil pensó en algo para tratar de bajar la tensión, así que los juntó de nuevo.

— ¡Ok!, veamos qué podemos hacer con este Leur, ¡encontremos un lugar plano para tratar de usarlo! Síganme, descubramos qué hace esta cosa — Íthil los apresuró por unos metros y al fin llegaron a una sección de playa, donde piedras de río salpicaban la orilla. Los tres jóvenes no se dirigían ni una palabra.

— La superficie no es lo suficientemente grande, pero al menos no estamos tan cerca de los nidos; siempre deben darle espacio a los animales — Íthil decía mientras los tres chicos no prestaban mucha atención.

— ¿Cómo lo hace Maestro Khan? — Íthil se preguntaba mientras los jóvenes lo ignoraban por completo.

heavytanksama
Tank Le Black

Creator

Comments (0)

See all
Add a comment

Recommendation for you

  • Invisible Boy

    Recommendation

    Invisible Boy

    LGBTQ+ 11.4k likes

  • What Makes a Monster

    Recommendation

    What Makes a Monster

    BL 75.3k likes

  • The Last Story

    Recommendation

    The Last Story

    GL 43 likes

  • Touch

    Recommendation

    Touch

    BL 15.5k likes

  • Secunda

    Recommendation

    Secunda

    Romance Fantasy 43.3k likes

  • Blood Moon

    Recommendation

    Blood Moon

    BL 47.6k likes

  • feeling lucky

    Feeling lucky

    Random series you may like

Cuentos De Khuarhya
Cuentos De Khuarhya

5.2k views7 subscribers

Las aventuras de Mina Jacob e Ithil, situadas en el mundo de RPG de Cuentos De Khuarhya
Subscribe

70 episodes

—Dremoria— (parte 2)

—Dremoria— (parte 2)

168 views 0 likes 0 comments


Style
More
Like
List
Comment

Prev
Next

Full
Exit
0
0
Prev
Next