Capítulo 4
Dentro de aquel cuarto en la bahía médica pude ver una estimación del paraíso. Vi a la mujer que amo, sostener en sus brazos a una de mis hijas, mientras mi hijo mayor sostenía a su gemela.
- ¿Ya decidiste un nombre? – le pregunté sin despegar la mirada.
-Nahya. – así sería nombrada nuestra hija, Nahya Neverender.
Con una sonrisa asentí, me encantaba el nombre. Después de eso gire, viendo ahora a Noah, quien no sabía que sería encargado de nombrar a nuestra otra hija. Arana se acomodó lista para darle la noticia.
-Noah. – dijo, con la voz más suave que pueda existir.
Noah volteó lentamente, intentando no hacer ningún movimiento brusco que lastimara a su hermana. Cuando por fin volteó completamente para ver a su madre ella empezó a hablar.
-Noah. Tu papá y yo lo hablamos ayer. – dijo mientras yo me acercaba.
- ¿Recuerdas que te dije ayer que fui yo quién eligió tu nombre? – le pregunté sentándome en el borde de la cama.
Noah asintió, luego volteó a ver a Arana de nuevo.
-Esta vez era el turno de mamá ¿cierto? –
-Yo ya nombré a Nahya. – le respondió con una sonrisa.
-Lo que tu mamá proponía era que fueras tu quien nombrara a tu hermana. – le dije mientras tocaba la mano de Nahya con mi dedo.
Noah volteó hacia su hermana por unos segundos. Luego de eso me miró a mí, el notaba el parecido entre su hermana y yo, puesto que ambos éramos humanos a diferencia de su madre y Nahya.
-Narumi. – dijo con una voz firme.
Arana soltó una risilla antes de que yo pudiera hablar.
-Es un personaje de su libro. – me dijo en el instante que me vio abrir la boca.
-Creí que era un libro de vaqueros. – le dije un poco desorientado.
-Son vaqueros espaciales. – respondió Noah al instante.
Mientras yo pensaba Arana tomo la decisión rápidamente.
-Narumi Neverender. Suena hermoso. – dijo mientras le sonreía a nuestra hija.
Me encantaba como sonaba ese nombre. Arana y Noah estaban felices en ese momento, me fue imposible no sentir que vivía la vida perfecta.
-Creo que podemos esperar un par de días antes de volver a Mara. – le dije a Arana mientras buscaba a uno de los enfermeros.
-Creo que con los dos días de viaje serían suficiente para estar lista. – me respondió, siempre la guerrera.
Después de una pequeña pausa ella entendió todo.
-No intentes postergarlo más D. –
-No lo postergo, solo me interesa que tu y las niñas estén en condición para un viaje así. –
-Quizás en la tierra te hubiera funcionado esa excusa amor, pero sabes que así no funcionan las cosas aquí. –
Solté un suspiro. Volver a la Tierra es algo que de verdad no quería hacer.
Cuando salí de mi mente pude ver a Noah confundido sobre lo que Arana y yo conversábamos. Su siguiente pregunta fue, sin duda alguna, la misma pregunta que yo hubiera hecho en su lugar.
- ¿Qué es postergar? – me preguntó mientras me acercaba a Narumi.
Cuando tome a Narumi en mis brazos como relevo para el cansado Noah empecé a pensar en como tendría que darle la noticia.
-Postergar es cuando tienes que hacer algo, pero evitas hacerlo porque no quieres hacerlo. – le contesté mientras mecía a Narumi.
- ¿Y que estas postergando? – me preguntó inocentemente.
Arana y yo nos volteamos a ver en ese momento. Ella encogió los hombros, dándome a entender que la respuesta que diera a Noah sería la que ella respaldaría. A veces la fe que esta mujer me tiene parece inhumana. En mi corazón siento esa mirada que tiene. “Confío en el hombre con quien me casé. Confío en que hará las decisiones certeras por las razones correctas.” Esa fue la frase que me dijo el día en que nació Noah. Desde entonces vivo en pro de mostrarle que estaba en lo correcto.
-Tu mamá y yo hablamos un poco ayer, sobre como tus hermanas deberían ir a la Tierra, para conocer a tu tía y tus abuelos. – le dije a Noah evitando mirarlo a los ojos.
- ¿Vamos a conocer a los abuelos? – me preguntó lleno de emoción.
Por un momento no entendía, puesto que para mi pasó muchísimo menos tiempo del deseado, sin embargo, era real, Noah había pasado toda su vida lejos de la Tierra.
-Estoy seguro que a mis papás les encantaría verte hijo. Quizás pueda pedirle algunos de sus discos a mi mamá para ti. No quisiera que se te quedara solo una canción terrestre de por vida. –
Noah sonrió con mucha energía. Después de un rato comenzó a impacientarse un poco, puesto que la promesa de un planeta que no conoce va a ser explorado lo pone inquieto y emocionado. Es definitivamente igual a mí en ese aspecto. Decidí entonces darle unos créditos para que fuera por algo de comer en la máquina expendedora. Es increíble lo similar que son muchas cosas a como eran en la Tierra, agregando más viscosidad y extremidades extra según el caso.
-Ya no hay vuelta atrás ¿verdad? – le pregunté a Arana.
Arana lucía cansada, ya casi sería hora para ir a dormir, para ella y las niñas.
-Sigues haciendo lo correcto aún así. Ese camino no siempre tiene salidas de emergencia. –
-Realmente amo cuando dices cosas que no deberían tener sentido. – le dije con todo el amor del mundo.
- ¿Pero que aún así lo tienen? – me dijo haciendo una pequeña mueca.
Ambos reímos un poco. Al poco tiempo llegó Noah de nuevo. Después de media hora llamé a un enfermero para que se llevara a las niñas al cunero. Antes de eso, le pedí al enfermero si podría tomarnos una foto a los cinco juntos.
La foto quedó espectacularmente hermosa, si me permiten decirlo.
Noah y yo volveríamos a la nave para dejar descansar a Arana en el cuarto. Después de llegar, Noah rápidamente cayó dormido.
Me senté en mi cama esperando a que fuera de mañana nuevamente. Deseando ver a las tres mujeres de mi vida de nuevo.
Esa noche soñé con la familia perfecta que había formado. Esa noche soñé con la familia que había dejado.
No estaba nada listo para el día en que se cruzarían ambas. Ese día era, ahora, inminente.
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