—Red— Una mano en su hombro que despejo el rocio de la neblina. Pink yacia a su lado, con la mirada seria y el temple de un guerrero atento a futuros ataques — La neblina se esta espesando— No eran el mismo grupo que salio de Colors Write hace seis años, ahora reconocian la diferencia entre el clima problemático y el uso de la magia para intensificarla.
El tiempo transcurrio lento, la vista no se despejaba y el sol no hacía ademán de querer presentarse aquel día. Tierras bajas se hayaba bajo el enorme territorio flotante de Colors Write y no es como si el sol no llegara hasta ellos, sin embargo, días como ese, el paisaje nublado parecía no llegar a su fin.
"¿Sabías que el clima de tierras bajas puede permanecer así por semanas?"
Un pensamiento llego a la cabeza de Pink, proveniente de su antiguo prometido y Green, seguramente estaba en la misma situación, pero con la diferencia radical de que el no estaria apesadumbrado con la idea de toparselo, sino que...estaría feliz.
—Apresuremonos— Red dijo mientras su rostro, habitualmente optimista y alegre se ensombrecia conforme los minutos pasaban.
Al mismo tiempo, en lo que parecía ser el final de la neblina, Green atravesaba las enredaderas y arbustos ya crecidos en el medio del camino. No usaba ningun tipo de magía para avanzar, su condición le permitia una resistencia superior al promedio, pero, aún con eso, las ramas empezaban a rozar su rostro y el sudor a recorrer su frente.
Nada de eso lo detuvo, acelero el paso sacando su espada para atravesar el camino hasta la salida de ese tunel de niebla y maleza, ignorando y tratando de callar las sensaciones de Red en su cuerpo que amenazaban con frenarlo.
—Dejame avanzar— Le dijo a sus piernas cuando una de ellas se detuvo, obedeciendo los deseos de su segundo portador —¡Dejame ir!— Grito casi desespardo por moverse, estaba a nada de salir, el estupor de años se desanecia como la niebla a su alrededor — Por favor...—rogó presionando el mango de su espada enterrada en el suelo y en respuesta a su llamado, la calidez que era frecuente cuando los sentimientos de Red lo embargaban una sensación de frescura se extendio desde el centro de su pecho hasta la punta de sus dedos, dejandolo avanzar.
En ese momento, sus su boca se quedo abrieta y sus ojos se agrandaron mirando la luz al final del camino, después de eso, ni siquiera guardo su espada, avanzo corriendo hasta el final, él estaba allí, lo había llamado y esperaba por él.
Un camino completamente diferente se descubrio ante sus ojos al llegar, la neblina no estaba, el sol palpitaba con tanta animosidad que el rocio brillaba en las hojas de las plantas y arboles, ese camino a los territorios de la gente extranjera, ahora abandonado por los conflictos pasados, lucia encantado, resplandeciente y extremadamente silencioso. Pero la imagen deslumbrante de la naturaleza a su alrededor, todo el verde lleno de vida, solo reslataba la persona sentada a la sombra de un arbol frondoso. La unica que no encajaba y la misma que controlaba todo el clima de su entorno.
—White...—
En el mundo había tres pilares que dominaban la vida diaria de los hombres; Las espadas, los escudos, y los magos. Desde el inicio de la era del hombre, todo se regia por esas fuerzas, incluso en tierras bajas donde la magia escaseaba, las personas aspiraban a poder controlarlas sin embargo, pocos lograban convertirse en alguno de ellos, menos aún podían aspirar a un ejemplar puro. Solo un grupo de personas, los de sangre real, era capaces de llegar a tal punto, empezando con los miembros directos de los reyes en Colors Write, todos ellos descendientes de siglos destinados a gobernar la tierra flotante.
A su vez, esta misma familia pulia a los guerreros y defensores de su reino, purificandolos y elevandolos a un nivel por encima de cualquier guerrero. Estos devotos sirvientes, después de ser seleccionados, obtenian el estatus de nobleza con la riquza que eso conyebaba y una autoridad que solo era rebasada por el rey o reina.
A cambio...solo debían realizar un contrato de lealtad.
— ¿Puedes ver algo?— Pink preguntó, obserbando la neblina dividrse delante de llos.
Red se levanto en el lomo de la bestía, precionando la espada encantada que servia como simbolo de su propio contrato con la reina.
— ¡Despeja esto Pink!— Le pidió, faltaba demasiado poco para llegar al final de la escalinata y podía percibirlo, el rojo de su espada se intensificaba y el calor empezaba a elevarse, alguién fuerte estaba detrás de esa neblina.
*****
—White— Green no vacilo, deseaba tanto que fuera verdad, que esa pequeña gota de esperanza fuera verdad que ni siquiera se dio cuenta cuando avanzo hacia él.
