Por más memoria que hacía para averiguar cómo es que terminaron así las cosas, su mente no le daba muchas pistas. Era una de las tantas absurdas desventajas de ser OMEGA. Cuando entraba en celo y su lívido nublaba su conciencia. Exactamente en ese mismo instante donde desea a morir ser penetrado, follado y preñado por quien sea. Su memoria se bloquea, doblegando su voluntad para que su cuerpo se deje manejar por los instintos y entregarse por completo a ellos. Entregarse por completo a ser tratado con violencia y aceptar el destino escrito en su genética. Odiaba ser OMEGA.
Pero el lamentarse por algo que ya no tiene más que el remedio médico, no venía al caso. Tenia que recordar el por qué terminó en la cama de Owen Willson.
La mirada escéptica de esos ojos grises, que acentuaban el atractivo rostro de ese bastardo, parecía no estar muy conformes con la respuesta que lanzó a la interrogante de su nombre.
¡Obviamente era mentira!
"¿King Jade?" Owen le miro incrédulo.
"Si...¿a-algún problema?"
"En lo absoluto" dijo con voz pausada, melosa. Su mirada se relajó en un pestañeo para sorpresa de Evan "Me parece muy adecuado para tan magnifica persona."
No había notado King que su mano estaba siendo besada por un Owen desconcertante. ¿En serio lo creyó?.
"Gra-gracias...ahora debo retirarme." buscaba a tientas tras de él el picaporte. Debía salir de allí antes que él mismo se saboteara en la mentira.
"¿Por qué la prisa?" la mano de Owen se escurría por su cadera. "¿No te gustaría que siguiéramos lo de hace un momento?"
"En serio. Debo irme." podía sentir el aliento caliente de Owen en su cuello nuevamente.
Su cuerpo le gustaba ser tratado tan ferviente. Poco a poco caía bajo el hechizo de ese aroma tan embriagante. Sus mejillas ya estaban de nuevo rojas y sus pupilas dilatadas bajo la mirada de un ALFA que le cautivaba no solo con sus feromonas, sino con todo su atractivo. Tenía buen cuerpo, una mirada de ojos grises penetrantes y ese cabello castaño perfecto. ¿Por qué era malditamente sexy?.
Intentaba con todas sus fuerzas mantener el control, lo cual era muy difícil, casi imposible. Si se quedaba un minuto más allí corría el riesgo en ser arrastrado a una situación demasiado peligrosa. Tenía que regresar rápido a su departamento, inyectarse el anticonceptivo de emergencia y olvidar toda aquella locura de una noche. Pero por más que se resistía, más su cuerpo se dejaba llevar por el ambiente.
"Debo confesarte que nunca antes había estado con un hombre OMEGA...¿quién diría que son ciertos los rumores?"
"¿Qué rumores?" no sabía si pregunto por curiosidad o por el hecho que le encantaba escuchar su voz ronca y húmeda en su oído.
"Que un hombre OMEGA es lo mejor que existe para un ALFA."
Aquellas palabras le cayeron como balde agua helada en el cuerpo. Fueron suficientes para que recuperara su postura rígida y distante en cuestión de segundos.
Empujó con brusquedad al ALFA y clavó su mirada. Sus ojos verdes estaban oscurecidos por la ira ante sus palabras pedantes. Tenía tantas cosas que reclamarle y decirle.
"Escucha imbécil." la voz de Evan estaba llena de molestia "No tengo ninguna puta intención de ser parte de tu colección de juguetes sexuales. Dejemos esto hasta aquí como solo una desafortunada coincidencia. Debería presentar cargos porque es evidente que te aprovechaste de mi celo para hacer conmigo lo que quisiste. Pero no lo haré porque tengo cosas más importantes que hacer. Y que te quede algo bien claro: no quiero volver a verte en mi vida de nuevo. ¿Haz entendido?"
Dicho esto salió de la habitación hecho una fiera.
"¡Espera yo no...!"
Camino a zancadas por toda una enorme sala y abrió la primera puerta que vio, ignorando los gritos de Owen que le ordenaba detenerse. Corrió hasta el elevador y entró justo antes que este cerrar sus puertas. Viendo por última vez al ALFA estático en medio del pasillo.
El pecho le dolía. Tenía la sensación de estar decepcionado. Sus suposiciones eran ciertas después de todo. Solo fue más que un simple experimento para él. Una aventura egoísta. ¡Maldita sea la hora que volvió a su vida!
Con el corazón más roto de lo que ya lo tenía por culpa del idiota ese. Miro su reflejo en el espejo del elevador. Sus ojos estaban por desbordar lágrimas.
La verdad es que ya estaba llorando.
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