Ya ha pasado una semana desde que empece mi entrenamiento. He estado practicando lo que me pidió Asara, no fue muy difícil siendo sincero, pero no conforme solo con ello fui un poco más allá. Mientras aprendía a aumentar y disminuir gradualmente la bola de fuego llegue a cierto límite, el espacio aquí en casa es reducido y teníamos miedo de quemar todo con una bola de fuego muy grande. Creo que puedo aumentar aún más la bola de fuego, pero de momento lo dejaré así y lo probaré cuando tenga la ocasión y el lugar adecuado.
En los primeros días practique la asociación de ciertas palabras con ciertas imagenes, luego empece a probar otras técnicas. Una idea que se me ocurrió fue rodear mis brazos y piernas con fuego. Estuve un poco reacio al principio ya que tener fuego muy cerca de la piel no es buena idea, pero le pregunte a Asara al respecto y dijo que somos muy tolerables al fuego, por lo general, y no nos hace mucho daño a menos que sea un fuego muy “impuro”; esto último me lo explicará en un futuro cercano. Ahora entiendo porque cuando hice mi primera bola de fuego no me queme en absoluto, a pesar de que tenía una enorme masa de fuego a centímetros de mi cabeza.
El cubrir mis extremidades con fuego fue bastante mejor de lo que pensaba, al igual que la bola de fuego, utilice la asociación palabra e imagen y en un par de horas ya la había aprendido, sin duda el ser pequeño ayuda. Otras ideas fueron: pequeñas balas de fuego, básicamente disminuir el tamaño del fuego al de una bala, o un poco más grande, y lanzarlos a gran velocidad; llamarada de fuego, al parecer tengo una gran capacidad para almacenar aire increíble y gracias a ello puedo encender una llama en mi mano y soltar el aire almacenado para que se haga una llamarada, y por último; látigos de fuego, puedo darle distintas formas al fuego y una de ellas fue la de un látigo que puedo usar para golpear o atraer un objetivo. Durante esta semana fueron las técnicas que estuve desarrollando, practicando y perfeccionando.
Y ahora estamos aquí, en una nueva lección.
□ □ □
Estuve observándolo toda la semana, observando cada detalle, intentando que no se me escape nada y solo puedo decir una cosa: es un prodigio. Dominar de tal forma el fuego y desarrollar técnicas de combate en tan poco tiempo es algo que nunca había visto antes, ni siquiera los mejores luchadores de la corte aprenden de manera tan absurda, y eso que he visto unos cuantos prodigios por allí, lo que más me deja desconcertada es que solo tiene cinco años, ¡ni siquiera tiene un septenio!
Bolas de fuego de tamaño absurdo, y puede hacerlas aún más grandes, cambiar el tamaño y forma del fuego a su conveniencia, desarrollar técnicas de combate en tan poco tiempo. Puede que nadie se de cuenta aún, pero si un general del palacio lo ve lo reclutaría seguro, puede convertirse en el mejor guerrero de la corte real sin lugar a duda.
—Puede convertirse en un gran guerrero sin duda…
—Eso dependerá de él, pero falta bastante para ello.
—¡Aaah! Lilith, deja de hacer eso, un día me mataras del susto —digo medio enfadada.
—Ja, ja, ja, ja. Lo siento, es la costumbre —Lilith responde con una pequeña carcajada.
—¡Qué costumbre más extraña!
—¿Aún sigues observándolo por la ventana? Si continuas así pensaré que eres una acosadora —Lilith lanza una broma de mal gusto.
—Es increíble e hipnotizante ver como avanza a pasos agigantados —respondo con mucho orgullo—, pero aún le falta camino por recorrer, además de que no sería nada bueno presionarlo y poner altas expectativas en él. Lo mejor será dejar que se desarrolle a su tiempo.
—Y para eso estas tú, mi querida —responde Lilith mientras me da un abrazo por detrás.
—Hay un límite de lo que le puedo enseñar, si sigue así en poco tiempo ya no me necesitara más. Puede que en algunos meses, o incluso semanas, se deshaga de mi —un poco de tristeza y felicidad se envuelven en mis palabras.
