Hace mucho tiempo, Pink, el tercer miembro de su equipo, aspiraba a convertirse en la líder de la tribu Mustard, un pueblo poderoso repleto de "espadas" y lugar de nacimiento. Ella era la hija de Brown, un líder guerrero que gano el título por medio de combate y sangre, un hombre corpulento, rápido y sumamente preciso. Su madre, no la conocía, Brown no era el tipo de sujeto que se quedaba con una sola persona y ella bueno, al parecer no tuvo interés en conocerla, no era algo tan importante de donde venía, después de todo, los niños debían crecer con rapidez.
Desde su infancia recorrió caminos peligrosos, pruebas bastas y se inclinó a entrenar en solitario, principalmente porque era rechazada en las peleas de sus congéneres, especialmente los varones. Tuvo una maestra a la cual aprecio y de la que tuvo que distanciarse con tal de ganar algo de respeto entre su gente.
Pese a eso, nunca obtuvo la simpatía de los demás, para todos ellos, su modo de pelea era... denigrante, un mago jamás sería bien visto donde la fuerza bruta era aclamada y celebrada, o al menos, eso fue lo que creyó hasta que lo conoció a él...
Un peculiar amigo se presentó desde la tierra flotante, no era particularmente hablador, pero le proveía de libros de magia y herramientas interesantes para usar en sus encuentros. De vez en cuando revelaba una sonrisa y se decía satisfecho de haber encontrado una buena estudiante.
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— Tú no deberías pelear—El hombre de armadura y capa brillante le dijo luego de verla luchar y ganar contra un gran bestia.
— ¿Ah no?—Pink estaba enojada, nunca tuvo un carácter demasiado ameno de todos modos y lo demostró arrojando el cuerpo de la criatura a sus pies.
— No—Él no desvaneció su sonrisa y tampoco se inmutó por la criatura salvajemente colocada enfrente suyo. Estaba seguro de lo que decía aunque no por eso buscaba el enfado de la chica, por lo que, desviando el enfado creciente, se inclinó para extraer el veneno de un escorpión que casi tenía su tamaño.
— ¿Y por qué no debería? ¿Me crees inferior? ¿Crees que no lo merezco?— El invitado le regreso su atención, mostrando no solo una sonrisa suave, sino su impecable fila de dientes aperlados, casi riendo.
— En realidad, si eres inferior a mí—Dijo con gracia y burla pero cuidando de no reír, pese a lo divertido que lucia con la expresión de Pink.
— Tú, miserable cretino—Ella intentó avanzar amenazante, levantando un arma medio oxidada que tenía para defenderse Él retrocedió, levantando sus manos hasta los hombros en señal de que no pensaba pelear.
— Lo siento, me expresé mal de ti—inclinó su cabeza, disculpándose—No me malentiendas—pidió— lo digo porque reconozco en ti algo especial, puedo verlo en tus ojos, en tus manos, tú no debías luchar, no tienes el talento para ello—Pink nunca bajo su espada, pero sus ojos reflejaron el impacto de un duro golpe.
— Yo he aprendió, aunque no me enseñan, he ganado y he conseguido más que todos aquí, ¡Me has visto protegerte de las bestias!—su voz, aunque se elevó para darse valor, empezó a disminuir su volumen.
Lo que su invitado de la tierra flotante había dicho, era cierto, nunca fue la más capacitada ni dotada de talento para lo que deseaba, siempre requería de horas adicionales entrenando y justo como en ese momento, hechizos de un hombre extranjero para poder ganar sus batallas.
— No te miento—dijo sin dolo—en nuestros encuentros te has mostrado eficaz y buena, pero te desperdicias—siguió—Tu talento, por más que lo intentes, no lo encontraras en la pelea, sino en la magia—él desplegó su capa y bajo ella un saco con múltiples frascos llenos de hechizos.
Paso poco tiempo después de eso, para que Pink se convirtiera en una gran maga ofensiva. Muchos la habían detestado por su peculiar estilo de batalla, tan parecido al de los extranjeros, pero era claro que no la podían derrotar, y, en una tierra donde la fuerza lo era todo, Pink había logrado convertirse en un pilar de los Tardmus, lo suficientemente buena para ganarse el título de "sucesora" un equivalente a los príncipes del reino flotante y tocar con sus propias manos el puesto que tanto anhelaba, sin embargo, un día sin ningún aviso, el Rey de Negro hizo una alianza con su gente, un matrimonio que no podrían rechazar.
*****
— Pink—Red estaba frente a ella, ofreciéndole una mano para avanzar juntos en medio de la tormenta que se había soltado sobre ellos, pronto deberían encontrar un lugar donde refugiarse, la escalinata era demasiado peligrosa y las criaturas empezarían a moverse también.
Ella tomó su mano, caminando apoyados uno en el otro hasta llegar a un conjunto de rocas que los mantendría a salvo hasta que el amanecer llegara. Pink entonces recordó, como años atrás jamás hubiera tomado la mano de un extraño, mucho menos hubiera aceptado ayuda, pero allí estaba, dejando que la cálida mano de
Red le ayudará a seguir el camino. Definitivamente, Green y Red, era lo último que le quedaba por conservar...
Esa misma noche, cuando Pink logro conciliar el sueño recargada entre arbustos y rocas, Red acaricio su cabello muy suavemente. No envidiaba su habilidad para dormir en cualquier terreno, pues le indicaba la falta de un lugar seguro por más tiempo del que quisiera conocer. La dejó estar, pensando en ella y la amistad que mantenía con Green, una aparentemente silente, pero bastante profunda, una que la hacía ser sumamente protectora. Podría decirse que eran un poco más unidos entre ellos que con él. Pink protegía a Green al borde del autosacrificio y Green, pese a que nunca reconoció las órdenes de nadie más después de la ausencia de su amo, solía ceder a sus peticiones. Siempre imagino que "tenían algo" y en sus fantasías de un mejor futuro los imaginaba juntos, tal como la gente del pueblo lo imaginaba a él con la reina, sin embargo... Cuando todo termino con el Rey de Negro, ninguno dio el paso, ni Green con Pink, ni él con Iris. Se preguntó si necesitaban un empujón, algo que los ayudara a iniciar una nueva y más tranquila vida todos juntos...pero no se atrevió a hacer nada...
"Mmm..." Un quejido de Pink, se removía en su hombro, ambos sentados, ella dormida todavía. Red se concentró otra vez en ella pensando en la quebrada relación con sus orígenes y termino pensando en él mismo, no era mucho mejor que ella, era el hijo de un hombre que apenas recordaba y una mujer aterradoramente fuerte. Tuvo mucha suerte de que el caballero Gray, el padre de Green, lo acogiera en su hogar y le diera lo más parecido a una cálida familia.
Todavía recordaba lo destrozado que estaba Gray luego de que el príncipe se llevara a Green de su lado, nunca lo comprendió, tampoco quizo aceptarlo, pero él no pensaba recorrer ese mismo destino y permitir que se llevaran a cualquier de sus amigos y si necesitaba luchar o perder parte de sus virtudes para proteger a los suyos, sin duda alguna, él lo haría.
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