El hombre delante suyo puso una mano en su rodilla, apoyandose para levantarse de donde yacia placidamente descansando. El cabello aperlado cayo de sus hombros igual que su flequillo largo por el pasar del tiempo. Ya no portaba la orgullosa armadura con la imagen de la realeza, tampoco las armas de antaño, ni los aretes dorados. Sus prendas; un pantalon amplio al igual que su camisa de mangas largas y anchas. Todas pulcras y de un blanco que segaria por su pureza.
—Aún me llamas por mi nombre, eso es bueno— Green escucho su voz y todo su cuerpo, desde su estomago hasta su corazon dieron un vuelco completo. Él estaba allí, frente a él, como si los largos años de ausencia no hubieran pasado jamas— No estas en tu mejor forma—Una chispa de amor incondicional brillo en los ojos del hombre, pero Green entonces se obligo a despertar.
White...no, el principe, no olvidaría su traición, él había elegido seguir en su locura al rey de negro e incluso intento acabar con ellos y con su propia hermana. Nunca fue sincero, ni en sus momentos más cercanos pudo llegar a sentir sus emociones.
—Principe White— Green intento corregirse, avanzando más hacia él, recobrando la compostura perdida con tanta facilidad para perderela cuando una fuerte sensación de vacio se instalo en su estomago, algo similar al miedo, al...odio, lo detuvo de lleno en su lugar.
—Green, debes saber algo, por eso te he llamado — Afirmó el hombre caminando hacia él— Escucha atento y haz lo que te digo, la tierra flotante esta por...—Su voz serna, indiferente y firme se vieron interrumpidas por el escudo
—No vine a escuhar eso— White detuvo su andar y su discurso, la voz de Green, a pesar de sus deseos, se revelaba...
—...Green...—Un suspiro lleno de decepción se escucho salir de sus labios antes de retornar su andar hasta estar frente a él, acercando su mano con lentitud a su rostro para tocarlo, pero absteniendose de hacerlo luego de percibir una magía peculiar a su alrededor. En ese instante, sus manos cambiaron el curso de su mejilla a su cuello desabrochando los botones de su camisa — ¿Cómo fue que sucedió esto? — Sus ojos se afilaron y sus labios se tensaron, un destello de oscura crueldad recorrio su rostro brillante y atractivo despojandolo de la belleza que había mostrado hasta el momento.
Dejabo de la armadura de tela y cota de malla, un linea roja se revelaba con presunción en su piel clara. Una marca apocrifa que más bien lucia como una herida que no terminaba de cicatrizar. El principe podía sentir la magía venenosa en toda ella, rastreandola con su mano hasta encontrar el origen en su pecho, enredada alrededor de su corazón con fuerza casi brutal.
— Fue la espada ¿verdad?— Su voz de siluyo cuando un fuerte veinto soplo de entre la neblina tras ellos y el ruido de un aleteo gigante junto con el rugir de un Rock se abrieron paso hasta estar por encima de sus cabezas.
Entonces desendiendo de un salto desde el cielo se presento a ente ellos, lanzado un ataque que obligo al principe a tomar distancia de un solo salto. Red estaba enojado y con un aura que incluso podía verse a su alrededor...
—Si fui yo el que hizo esa marca—Red levanto su espada apuntandola a él — Ya no tiene nada que vercontigo—
Green no lo escucho, creyo tener más tiempo, la marca que lo había estado llamando a gritos se había quedado en silencio desde que se encontro con el principe pero, justo en ese momento, el fuego que corria por la sangre de Red empezaba a consumirlo a él también. Puso una mano sobre su corazón, el contrato desataba su magia como raices abrasivas, extendiendose por su carne y huesos.
Red no era el caballero más fuerte de Colors Write por suerte, y si en algun punto de su antiguo viaje fue ingenuo o compasivo, en ese momento no lo demostraba, la precipitación de su encuentro hizo que Green girara su rostro para ver a la la mandoble de Red levantarse de nuevo, lista para devastar el terreno delante.
White dio un paso atras, afirmandose en la tierra y atrayendo hacia sí toda la neblina que había quedado despejada minutos atrás.
—No sucedera otra vez— Red lanzó un ataqué mientras Pink arrojaba a Green del camino.
Hace mucho tiempo, la última vez que se encontraron, White se alzaba sobre los tres, de pie sobre una roca flotante mientras las raices de los arboles y la tierra intentaba devorarlos, Pink había dejado ayudarse a si misma con tal de proteger a sus amigos, Red luchaba desesperado por incinerar cada raiz, roca y obstaculo en su camino, pero Green, él podía sentir los apenas efimeros toques de magia que tocaban el rostro del principe sin hacer nada.
