"Mañana tu abuela te acompañará a que te hagan tu collar."
A causa de lo sucedido en el colegio, emprendió con su abuela y su padre el retorno a casa. Sobre sus piernas cargaba una bolsa de papel, dentro estaba el medicamento que, a palabras del médico especialista, será el que controle su condición el resto de su vida.
"¿Un collar?" preguntó nervioso el ojiverde.
"¿A caso tu plan es emparejarte?" miró son su siempre desagrado al chico. "La verdad es que no me sorprendería."
"..." Evan apretó impotente la bolsa de papel.
"Un omega. ¡tsk!...en verdad no sé qué pecado habré cometido para tener un hijo así"
"¡Ron!"
"¡Tu calla madre! Que en parte es culpa tuya. No me escuchaste cuando te dije que esa mujer me traería problemas." su abuela desvió la mirada "...y he aquí el mayor de todos ellos."
Su padre era quién más le despreciaba. Y nunca perdía la oportunidad de demostrárselo.
Evan era hijo de una relación por conveniencia entre las familias de sus padres.
Hijos de familias adineradas y poderosas. Debían mostrarse frente a la sociedad como la pareja perfecta y prospera. Pero la realidad era que su madre nunca lo quiso, ni si quiera un poco.
No había cumplido Evan el mes de nacido, cuando su madre se fugó con su pareja destinada. Dejándolo abandonado al lado de quién sospechaba de su parentesco. Su padre siempre dudaba que fuera su hijo. A pesar que 5 pruebas de paternidad le afirmaban lo contrario.
Y para la mala suerte de su padre. Evan era OMEGA.
"Me hubiese gustado que no fueras mi hijo."
"Y a mí ser hijo de Alice."
La mano de su padre cruzo frente a él dándole en la mejilla. De no ser que estaba apretando los dientes de rabia, podía haberse cortado el labio.
"¡¿Pero qué haces?!" Su abuela chilló.
A pesar del dolor, le fue tan satisfactorio ver el rostro molesto de su padre por darle en la llaga. Alice. El nombre de quién fracturo todo en su mundo.
Su padre limpio la comisura de su labio de manera furiosa.
"A partir de mañana te iras al internado del Colegio. No tengo la necesidad de seguirte teniendo un bastardo como tú bajo mi techo."
"Hijo, por favor. Piensa lo que estás diciendo...en las condiciones en las que se encuentra..."
"Es lo mejor ¿no?. Que se vincule con cualquiera de esos mocosos ALFAS. Posiblemente hasta pueda que tenga suerte igual que la zorra de su madre y atrape a otro idiota como yo, ¿no Evan?."
Evan mordía su labio lleno de ira e impotencia. Escondió su rostro en el hombro de su abuela mientras que la limosina avanzaba hasta las puertas de la mansión Duan Rostford.
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