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Había conoció a Iris, la supuesta chica a la que debería servir, una niña dulce, juguetona y... Extraña.
—Ven— ella había tomado su mano, jalándolo y corriendo por el camino privado del castillo, ese que conducía a la montaña, aún era muy pequeña, pero algo raro tenía, hablaba con moderada fluidez y conocía bien cada camino que tomaba, era totalmente distinta al rey, tan despreocupada de todo y todos—¡Mira! —Iris, a pesar de poder conversar adecuadamente, no decía mucho, se la pasaba principalmente correteando en el castillo, en los jardines y en la montaña, solo le hablaba para aquello que le interesaba únicamente a ella, ignorando cualquier otra interacción. Green supuso era algo normal, no es como si conociera a muchos otros niños para comprobarlo.
—¿Qué cosa?—Green intentó ver que era lo que la niña tenía en sus manos, sin embargo, en cuanto abrió sus palmas, se apresuró a dar un manotazo a su contenido — ¡Princesa! ¡No puede tocar eso!— Le dijo sacudiendo su propia mano por el dolor recibido. Su entrenamiento para protegerla había iniciado poco antes y ella era... bastante, bastante descuidada.
Cuando su padre lo presentó, prácticamente lo había obsequiado y vendido como un escudo que le quitaría todo el dolor que le impedía divertirse. La niña, simplemente no desaprovecho la oportunidad, sus ojos brillaron y no tardo en ponerlo a prueba.
Green intentó con todo su esfuerzo resistir los moretones, las rodillas raspadas, el dolor en su garganta cada que tomaba helados en la lluvia o el mareo provocado por un sol incandescente, pero, cada vez, Iris encontraba pasatiempos más peligrosos, como si le hubieran dado una carta blanca para hacer todo lo que antiguamente le era prohibido.
—¡¿Por qué?! —Grito horrorizada la niña de tan solo cinco años, corriendo al insecto levantarlo de nuevo, Green entonces intento sujetarla, absorbiendo otra vez parte de las heridas que se causaba, no obstante, lejos de sentirse "mal", sus manos empezaron a entumecerse—Mira, lo lastimaste—lo acusó la pequeña mirando como en el insecto se formaba un manchón brillante y rojo.
Lo que ella no sabía, es que aquello no era sangre, los bicho-pua se tornaban rojos cuando expulsaban su veneno, cambian de color marrón oscuro a una mezcla de rojo y verde, paralizando a su agresor. En el mejor de los casos adormecía a un ser humano, en el peor, era incluso capaz de causar la muerte.
Green sintió sus rodillas pesadas, débiles, fue entonces que Iris finalmente soltó al insecto cuando la mano de una tercera la sujeto de la muñeca y la sacudió. Era un muchacho de cabello a los hombros, parecido a Iris, pero, indiscutiblemente mayor, evidentemente enojado, eso fue lo único en que pensó Green antes de caer al suelo bajo la mirada impactada del recién llegado.
—¡¿Es que nuca reflexionas lo que haces?!—le gritó a Iris y Green pudo sentir una mano alrededor de sus hombros levantándolo después de caer, era un muchacho mayor que él, seguro, sin embargo, su mirada distaba aún más, era más parecida a la de los adultos, opacada y sombría—Desvanece tu escudo hacia ella, ya absorbiste lo suficiente—le ordenó tranquilo, pero con la suficiente premura para hacer que lo obedeciera.
Iris inmediatamente soltó un gritó cuando su mano empezó a hincharse. Poco después, los paso de más personas se acercaron a ellos, Green cerro los ojos, su peso cambiaba de lugar, alguien lo tenía en brazos.
—¡¿Qué pretendes al ordenarle algo como eso?!—Green escucho un golpe y abrió los ojos otra vez viéndose a sí mismo en los brazos de su padre, el muchacho que lo ayudo estaba con el rostro a un lado y el rey enfrente suyo abrazaba a una niña desconsolada.
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—Él siempre fue considerado conmigo, incluso me acepto bajo su servicio luego de que me relegaran — admito recordando su estancia con él —Aunque ese siempre fue su comportamiento habitual con cualquier persona— Green cerro los ojos, dejándose hundir aún más en su rodilla.
—No lo sabía— dijo Red sin mucho ánimo, Pink hablaba del príncipe como si fuera una peste, Green nunca la contradijo, pero en ese momento, hablaba de él como si fuera otra persona.
—El príncipe me gustaba, y no importó que saliera con otros chicos—reconoció— el nunca dejo de ser mi estándar más alto— en ese momento Red lo miro incrédulo.
—Espera...—se sintió algo desubicado en el tiempo, confundido, ¿Cuándo se supone que Green tuvo tiempo para algo así? — ¿Saliste con más...per...chicos?—por un momento lo paso como desapercibido, pero entonces... eso significaba que White no era un caso especial...
Green se mofó un poco por su expresión.
—Había ocasiones en que salíamos en misiones, él me dejaba un tiempo libre para "conocer el mundo" conocí a un par de personas, nada de importancia —aclaró.
—Entonces...—Red se encontró con un sentimiento que oprimía su pecho, eso quería decir que a Green siempre fue alguien libre?—¿Solo te gustan los varones?— fue el turno de Green de ladear su rostro un poco, desorientado por lo sencillo de la pregunta.
—¿Ah?—Solo hizo una mueca con extrañeza y algo de molestia por la pregunta tan intrusiva.
—¡Lo siento, lo siento! Es solo que tú y Pink, bueno, yo pensé que eran muy cercanos y...—Red bajo el rostro avergonzado por sus palabras.
Green se quedó un momento en silencio, después de todo lo que le dijo, lo que en realidad le sorprendía era una cuestión increíblemente sencilla de entender.
—A veces eres molestamente ingenuo—Green se quejó, aunque debía admitir que se sentía aliviado, no quería sentir su lástima o compasión por su amor no correspondido y tampoco la severidad de su deber en contra de White.
—¿De qué estás hablando? Simplemente, no quería ser entrometido... aunque, no sabía eso de ti—Dijo Red frunciendo el ceño, más pensativo que enojado.
—¿Ah?, ¿No eres entrometido a pesar de que dices cosas como esa?— Red suspiro, se lo imagino en algún punto, Green siempre fue muy renuente a lidiar con temas del príncipe y a pesar de nunca interferir a su favor, jamás dijo una sola palabra en su contra. Además, los rumores en torno a Green y el príncipe, pese a que nunca fueron avivados siempre estuvieron presentes.
Red siguió callado, así que hubo un momento de silencio. Green pensó en el antiguo Red, el chico de 16 que inicio su aventura por proteger Colors Write. Ya había pasado demasiado tiempo, ambos terminaron su formación como caballeros, cambiaron, maduraron. Pero, aunque sus constantes viajes los hicieron más fuertes físicamente, no aliviaba el pesar que con el que tuvieron que lidiar.
Incluso Red, ante sus ojos, tuvo consecuencias. Dejó de ser el héroe ingenuo y de corazón noble para convertirse en un caballero experimentado, capaz de hacer los sacrificios necesarios en pos del bien común, se preguntaba si eso afectaría la percepción tenía de él.
Red, de repente, se recargó en la pared, cerrando los ojos que hasta ese momento derrochaban tensión y preocupación.
—Green—Hablo finalmente, pero su voz, pese a que Green pensó que por fin estaría tranquilo, se tornó completamente serio— Si tenemos que enfrentarlo... ¿De qué lado vas a estar? —
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