La bufanda ondeaba en el viento, los basiliscos yacían o noqueados en el suelo o dándose media vuelta para bajar de la escalinata. Green puso una mano sobre la cabeza de uno de ellos, no era especialmente a fin a lastimar a las criaturas, sin embargo, de llegar a la cima, solo les esperaba la muerte, ya fuera por la caída en el precipicio o por los guerreros del puente a Colors Write.
Se tapó la boca y la nariz con su prenda luego de luchar con ellos para continuar su andar. La marca en su brazo, era prácticamente un llamado, esa cortada profunda en su piel reflejaba un hechizo de sangre realizado por un mago poderoso y aunque no dejaría el objetivo de despejar la escalinata de lado, esa misión solo había sido la excusa más favorable para salir sin compañía del reino.
Meses atrás, cuando empezó todo, pensó que su imaginación lo traicionaba, que la soledad y la fatiga estaban haciendo estragos en su mente cansada y que poco a poco perdía el control que le impedía recibir dolor ajeno al azar, sin embargo, esos cortes se volvieron más frecuentes en las últimas semanas y para su pesar, más reconocibles. La última marca solo confirmo sus sospechas.
Todos los caballeros de alto rango como él debían conocer una basta cantidad de hechizos pese a no poder usarlos, Green incluso, tenía más experiencia que sus compañeros luego de pasar años a lado de un mago que fue la joya del consejo. Reconocía bien la forma y su propósito únicamente destinado a la contención de otro tipo de magia...de otro mago igual de fuerte que él.
En cuanto lo confirmo, no dudo más, las respuestas no llegarían a él solamente por desearlo, necesitaba moverse, no perdería esa oportunidad después de esperar por tanto tiempo una sola migaja que lo llevara hacía él. Le importaba poco si se trataba de su mente jugándole una mala broma, o si quebrantaba algunas reglas del reino por marcharse sin autorización, necesitaba verlo...
— Príncipe...—Green suspiró bajando la manga que cubría su brazo para ver la cicatriz y luego cubrírsela otra vez. Ya les pediría disculpas a la reina y a Red cuando regresara.
*****
Mientras tanto en el puente flotante, Red miraba con severidad a la montaña. Pese a tener solo veintidós años, ya era el caballero principal y líder de su campaña. Tenía la complexión esperada del héroe que salvo al reino; fornido, con el cabello dorado oscuro y una vestimenta que consistía en una armadura ligera y ropas de cuero resistentes a los climas difíciles, por supuesto, doradas, solamente resaltando "la espada del rey", que en sus manos, se tornaba roja brillante.
Red seguía tensó después de escuchar todo lo que dijo su reina, había corrido al lugar donde estaba Green, pero ya era demasiado tarde, él debía estar al menos medio día delante de ellos.
La escalinata era la guarida de muchas criaturas de colosales dimensiones y aun cuando para ellos no significaban un gran problema, la noche era peligrosa y la naturaleza impredecible. Green, por su parte, era increíble, un explorador experimentado y no dudaba de él, ¡No!, de hecho, confiaba en él, tanto que le permitió guardar sus secretos por casi tres años, sin embargo, si ese sujeto regresaba, no podría concederle más tiempo...
— Pink—Red seguía mirando a las montañas oscurecerse bajo ellos, tragándose cualquier rastro de su mano derecha, misma que deliberadamente le había ocultado el posible regreso de un enemigo peligroso.
— No tienes derecho de exigirle nada Red—el líder no hizo ademán de entenderla. Estaba enfadado, no lo ocultaría, pero un buen líder nunca se caracterizaba por despotricar los errores ajenos, menos si se trataba de sus amigos.
Pink mantenía la cabeza agachada y el rostro escondido entre una capucha color ocre, a pesar de sus palabras fuertes y protectoras con el otro caballero, la culpa la obligaba a esconder su mirada después de ser cómplice de un acto como ese.
— Green no está en buen estado, está herido—diserto dejando de mirar al vacío y caminando hacia ella con decisión— tú también lo estas—afirmó sin afán de dejarla fuera del tema. Pink bajo más el rostro a medida que Red se le acercaba—Actúas como si debieras estar avergonzada por lo que paso, no obstante, ustedes no tienen la culpa de nada—Red puso una mano en su hombro y su voz de inmediato se volvió más suave.
El enfado inicial por haber permitido que Green se marchara paso rápidamente cuando ella expuso el motivo de su decisión. Pink tampoco tuvo un camino fácil, ella estaba destinada a la grandeza, o al menos eso fue lo que los extranjeros que gobernaban las tierras bajas le hicieron creer. Todos ellos llenándole la cabeza con ideas de conquista y gloria en guerra, cuando sus habilidades distaban mucho de una peleadora para luego, simplemente, ser relegada y enredada con un sujeto que a todos había traicionado.
— ¡Lo estoy!—ella levantó la voz en el solitario arco hacia la salida— Me avergüenzo de no haber sido lo suficientemente fuerte para enfrentarlo en su momento—alegó frunciendo la nariz y las cejas, odiándose un poco al recordar como terminó su relación con el príncipe—Pero esto no se trata de mí y tampoco de ti, no es de tu incumbencia lo que Green necesite para salir adelante—Red nunca la soltó, sonrió débilmente y luego suspiro, dejándola libre para darle la espalda nuevamente.
— No sé si sea de mi incumbencia lo que Green pretende al buscarlo, pero lo que ese hombre haga, si lo es— una imagen se clavó en su mente al hablar de él. Su primera derrota, la que pensó que provenía de un amigo y que solo fue empañada por las órdenes de "su príncipe"—Además—volvió a enfocarse mirando al camino—A mí me importa lo que suceda con Green, contigo, ustedes son para mí...—Red dejo sus labios separados, sin embargo, se cerraron despacio después de un momento, dejando su idea inconclusa—Pink, no quiero perderlos—Red levantó su mochila de viaje, revisando una última vez la empuñadura de su espada— ¿Vendrás conmigo?— preguntó.
— No hace falta que preguntes—confirmó la otra chica y al igual que Red, verifico su cinturón lleno de sacos pequeños, todos contenedores de hechizos— de todos modos terminaría yendo a protegerlo, siempre tomando decisiones tan idiotas...—Divago colocándose a su lado.
— De acuerdo—Le sonrió a pesar de lo apesadumbrada que aún lucia. Conocía bien el conflicto que tenía con los hombres de las tierras bajas, pero estaba seguro de que pronto se recuperaría, y de no ser así, él mismo se encargaría de eso después. Sin embargo, en ese momento, su único objetivo era encontrar a Green, asegurarse de su bienestar y protegerlo hasta que entendiera una verdad definitiva, él ya no pertenecía más a White, su lugar era en Colors White, con Pink, con Iris y con él.
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