Capítulo 6
A menos de una hora del sistema Deimara.
Aún recuerdo la primera vez que visité las estrellas. La primera vez que Arana y su padre me trajeron aquí. Todos los días, al despertar, me encuentro muy agradecido con la vida que he llevado desde entonces.
-Deberíamos despertar a Noah de una vez. - dijo Arana mientras tomaba posesión del timón de la nave.
- ¿Es mi turno? – le pregunté intentando retomar el timón.
-No. Pero creo que sería mejor que te empezaras a arreglar de una vez. – me dijo con una sonrisa.
Solté el timón con una mueca, mostrando mi disgusto.
-Para que lo entiendas, un cabello como el mío no alcanza nada menos que la perfección. No puedes apresurar la perfección. –
-No estoy apresurando la perfección. Te estoy apresurando a ti, amor. – me dijo mientras yo me dirigía al cuarto de Noah.
- ¿Cuál es la diferencia? –
Ella no dio respuesta más allá de una risilla.
Antes de llegar al cuarto de Noah, di un vistazo rápido a las cunas de las niñas. Ambas dormían tranquilamente. La paz que ambas sentían me dejó un sentimiento cálido en el pecho.
Una vez en el cuarto de Noah lo encontré ya despierto, sin saber que vestimenta elegir para el gran día de hoy.
- ¿Por qué tan madrugador amigo? – le pregunté asomándome por su puerta.
Noah solo volteó con una gran sonrisa. No podía ocultar su emoción ni por un momento. La alegría que este niño irradiaba era motivo suficiente para seguir por un millón de años.
-Me gusta más el traje verde. – le dije señalando el conjunto verde que tenía en su cama.
-El verde le queda apretado de las piernas. – escuché a Arana gritar desde el otro lado de la nave.
Noah y yo nos reímos al unísono ante esto.
-Muy bien. El verde no. –
-Me gusta el negro. Pero también el rojo. – me dijo indeciso.
-Los Neverenders somos exploradores hijo. ¿Qué tal si exploras una combinación rara de tus colores? – le respondí mientras me salía de su cuarto.
Después de un baño y una sesión de peinado al estilo Neverender, estaba al fin de vuelta en la cabina de piloto.
- ¿Cómo te cambiaste tan rápido? – le pregunté a Arana quien ya lucía su vestimenta formal. Ese vestido era tan alien como ella, no podía evitar asombrarme por lo majestuosa que se veía.
-Con la cantidad de eventos formales a los que tuve que asistir desde que era niña, desde los seis años aprendí a cambiarme en menos de diez minutos amor. – me respondió mientras me entregaba el timón.
-Sin embargo, la parte más tardada de la preparación es asegurarse que Noah estará listo a tiempo. –
Mientras ella iba a ver a Noah, yo tomaba el timón, tan emocionado y listo para hacerlo como aquella vez hace tantos años cuando el rey Arman me ofreció pilotar por primera vez en mi vida.
Finalmente llegando al planeta Mara, estábamos listos para disfrutar la visita.
-Torre de control, aquí la Excelso 001. Código de entrada Nev08. –
-Excelso 001, aquí torre de control, tienen permiso para aterrizar en la bahía central. Es un gusto tener a la mayor familia del imperio de vuelta en casa señor. –
Arana volteó a verme, me fue imposible esconder la sonrisa que ese comentario me generaba. Todo el cariño, respeto y admiración que nuestra familia recibía a lo largo y ancho de la galaxia era algo que me era imposible no disfrutar.
- ¿Las cápsulas de las niñas ya están listas? – le pregunté a Arana mientras nos acercábamos a la puerta de la nave.
Ella apretó un botón. Al instante ambas cápsulas aparecieron al lado de ella.
-Te lo dije, todo esto se prepara muy rápido, príncipe Dorian. – después de eso, saco su lengua, burlándose de mí.
Ambos nos reímos un momento, para después poner nuestra cara seria. Abrí la puerta de la nave y salimos en toda nuestra elegante gloria.
La familia Neverender ha llegado a Mara.
Trompetas y fanfarrias. Toda la población del norte del planeta ha venido a vernos. Noah se encuentra feliz. Arana, como siempre, luce tan calmada y tranquila. Yo por otro lado, hago lo que mejor se hacer.
- ¡Buenos días, Mara! – grito mientras la gente aplaude de pie.