Las llamas que Red le lanzaba en cada corte pasaban a él. White no se movia de su lugar ni un poco, imperturbable y frio hasta el último segundo, demostrandoles lo inutil que eran ante él...si en ese momento...el rey no lo hubiera traicionado...
—¿Cuánta magia te cedio Iris?—White dio un paso liviano hacia atrás, alejandose de Green y olvidando aparentemente su atención hacia él. Red no tardo en posarse delante suyo, con la mirada intensa y la prescencia de una criatura enfadada.
El principe, tal como la princesa y el rey eran magos "especiales" amados por el centro de la tierra y aunque eran diferentes en demasía, todos tenían la misma escencia, siendo capaces de traspasarla a voluntad.
—Eso no te icumbe— La voz adquirio un timbre desconocido hasta ese momento, lleno de osadia y...una voluntad abrumadora. Aún así, White no retrocedio.
—Red— White bajo las manos, sin afan de pelear, pero el caballero dio un paso adelante, quemando el pasto bajos sus pies y desmoronando las ramas y raices que empezaban a rodearlos—Yo no vengo a pelear contigo—Aclaro tratando inutilmente de calmar la animosidad de su adversario.
—Debiste pensarlo antes de poner tus manos sobre él— Ante los ojos de Green, quien se liberaba del agarre de Pink, la espada de Red brillo una intencidad que cegaba, no podía ver sus ojos, ni su expresión, pero le bastaba con observar su espalda y el peso de sus pasos para saber que Red iba a atacarlo con la misma ferocidad con la que asesino al Rey negro.
—Green— Pink se apresuro a tocar su piel, revisando superficialmente las quemaduras que tenía— ¡Estas bien!— el alivio en su rostro no pudo estar más marcado, pero en cuanto comprobo su estado, regreso su atención al combate de adelante, y no lo admitiria a esas alturas de la vida, pero el rostro de ese hombre era algo que nunca quiso volver a ver.
—¿Poner mis manos sobre él?—White preguntó desviando su mirada al otro miembro de su equipo, su antigua prometida, quien siempre mantuvo su cuerpo en una forma casi salvaje, ahora estaba delgada y más palida de lo que su piel debía permitirle— Yo no soy el que los mantiene en ese estado tan deplorable—Green se libero del agarre de Pink, solo para descubrir como de entre la neblina, varias sombras empezaban a formarse y con ellas flechas salieron en su dirección.
—Tenemos que irnos....ya!—Exigio Pink a Red, quien apenas pudo detener sus pasos para regresarle un gesto de aprobación.
Todo sucedió con velocidad y descontrol. Un flecha lanzada hacia ellos seguida de otras cientos, todas apenas bloqueadas por la magía de Pink. Ella apreto sus dientes, ¿Cómo no lo espraron? Siendo White su enemigo ¿Cómo no esperaron un ataque a traición?.
—Volvere por ti White— Una última advertencia de parte de Red, quien regreso de un salto a sus camaradas para luego desaparecer en una pequeña explosión.
Todo que en silencio unos segundos hasta que una voz profunda emergio de entre la neblina.
—¡Estos malditos extranjeros!— Hablo saliendo de su escondite y sacudiendose la espesura del rocio. Pink había camuflado su escape a los acantilados — Siempre tan escurridizos— Un hombre se presentaba cruzando la neblina y colocandose a un lado del principe. Era moreno, de rasgos fuertes, ojos indociles y boca desdeñosa —Nunca mencionaste que el chico te odiara principe — el arquero alejo con su brazo los restos de vapor, no estaba enojado, tampoco decepcionado, incluso una sonrisa adornaba sus dientes afilados.
White, en cambio hizo una mueca de fastidio al escucharlo, discipando de un movimiento el resto de neblina que los rodeaba.
No espero eso, ambos estaban demacrados, Pink, pese a lo poco que pudo observarla, tenía los ojos cansados, ojeras pobremente disimuladas bajo ellos bronceada y Green, en cuanto se encontraron pudo sentir su magia, la que alguna vez fue fresca y tranquilizante, se sintio fria y esteril. Esperaba eso, Green lo vio morir, el peso de su ausencia provocaria la fragilidad de su vinculo, pero que tan pronto se acercara, otra marca estuviera sobre la suya, ardiendo con violencia para alejarlo...eso...
—No es algo que te incumba Range—El hombre se alejo, con la prudencia de un guerrero ante la ira de un rey traicionado.
¿Qué es lo que había pasado en su ausencia? ¿Iris, Pink...Green? ¿Qué fue lo que hizo ese niño con ellos?
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