—Cuando eso pase, siéntete orgullosa porque fuiste parte del proceso y le enseñaste todo lo que sabes, eso ayudó a formar el gran Dragonnewt que será mañana —responde Lilith con delicadeza y firmeza—. Hasta que eso pase, disfruta el momento y da todo de ti, él lo aparecía mucho y yo también. No hay nadie mejor que tú, en eso pensamos igual.
—Gracias, Lilith.
Por alguna razón quiero llorar, pero la sonrisa en mi rostro me lo impide.
□ □ □
—¿Estás lista?
—Sí. Adelante.
Luego de la afirmación, lanzo hacia Asara varias bolas de fuego, no muy grandes, una tras otra. Todas, sin fallar ninguna, golpean su cuerpo pero no le hacen daño alguno, es como si desaparecieran al impactar en su cuerpo.
—¿Cómo lo haces? Cuando tocan tu piel desaparecen —pregunto con gran curiosidad.
—Recuerdas que la semana pasada te dije que se pueden hacer muchas cosas con el maná, pues esta es una de ellas.
—Lo recuerdo, mencionaste algo acerca de una barrera hecha de maná.
—Correcto, y no es solo eso, también mencione que podrías amplificar tus sentidos. Ambos recursos son muy útiles a la hora de un enfrentamiento —responde Asara con su dedo indice hacia arriba—. La barrera de maná es muy fácil de hacer, pero difícil de mantener. Recuerda que es una técnica que absorbe parcialmente el daño de un hechizo o conjuro, si la fuerza de la magia es mayor sobrepasará la barrera o incluso la romperá. Siempre ten en cuenta eso.
Luego de esta explicación, Asara acumula maná en su mano y crea una bola de fuego.
—¿Vas hacer lo que pienso que vas hacer? Espera... —pregunto mientras retrocedo con mi pie derecho.
—Preparate, aquí voy —dice Asara con una sonrisa maliciosa.
—Espera, espera un momento. Dame un consejo antes…
Una bola de fuego se dirige hacia mí. La esquivo por muy poco, golpea el suelo y hace un agujero un tanto preocupante.
—Por cierto, es verdad que somos resistente al fuego, pero eso no significa que no pueda hacernos daño. Un golpe de fuego en ciertos lugares o con mucha potencia puede causar dolor, recuerda eso —dice Asara mientras continua lanzándome bolas de fuego.
Bien, piensa. Está situación es un poco alocada, pero tiene solución: cubrir mi cuerpo con maná. Empiezo a acumular maná en mis manos y pies, imagino como me sumerjo en un gran río de maná que cubre todo mi cuerpo y que al salir aún puedo sentir que resbala por mi piel.
Cuando lo entiendo, me quedo quieto y dejo que esa última bola de fuego me golpee completamente en el pecho. Se siente caliente y duele un poco, pero no hay señales de quemadura en mi ropa, todo parece estar bien.
—Bien hecho —dice Asara con una gran sonrisa en su rostro mientras se acerca en mi dirección.
—Una duda, ¿sientes algún tipo de dolor o algún daño colateral cuando la bola de fuego, o cualquier otro hechizo, golpea en tu cuerpo?
—Depende de cuan fuerte sea la barrera y cuan fuerte sea el hechizo o conjuro, si el hechizo es lo suficientemente fuerte y tu barrera es demasiado débil deberías de sentir dolor, mucho dolor —responde ella sinceramente—. Recuerda que la barrera solo reduce el daño parcialmente, no lo elimina completamente. Cuando me atacaste no sentí absolutamente nada, pero por lo general es normal sentir dolor al recibir un hechizo. Bloquear un hechizo es muy difícil, por lo general se los esquiva.
—Gracias. Bien, vamos de nuevo —me preparo para el siguiente ataque.
—Así se habla.
Continuamos practicando la barrera de maná toda la tarde, aún me duele algunas partes del cuerpo.
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