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—Ey ¿Sigues conmigo?—Range prácticamente respiraba en su cara, Green levanto la mano para empujar su rostro lenta pero firmemente lejos de él.
—Dije que contestaría todas tus preguntas si me llevabas con él—dijo sin reparo en la actitud contraria. Range sonrió ante su afirmativa.
—Y eso haré—fue algo inesperado, su soez actitud adornada entre movimientos incómodos y arrogantes se tornó un poco más seria, interesada, tal vez demasiado. Green no entendió en un principio, sin embargo, luego de seguirlo hasta su habitación y luego de verlo quitarse las pocas pieles que lo vestían, entendió por qué estaba tan interesado, miro sus brazos y pecho desnudos, las marcas ocultas en tintura permanente y en figuras aparéntente planeadas, todas esas... eran cicatrices.
—¿Qué es lo que quieres saber?—el hombre se burló ante su estoicismo.
—Quiero saber todo lo que pueda de White— presumió la cicatriz más grande que reposaba en su abdomen, la única que no estaba cubierta por tatuajes.
—¿Por qué?—preguntó Green, resignado a seguirle el juego.
—¿No lo adivinas?—se rió negando con la cabeza—quiero saber todo lo que necesite saber sobre él—los labios de Green se separaron y su rostro sereno cambio por completo al ver una marca en su espalda, una demasiado similar a la suya— por que soy su nuevo guardián—
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Pink suspiraba cansada y fastidiada por su actitud, Red insistía en buscar a Green lo antes posible, no le importaba lo que le decía para detenerlo.
—¿No estás escuchando?, él no es nuestro enemigo, no de momento—Red camino por los pasillos buscando la habitación asignada a su amigo, sin ningún resultado.
—No estoy buscando a White, quiero ver a Green—corrigió sin dejar de caminar.
Pink le había explicado, todo el mundo de abajo sabía que la tierra caía, por supuesto, era mucho más fácil notar que algo cae si corres el riesgo de que te aplaste, pero, demasiado oportunamente, White había llegado a salvar el día junto con el líder de la gente de Mustard, una alianza para frenar la caída del reino, que casualmente lo beneficiaba al punto de que solo la aceptarían si él tomaba la corona.
— Él quiere verlo antes de regresar con nosotros— negó lentamente, reprobando su actitud, sin embargo, sus ojos se notaban distantes y sus hombros tensos, Green quería encontrarse con él primero, se lo había pedido, sin embargo, mentir a Red...no estaba segura de querer hacerlo, mucho menos cuando simpatizaba con sus razones.
—¿Verlo?— Red, pese a su alegría inicial por verla a salvo, se giró hacía ella —Pink, por favor, no me traten como si no supiera nada, es por eso mismo que...!— le gritó mirándola a los ojos. Ella no dijo nada, levanto el rostro únicamente para permanecer muda frente a él— White nunca ha sido bueno para él ni para nadie— Sus palabras pesaron en sus hombros, tanto que cayeron hacia abajo, cansado del silencio de sus camaradas. Él quería esperar, entender, pero, gracias a esa misma paciencia, en ese momento estaban donde estaban, sin resultados, sin tranquilidad y lo peor de todo, con un enemigo fingiendo ser lo contrario.
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—¿Por qué no puedes escuchar razones Range?—La voz parsimoniosa ocultaba elegantemente el descontento en sus palabras. White avanzó a la habitación del hombre de Mustard, sin embargo, al entrar, su atención se desvió por completo a un invitado inesperado.
Green estaba en la habitación, con la cabeza agachada y las manos juntas, aparentemente distante a cualquier cosa a su alrededor.
—¿Por qué estás aquí?—Green preguntó por primera llamándolo sin ningún honorífico. El príncipe, que recién llegaba con Blue detrás de él, levanto una mano para que todos a su alrededor guardaran ante su falta de respeto. Fue entonces que se provocó un momento lento, desagradable. White respiro lento, como si buscara paciencia para entablar conversación con él.
—¿Es lo que realmente quieres preguntar?— Su voz fue más sombría, dura, no era la desinteresada y formal que usaba con los demás.
Green estuvo a punto de bajar la mirada como cuando era un sirviente, pero la levanto, parándose y dando un paso adelante hacía él.
—... Green...—Su nombre pronunciado con tanto... cansancio—Si no tienes nada que decir...—White estuvo a punto de pasar a su lado.
Fue entonces que Green movió su cuerpo sin permitírselo, con pasos apresurados, enfadados. Se aproximó con fuerza y una decisión errática sujetándolo del brazo. White, sin embargo, no hizo nada, permitió que se expresara, no se defendió ni siquiera cuando lo sujeto por el cuello de su camisa.
Fue un movimiento brusco acompañado de un silencio aplastante. Range, quien había estado observado paciente se levantó para interponerse observando como el chico que pensó demasiado lento y taciturno, estaba sujetando al otro hombre por el cuello y la muñeca, sin duda alguna, a punto de besarlo.
White no se molestó en ver a Range o Blue, estaba demasiado pendiente de su otro invitado, silencioso, paciente, esperando el siguiente movimiento, pero... simplemente no paso nada.
Green bajo el rostro y lo soltó despacio, dejando caer sus manos sobre la tela, podía sentir en su propio cuerpo un ligero moretón en la muñeca empezando a formarse, una marca que él mismo se había provocado, sin embargo, eso no era nada, no en comparación a como se sentía realmente... todo eso fue tan... patético.
—Ah...—Un suspiró largo y tendido, Green dio un paso para atrás y luego otro con más velocidad. White se acomodó su ropa, deslizando su mano para deshacer las arrugas provocadas por el altercado. Green apretó su puño y no volvió a levantar la mirada, sabiendo lo que venía —Pensé que esta vez si tendrías el valor—
Range se acercó nada más al escucharlo, para alejarlo por las represalias, no obstante, Green se giró antes, empezando a caminar hacia la salida con la vista fija al suelo.