Una vez que entramos al castillo, el rey Arman en persona nos recibe. Luego de abrazar a Arana y estrechar mi mano, toma a Noah y lo carga en sus hombros.
La reina Nikah por otro lado hace como que no nos ve, centrando absolutamente toda su atención en nuestras pequeñas gemelas.
-Dorian, mi muchacho. Cuanto orgullo has traído a esta familia el día de hoy. Ambas niñas son majestuosas. – me dijo el rey mientras Arana abrazaba a su madre quien rompía en un llanto de felicidad.
-Bueno, casi todo el trabajo lo hizo la princesa. – le dije con una sonrisa.
- ¡NEVERENDER! – El grito sorprendió a todos en el salón.
Desde el piso de arriba, mi cuñado, Arman tercero, heredero al trono, se aproximaba a mí. Toda la servidumbre y el propio rey se hacían a un lado mientras el titán de casi dos metros y medio se acercaba a mí.
Nuestras miradas se cruzaron, parados ambos frente a frente. Un duelo de miradas comenzó antes que alguno de nosotros pudiera decir algo más.
Arana intentó acercarse, sin embargo, su padre le pidió que retrocediera.
-Puedes parpadear cuando quieras Armi. Te prometo que nadie pensará que eres menos digno por perder contra el mejor. – le dije sin desviar la mirada.
-A diferencia de tu frágil cuerpo humano, el cuerpo de la realeza Mara fue diseñado para que ninguna incomodidad o dolencia le venza. – me dijo, tan arrogante como siempre.
El tiempo parecía detenerse, no sé si fueron veinte minutos o tan solo diez segundos. A pesar de que mi mente lo pedía a gritos, no puede evitar parpadear.
- ¡Ganador invicto! – gritó con mucha emoción.
Después de tan aplastante derrota, Arman y Arana se saludaron al fin. Mientras los hermanos se ponían al corriente entre sí, me acerque a las niñas. Su abuela no las había perdido de vista ni por un segundo. La reina al ver que estaba ahí, tomo mi mano y me sonrió.
-Son todo un milagro estas dos pequeño Dorian. –
Ambos soltamos una lágrima al verlas tan tranquilas.
Horas después, durante el gran banquete que mis suegros organizaron en cuestión de un par de horas, Arana y yo cenábamos mientras mi cuñado jugaba con Noah.
-A veces me pregunto lo que pasa por su mente. – Arana decía mientras yo tomaba un sorbo de mi vaso.
-Piénsalo. Tú y yo éramos mucho más grandes cuando empezamos a viajar como Neverenders. –
- ¿Te preocupa que no sea un ambiente adecuado para que crezca? – le pregunté mientras cortaba un trozo de carne.
-Cualquier lugar en el que estemos juntos como familia es un ambiente adecuado para él y las niñas. Pero tiene que ser con su familia completa. –
-Sé que tenemos que regresar a la Tierra. No significa que me tiene que gustar la idea. –
-Solo serán unos días. Además, estoy seguro de que extrañas la comida de tu mamá tanto como yo la extraño. –
Después de soltar un suspiro, me levanté de mi silla.
- ¿Ocurre algo? – me preguntó, sorprendida por mi movimiento tan abrupto.
-Nada. Solo recordé que soy el hombre más afortunado del universo por haberme casado contigo. –
Arana sonrió y se puso de pie.
- ¿Me concederías esta pieza? – me preguntó con una sonrisa.
-Por supuesto que sí, su alteza. – le contesté.
Mientras bailábamos, el rey y la reina se unían a nosotros. Dos parejas reales bailando en el centro del salón. Desde el centro podía ver a mis hijos, dos gemelas perfectamente nacidas y a Noah, la fusión perfecta entre su madre y yo.
Poco a poco más y más parejas empezaron a unirse al baile. El salón brillaba con la vida de un pueblo feliz. El rey volteó hacia mi por un momento y me señaló con una sonrisa. Su pulgar arriba significó mucho para mí en ese momento.
La felicidad que el pueblo tenía esta noche fue gracias a nosotros.
Era una felicidad Neverender.
NEVERENDER
EPISODIO 1
MEET THE NEVERENDERS
HISTORIA: Tonatiuh Martínez Núñez
ARTE Y PORTADA: Liam Daniel González González,
EDICIÓN: Intermissum Comics & Novels
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