Borraba por tercera vez la frase de la pantalla de la computadora.
Evan tenía la necesidad de aclarar muchas dudas. Ahora que le vino por primera vez su celo quería estar informado lo más que podía. En la escuela solo les explicaron lo básico porque, por lo general, las cosas como ciclos de celos, control de feromonas, aplicación de medicamentos, métodos anticonceptivos te los decía una persona cercana a ti. Y en su caso no tenía amigos y preguntarle a su padre está fuera de ser una opción. ¿La abuela? Es una beta anciana y cansada del yugo de su propio hijo.
Así que lo único que le quedaba, como cualquier otro adolescente, era buscar información en el internet. Con extraños accesibles y experimentados o en el peor de los casos con gente que expone sus posibles respuestas a las dudas de otros.
"Omegas..." tecleó.
Al momento una ventana fue abierta con varios links de diferentes sitios que iban desde información biológica hasta sitios donde poder tener sexo con ellos sin compromiso alguno. Un escalofrío le recorrió la espalda.
Clickeo el tercer link.
"Los omegas tanto hombres como mujeres, poseen aparatos reproductores femeninos (con útero y ovarios), y son obviamente capaces de concebir si son fecundados por un alfa (hombre o mujer) o un beta hombre, ya que están biológicamente capacitados para esto...los omegas hombres, NO pueden fecundar a otra persona, ellos solo pueden ser fecundados por otros..."
Leía en voz alta para él.
"...los omega segregan su propio lubricante (en el caso de los hombres por el ano), esto sirve para que no sientan una gran magnitud de dolor cuando son penetrados o el nudo del alfa se expande en su interior."
Sorbió de su café helado y continuo tecleando y moviendo el ratón.
"...los omegas liberan gran cantidad de feromonas al igual que los alfa, por lo cual su aroma es fuerte. Pero este varía según la fertilidad del omega...un omega fértil huele a frutas y flores o hasta a dulces, mientras que un omega poco fértil o infértil huele a verduras o plantas."
Evan no pudo evitar oler su muñeca y después el cuello de su playera. Para él olía igual que siempre. Se hundió en hombros sin remedio.
"El celo es una etapa donde el individuo, alfa u omega, sufre una serie de síntomas debido a que llegó a su etapa más fértil, los síntomas más destacables son el aumento de la temperatura corporal, ansiedad y excitación. El objetivo de este ciclo es la procreación y la búsqueda de una pareja alfa (para el omega) u omega (para el alfa), generalmente..."
La memoria de Evans jugaba con los recuerdos vividos de esa misma mañana y por lo que ahora estaba frente al computador. Sin mencionar esa amarga conversación con su padre. El imbécil de su padre ALFA.
Pero después su memoria se concentró en Owen y esa mirada felina que le dedicaba en ese momento. De tan solo recordarlo su corazón incrementaba sus latidos en un pecho que comenzaba agitarse. Sacudió su cabeza y dio un trago largo a su bebida.
"Posibles motivos por el que llega el celo a un OMEGA...influencia de feromonas ALFA...estrés...maduración de hormonas..." había una lista especifica dando tantas razones de aquello pero hubo una que le llamó atención sobre todas "¿...encuentro con tu pareja destinada?"
Miró a todas partes de la habitación, como si aquello que leyera no fuese apto para un joven de tan solo 15 años. Era todo un tabú después de todo.
"Se dice que uno de los motivos más increíbles (y un tanto románticos) es cuando el OMEGA ha tenido contacto con su pareja predestinada ALFA...puede desencadenar el primer celo de un OMEGA que ha llegado a su maduración hormonal y lo incite, sin proponérselo, a copular incluso en ese instante."
Con solo volver a traer al presente ese claro recuerdo de estrecharle la mano a Owen, su cuerpo le volvía a recordar la sensación de calor,asiedad y asfixia. Deseando con todo su ser que lo ayudar.
Porque lo necesitaba.
Porque lo deseaba.
Queria que Owen...
El toc-toc marcado en la puerta le hizo crisparse en su lugar, apagando de inmediato la pantalla de la computadora. El corazón por poco se le sale.
"Te he traído la cena, pequeño."
Era su dulce abuela acompañada por uno de los sirvientes que empujaba un carrito. Había un plato de ensalada, salchichas doradas, huevos fritos y un tazón de cereal. Evans aclaró su garganta y guardo compostura apenas le vio.
"Gracias, Lita" era así como le llamaba de cariño a la única mujer que le demostraba el único amor que tenía "...aunque no tengo mucho apetito".
"Debes comer algo. De ahora en adelante no puedes saltarte tus comidas por...bueno...tu celo."
"Estoy bien abuela. El medicamento está funcionando. Al parecer por ser mi primera vez fue un tanto corta".
"Intente convencer a tu padre de no dejarte ir así al internado. Un OMEGA en celo debe estar acompañado en estos momentos. Sobre todo por ser tu primera vez."
Había olvidado por completo ese pequeño detalle. A partir del día de mañana abandonaría aquella casa de la que nunca fue bienvenido. Por una parte le alegraba poder salir al fin de esa prisión de oro. Pero por otra, asistir a un instituto donde la mayoría de sus compañeros son ALFAS siendo él OMEGA...
Su padre había decidido el que asistiera al mismo colegio al que su padre, abuelo de Evans, le impuso. Un Instituto de gran prestigio y exclusivo de familias adineradas. Para Evans, era la oportunidad de dejar ese lugar donde todo ese tiempo fue educado por un tutor desde su niñez. Y no era que su padre deseaba protegerlo del mundo cruel por ser un OMEGA. Era por la vergüenza que sentía al tener un hijo de ese género. El qué dirán siempre es el talón de Aquiles en esa sociedad tan consumada por el elitismo.
"No te preocupes abuela. Soy más fuerte de lo que piensas." le mostró sus delgados bíceps de forma cómica "Estaré mejor de lo que crees"
"Eso espero..." suspiro la anciana.
A Evans le pareció que su abuela envejeciera más rápido en ese instante. Se veía pálida. Se veía mal.
"¿Abuela?"
Pero antes si quiera preguntarle por un "estas bien" ella se desvaneció en el suelo. El chico alcanzo a que la cabeza de ella no golpeara en la esquina del docel de su cama.
"¡Abuela! ¡Abuela despierta!"
Sus gritos desesperados alertaron al personal de la casa quienes de inmediato fueron a ver la triste escena.
Entre sus brazos estaba la única persona que le amaba. Con el rostro en dolor y con su pulso disminuyendo.
Su corazón se oprimo en su pecho presintiendo lo peor.
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