—Ya le dije todo lo que necesita saber— Green dijo antes de marcharse refiriéndose a Range —Que tu guardián no vuelva a molestarme—Fue una advertencia, la solemnidad en su voz y su intención se lo indicaban. White no sonrió, tampoco dijo nada, se negaba a contestar tales palabras.
Así, tan pronto como inicio, el encuentro termino.
—... eso fue muy duro— Range dijo sin dejar de ver por donde se había marchado el escudo.
—Él siempre ha sido bastante hosco, no lo tomes personal— Observó White sin molestarse en explicar los acontecimientos.
—No me referia a él—Range, recien regreso su atención al principe, lo había visto marcharse, ni siquiera cuando recibio el daño del chico rubio se vio tan afectado—...fuiste muy duro con él...—White lo miró, atentó por primera vez —Ese escudo esta más dañado de lo que piensas—
—Él siempre ha sido bastante hosco, no lo tomes personal— observó White sin molestarse en explicar los acontecimientos.
—No me refería a él—Range recién regreso su atención al príncipe, ni siquiera cuando recibió el daño del chico rubio se vio afectado, pero ante las palabras de White—... fuiste muy duro con él...—White lo miró, atentó por primera vez —Ese escudo está más dañado de lo que piensas—
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No se dio cuenta de cómo sus pasos lo llevaron tan lejos, al salir de su cuarto no se atrevió a ver su rostro otra vez, camino sin dirección y sin sentido, cerrando sus dientes con fuerza al ver que no lograba ni siquiera volver a su habitación, quiso golpear los muros a su alrededor, apagar todas las luces que estaban alrededor iluminando su camino, pero... ¿Qué lograría con eso? Todo lo que los demás siempre le dijeron... a lo que se aferró por tanto tiempo.
—¡¿Green?!—Había parado su andar solo un momento... tal vez un poco más, sinceramente no se dio cuenta de cuanto, pero ellos estaban allí. Su brazo era tomado por Pink y su mejilla por Red.
Paso saliva al verlos y abrió su boca un poco después, queriendo decir cualquier cosa, sin embargo, no tuvo que hacerlo. Pink lo abrazo fuertemente, aferrando sus brazos alrededor de su cuello y empujando su cabeza al hueco de su hombro. Enredo su mano entre su cabello y la otra apretaba su espalda.
—Lo siento—dijo ella bajando la voz, con sus labios temblando —Sé que tenías que hacerlo...pero —apretó con más fuerza— pero lo siento, lo siento mucho Green—él dio un suspiró, sintiendo como respiraba por primera vez hasta ese momento.
Red no dijo nada, cerro los ojos con fuerza y apretó su puño hasta dejar sus dedos de color blanco, bastaba solo un encuentro, un insignificante minuto para que White lo derrumbara hasta ese punto, siempre era así, cada que el príncipe hacía algo, él sufría todas las consecuencias.
—Cuida de él...—alcanzó a pronunciar. Él era un héroe, el caballero de Colors Write, se suponía que era noble, desinteresado y de un corazón puro, por eso la espada que portaba lo había elegido sobre cientos pero... en ese momento...
—Espera—la voz profunda, una mano enredándose en la suya. Green no había soltado a Pink, pero, se había girado para alcanzarlo.
—Green, por favor— pidió bajo, sin girarse a verlo, no lo soportaba más.
—No... no debes—Pink intento apoyar a Green, conflictuada y taciturna, ella estaba tan entristecida al verlo, en cambio, Red, él ni siquiera podía hablar sin enfadarse.
—¡¿No debo qué Pink?!— Red jalo su brazo, soltándose del agarre de Green, gritándoles por primera vez en años — ¿No debo cumplir mi deber? ¡¡No debo de enfadarme después de esto!!—Sintió el fuego encender su espada al girarse y ver a los dos atónitos a sus palabras.
Green entonces dio un paso al medio poniéndose delante de su amiga, podía sentir como la tristeza que sentía era opacada por una fuerte presión en su pecho, por un calor desagradable que inundaba sus entrañas y tensaba su cuerpo... solo una vez sintió ese... rencor y hace años que había terminado con esa batalla.
—Tienes que calmarte— Green se acercó mostrándole una mano lentamente, boca arriba, como si le mostrara a un animal salvaje que no era una amenaza. Red observó a sus amigos, sus ojos empequeñecidos y lagrimosos.
—Yo... lo siento— se disculpó bajando la voz y agachando su cabeza.
—No, soy yo quien lo siente—Pink paso a lado de ambos a paso rápido, deteniéndose un momento —Green, Red, regresaré al anochecer—ella dijo sin girar.
—Entiendo... gracias por todo— le contestó Green con pesadez, Red entonces quiso seguirla cuando emprendió el paso hacía la última zona que les faltaba por recorrer, pero Green volvió entonces a sujetarlo del brazo, pero no era un agarre hostil ni demandante, sus hombros estaban caídos y su mirada cansada — Quédate —pidió.
—Pero ella ira con White—
—Sabe lo que hace — le reprendió sin soltarle y bajo su mirada para tomar un suspiró dejando que los pasos de Pink desaparecieran por el pasillo y otros más empezaran a acercarse a la solitaria zona —¿Me acompañarías a hablar? —Sonrió débilmente y Red bajo sus hombros, resignado, Green casi nunca sonreía y el que lo hiciera en ese contexto... solo para calmarlo...
—Sí—acepto asintiendo levemente, empezando a seguirlo, pero dando un último vistazo al lugar donde Pink se había ido... White, el príncipe White, él jamás sería bienvenido en su reino.
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