Ayer fue un día agotador, todo ese entrenamiento me dejo exhausto pero con muchas ganas de continuar. Ahora mismo todos deben estar durmiendo. Solamente me tumbo en la cama mirando al techo y recuerdo todo lo que sucedió a lo largo de este día, lo primero que se me viene a la mente es felicidad. Muy pocas veces fui feliz en mi anterior vida, incluso puedo contar con los dedos de una sola mano los momentos exactos, pero ahora todo es distinto ya que cada día soy feliz, aunque siento una terrible sensación en el pecho de que todo puede acabar de la noche a la mañana. Quiero creer que esa sensación solo es un producto de mi imaginación, pero no lo sé, sinceramente no lo sé. Pensamientos diversos vagan por mi mente unos cuantos minutos más hasta que se cierran mis ojos.
—¡Buenos días, Ray! —con un tono de voz muy alto entra Rudd por la puerta de mi habitación—. Despierta, ya es hora de desayunar, y también preparate que hoy vuelven tus lecciones de lengua.
¿Eh? Cerré los ojos hace cinco minutos, ¿cómo es posible que ya sea de día? ¡No dormí nada!
—Buenos días para ti también, Rudd —digo bostezando—. Ya me levanto, dame unos minutos y enseguida bajo.
—Todas te estamos esperando, así que apresurate o no quedara desayuno para ti.
—Espera, ¿están todas despiertas? ¿incluso mamá?
Esa es una gran sorpresa.
—Sí, hoy es uno de esos días especiales —responde Rudd con una leve sonrisa sarcástica mientras se retira de mi habitación.
Clases de lengua. Cierto, desde que empece mi entrenamiento con magia he dejado un poco de lado mis clases de lengua. Ya aprendí casi todo lo posible del drakonn y élfico, sin embargo con el areona voy un poco por detrás, mi pronunciación y escritura son pobres, no debo descuidarme.
Voy al baño, repito lo que hago toda mañana, me cambio de ropa y luego bajo a desayunar.
Todo transcurre de forma normal, un desayuno delicioso en familia: un jugo que acaba de ser exprimido de una fruta que aún no se el nombre pero se parece, en sabor, demasiado a la manzana; un té, varios panes y mermeladas deliciosas hechas a mano por Saraa; y unas cuantas frutas recolectadas y cortadas por Rudd. Mamá y Asara solo comen tranquilamente.
—Luego de desayunar empezaremos nuestra clase, ¿está bien, Ray? —dice Rudd mientras come un pan con mermelada.
Asiento con la cabeza mientras devoro todo lo que está a mi alrededor. Nunca he sentido tanta hambre.
—Primero desayunen tranquilos, luego pueden hablar sobre lo que harán después —dice Saraa mientras toma un sorbo de té.
—Ya que lo ha mencionado Rudd, ¿cómo te esta yendo con las clases de lengua y el entrenamiento mágico, Ray? —dice mamá mientras deja su taza de té sobre la mesa dando por finalizado su desayuno—. Hace ya unos cuantos meses desde que dejaste de estudiar conmigo élfico y te concentraste en aprender areona.
La lengua élfica fue muy fácil de aprender, no sé porque razón o si hay una en especial, imaginaba que iba a ser más difícil.
—Asara y Rudd pueden responder por mí —digo mientras continuo con mi desayuno.
—Eh… le esta yendo muy bien, Lilith —responde Asara sorprendida, al parecer estaba perdida en sus pensamientos y la tome por sorpresa—. Lo importante es que esta dispuesto a aprender, y eso es muy bueno, lo que me tomó un mes aprender a él una simple semana. Creo que con eso digo mucho.
—Lo mismo por aquí, ya llevo enseñándole casi tres años y a mejorado mucho desde entonces. Creo que cuando cumpla su primer septenio ya habrá aprendido todo lo que puedo enseñarle. El areona no es fácil y él a demostrado estar a la altura con tan corta edad.
—Son muy buenas noticias, sigue así Ray —mamá me mira y sonríe mientras dice esas palabras—. Gracias chicas, sin ustedes Ray no lograría ser lo que es hoy. Gracias en verdad.
Tiene razón, gran parte de lo que he aprendido y lo que soy es gracias a todas estas mujeres que me rodean, desde mamá hasta Asara.
—Gracias Asara, gracias Rudd. Me alegro de tenerlas como mis tutoras —digo con una gran sonrisa en el rostro y con una miga de pan en la mejilla derecha—. Y por supuesto que no me olvido de ti, Saraa.
Las dos se miran entre ellas y simplemente sonríen, Saraa sigue con su té.
Luego del desayuno me dirijo junto a Rudd a la biblioteca para seguir estudiando areona. Al terminar las lecciones, nos juntamos todos nuevamente para almorzar. Por la tarde, continuo con mi entrenamiento mágico con Asara y por la noche nos reunimos nuevamente a cenar. Esa fue mi rutina por los siguientes tres meses: desayunar, almorzar y cenar todos juntos hasta que cierto día cierta persona llegó y la rutina cambió, pero al día siguiente volvió a la normalidad.
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