A pesar que podía sentir la nieve bajo sus pies no tenía frio en lo absoluto.
Su corazón latía con tanta fuerza que creía que se le saldría en cualquier momento. Su boca estaba seca y las palabras que había practicado tanto, estaban atoradas en su garganta.
Cuando pensó en escupir su tan practicado dialogo. Él simplemente le perforaba con ojos grises helados. Una sonrisa demoniaca se dibujó en el rostro de quién estaba frente a Evan para luego decir con una voz fría.
"...te odio"
Su pecho se despedazaba en astillas. Miro sus manos cubiertas de sangre y en donde se encontraba su corazón, un río de líquido negro le brotaba con dolor.
De pronto se encontraba prisionero a una cama, rodeado de luces cegadoras. Unas manos le tomaron sujetaban con fuerza el cuerpo, mientras que él peleaba con desesperación por liberarse.
"¡DEJEN ME EN PAZ MALDITA SEA!"
Aquellos seres le ignoraban por completo. Fue entonces que una enorme aguja le traspasaba la piel bajo su nuca. Por más que daba alaridos de agonía su voz no podía ser escuchada. Ni siquiera por él.
Su vista giró hacia la izquierda, donde una figura familiar le tendía una mirada inexpresiva. Reconoció al instante quien era. Su padre.
Grito y suplico tanto pero nada lo inmutaba.
Amargura, dolor, tristeza, desesperación... era lo único que albergaba su cuerpo en ese instante. Su pecho comenzó a ponerse oscuro. Dolía a mil demonios. Como si fuese empalado con un asta de acero hirviendo.
Tosió. De su boca salía algo oscuro y de sabor tan amargo como la hiel. Y de nuevo tosió con más fuerza. Se estaba ahogando. Le faltaba el aire. No respiraba.
Estaba muriendo...
Evan aspiro tan hondo que sus pulmones dolieron.
Estaba empapado de sudor. Jadeaba como si hubiese corrido un maratón de horas. Sus manos temblaban. Su cuerpo entero temblaba. Aspiraba y soltaba el aire con la intención de tranquilizarse. Miró a su alrededor y sintió un tremendo alivió que aquello solamente había quedado allí. Había sido esa pesadilla.
Esa horrible y asquerosa pesadilla.
Observó por la puerta corrediza del balcón. Ya era de noche. Exactamente quince a las nueve. Su estómago retumbo de hambre. Después de huir de quién cuyo nombre no deseaba acordarse, volvió a su departamento. Estaba tan estresado que en ese momento el apetito no le afecto en lo más mínimo. Y apenas entro en su habitación las fuerzas se le fueron tan pronto se recostó en su cama.
Tomó su celular con la intensión de marcar a algún restaurante de comida a domicilio. Cuando se percató que tenía más de 20 llamadas pérdidas y 50 mensajes del mismo contacto. Seguramente estaba buscándole todo este tiempo y posiblemente le responda a la incógnita mayor que le torturaba en ese instante. ¿Cómo fue que termino en la cama con Owen Willson?.
De pronto, el timbre del departamento llamando a la puerta le despertó de sus pensamientos. Maldecía preguntando quién diablos sería a esas horas y la horrible insistencia de aplanar el botón.
"¡Qué ya voy!" grito exasperado.
Al abrir la puerta estaba una chica con una expresión preocupada. Apenas lo vio y soltó las cosas que cargaba en sus manos. Para luego abrazarlo con esa fuerza bruta que solo ella podía tener.
"¡EVAN!" chilló la chica con lágrimas gruesas.
"Eliza...aire" pedía que le soltara de su asfixiante abrazo.
La chica lo soltó de inmediato y limpio sus lágrimas. Para en seguida tomarle la oreja y jalar de ella. Su cara cambio en menos de un segundo a una muy molesta.
"¿En dónde diablos te metiste toda la noche?"
"¡Ousch-ouch-och! ¡Duele!"
"¿Sabes lo preocupada que estuve por ti? ¡Estuve buscándote toda la maldita noche como loca!" reprendía al chico con los dientes apretados "¿Cuál es tu excusa? ¿Eh? ¡Mocoso!"
Evan se frotaba su oreja castigada por aquel estirón. Algo muy común que hacia su amiga cada vez que la hacía enfadar. Como hace cinco años. Era ligeramente más alta que él. Tenía un escandaloso color rojo en su pelo, muy de acuerdo a su personalidad, con un largo mechón de cabello ocultándole parte de su frente. Ojos grandes color café y de piel aperlada. Además del hecho que era su mejor amiga, ella era OMEGA igual que él.
"Escucha Eliza. Necesito que me ayudes a saber algo."
"¿Qué cosa?"
"¿Cómo es que terminé en la cama con Owen Willson?"
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