Ya pasaron casi dos años desde la última visita de Amos, no volvió a pesar de que dijo que lo haría. Después de su anterior visita todo transcurrió normalmente, solo el tiempo siguiendo su paso día a día. Seguí entrenando con normalidad, es lo que tenía que hacer después de aquello. Lo bueno es que ya tengo una meta, un objetivo, la cual es muy necesaria para cumplir con lo que quiero, pero me gustaría haber practicado otras veces con él. En principio, entrenar magia era algo que simplemente hacia porque quería ver de que era capaz y divertirme con ello, pero ahora siento que puedo usarla para mejores propósitos. Aquí las cosas son distintas y actuar como un niño es cansativo, aunque también disfrutable. Me pregunto a donde me llevará este camino.
Y aquí estoy, casi dos años después.
—¿Eso es todo?
—Te has vuelto muy engreído.
Le sonrío a Asara mientras detengo su hechizo con la palma de mi mano.
—Tú ayudaste en eso, así que toma la responsabilidad —le respondo con un toque de soberbia.
Mientras los dos últimos dos años pasaban el entrenamiento con Asara se intensifico, todo lo que había aprendido lo llevamos a un segundo o tercer nivel: desde nuevos hechizos hasta potenciar mi control de magia. Los hechizos que había dominado en cierto grado los lleve a un nuevo nivel, mi control sobre ellos es perfecto y también incremente su potencia, es decir, el poder de fuego, su potencia, aumentó. Anteriormente no podía causarle daño a Amos, o atravesar su barrera de maná, pero ahora creo que si puedo hacerlo e incluso más.
—Lo dejamos aquí por hoy, estoy muerta —dice Asara con la respiración entrecortada mientras se deja caer al suelo.
—Hoy fue un buen entrenamiento, espero que el de mañana sea mejor aún.
—Sabes que ya no tengo nada más que enseñarte, solo estamos perfeccionando lo que tú ya has perfeccionado, básicamente no estamos avanzando —dice Asara mientras toma asiento—. Lo que quiero decir es que ya es hora de dar el siguiente paso.
—Lo sé, solo estaba un poco ansioso y quería pasar estos últimos días el mayor tiempo posible contigo, sé que te vas mañana —digo mientras mi voz se vuelve más débil con cada palabra que sale de mi boca.
—Lamento no habértelo dicho, me llamaron de imprevisto. Su Majestad requiere mis servicios y no puedo negarme, ni lo haría. Ya estuve mucho tiempo ausente, ya es hora de que vuelva —dice Asara, luego se levanta y se acerca en mi dirección—. Este tiempo lo disfrute bastante, en realidad lo disfrute. Incluso estuve más de la cuenta, pero aquí es agradable y cálido; no quería decir adiós tan pronto. Gracias por todo Lilith, gracias por todo Ray.
Unos cálidos brazos me cubren por completo, este es un abrazo de despedida. Realmente los odio, pero por alguna razón este no.
—Gracias a ti Asara, te extrañaremos mucho.
Mamá aparece de quien sabe donde y salta hacia nosotros con lágrimas en los ojos.
—Mamá, vamos a caer.
Ahora me encuentro entre los brazos de las dos mujeres que me hicieron ser lo que soy, dos de las mujeres más importante de mi vida.
□ □ □
Hoy se cumple un mes desde que se marchó Asara, es una pena que sea mi cumpleaños y ella no pueda estar presente, espero que se encuentre bien. Una persona menos en casa, pero nada a cambiado drásticamente, Rudd y Saraa están igual que siempre y mamá es mamá. No sé cuanto tiempo pasará hasta que podamos reencontrarnos, espero que poco.
—Ray, baja de ahí. Ya es hora —Rudd me llama desde la entrada de casa.
—Sí, ya voy —digo mientras salto desde el techo del segundo piso.
—Vamos.
Rudd toma mi mano y me lleva corriendo hasta la sala de estar.
—Felicidades Ray por tu primer septenio, que sean muchos más.
Todas las chicas me felicitan a la vez.
—Ven aquí mi pequeño —dice mamá mieentras me abraza y llena de besos—. Felicidades, y que sean muchos más estando todos juntos.
—Sí.
—Felicidades Ray —dice Saraa mieentras me da un tierno abrazo—. Aquí tienes, es un pequeño regalo, pero creo que te servirá.
Saraa me entrega una pequeña caja negra.
—¿Esto es..?
Un anillo plateado con un zafiro, o parece serlo, en el centro.
—Es el anillo que me encargó tu padre, me pidió que lo guardará antes de irse a cumplir con su deber.
—¿Mi padre? —digo luego de mirar a mamá directamente a los ojos, pero ella desvía la mirada.
Es incomodo aún hablar de ello al parecer, no insistiré.
—Gracias Saraa, lo aprecio mucho.
—Ahora me toca a mí —dice Rudd mientras se acerca con las manos en su espalda—. ¡Ta-da! Aquí los tienes.
Es un lazo rojo y unos guantes negros de cuero, muy lindos la verdad.
—Gracias Rudd, son muy lindos —digo mientras los tomó—. ¿Los hiciste tú?
—Sí, así que cuídalos. Espera, te pondré el lazo en el pelo.
Rudd toma nuevamente el lazo rojo y se encarga de sujetar la parte de atrás de mi pelo con él, es más cómodo de esta manera.
—Te queda mucho mejor así —dice Rudd mientras sonríe.
—Gracias.
Le devuelvo la sonrisa.
—Vamos Lili, solo dáselo —dice Saraa mientras empuja un poco a mamá hacia mi.
—Eeeh… no sé si te gustará, pero aquí tienes —dice mamá mientras me entrega un objeto rectangular un tanto grande.
Esto es lo que creo que es… le quito la tela que lo cubre enseguida y lo veo: un cuadro de nosotros dos juntos, ella esta detrás de mi sonriendo al igual que yo viéndola a ella.
Al instante una lágrima cae, luego no paran de caer. Mamá al instante me abraza al igual que las otras chicas, y así termina mi cumpleaños, mi primer septenio.
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