Capítulo 7
Ouroboros: Parte 1
Dos días antes del baile real Mara.
Sistema Zeta Remeda.
Hogar de los Zemedianos.
Dijeron que llegó sin avisar. No se encontró una nave, ni ningún otro medio por el cual pudiera llegar. Apareció y pidió una audiencia ante los líderes Zemedianos, después de que asesinó a tres de los guardias sin ningún tipo de arma, se le concedió. El extraño fue llevado a la sala del consejo.
-Seré breve. Ustedes no quieren a nadie cerca de aquí, lo entiendo, pero tienen algo que necesito. – dijo el extraño sin siquiera tomar asiento.
Todo aquel presente en ese momento se sintió intranquilo, algunos acercaron su mano a sus armas, otros, después de presenciar las habilidades del extraño, decidieron evitar las hostilidades.
El extraño levantó las manos, tratando de explicar que lastimar a alguno de los presentes no era su intención.
-Recientemente vino a mi atención que una de sus patrullas visitó la bahía médica del planeta Dema. Uno de sus usuarios fue herido en combate. Un combate en el cual, parte de mi… -
El extraño se detuvo por un momento, sacó un tele transmisor de su cinturón y lo encendió.
El transmisor mostraba a la nave Excelso alejarse del sistema, mientras que la nave que enviaba la información se aproximaba a Dema.
El extraño soltó un suspiro. Después de eso, continuó.
-Uno de mis asociados se vio severamente afectado por dicho combate. Fue tanto el daño provocado que aún no terminamos de reunir las piezas de su cerebro. – dijo, justo antes de soltar una risilla nerviosa.
- ¿A esto has venido extraño, por venganza? Debo recordarte ahora que has sido tú quien acabo con tres de los nuestros. – uno de los miembros dijo mientras desenfundaba su arma.
El extraño levantó un dedo, de inmediato desactivando el arma del Zemediano.
-Todos en esta sala sabemos que son incapaces de hacerme daño en este momento. Por favor tira ya ese juguete antes de que tiña los cielos de morado con tu sangre. – dijo mientras tomaba por fin asiento.
El atentado contra su vida, finalmente le dio la tranquilidad que buscaba desde que llegó. Mientras todos en el cuarto miraban temerosos, el tronó sus dedos y prosiguió.
-Me disculpo, no me he expresado de manera correcta. Es este casco y el traje. El melodrama se apodera de mí en ocasiones. – comentó mientras señalaba a su máscara.
-No vine en busca de venganza ni nada tan patético. Un grupo pequeño de los suyos pudo a eliminar a uno de mis asociados. Una fuerza así no pasa desapercibida ante mí. –
Los Zemedianos se calmaron, pues finalmente entendían su propósito real.
-Mi nombre es Ouroboros, líder de la secta rebelde RVN. Busco contratar sus servicios para destruir el orden político y social del actual imperio. Ofrezco tanta riqueza y terrenos como puedan desear, así como completo control de toda la economía que la actual gobernatura posee. – dijo mientras miraba de nuevo al tele transmisor.
Después de la propuesta, varios de los miembros comenzaron a debatir.
-Los Zemedianos no serán arrastrados a la guerra privada de un parásito. –
-Los recursos de este hombre parecen ser bastos, quizás interminables. –
-Nuestro pueblo no cuenta con números suficientes. –
-Subyugaremos a los pueblos vecinos, el extraño tiene las herramientas para hacerlo. –
Ouroboros disfrutaba del debate, asesinar a tres Zemedianos fue todo lo que tomó. El sabía que la raza se consideraba superior a cualquier otra, el ego y honor de la raza inmediatamente les obligaba a respetar a quien fuera capaz de vencerles.
- ¿Qué es entonces? – preguntó el más viejo, interrumpiendo los pensamientos de Ouroboros.
Ouroboros volteó hacia él, ladeó su cabeza mostrando su confusión.
- ¿Qué es aquello que tú ganas de esto? Ningún hombre es capaz de ser tan generoso con ganancias como las que prometes. –
-Justicia. – respondió sin dudar un segundo.
- ¿Y cómo sabemos que eres de fiar? ¿Cuándo veremos tu compromiso joven extraño? – preguntó el viejo. Al oír sus palabras, todos en la sala se mantuvieron en silencio.
Ouroboros se mantuvo en silencio por unos segundos.
-Denme tres días. – dijo mientras se ponía de pie.
-En exactamente tres días volveré con tu respuesta, anciano.
Al salir de la sala, tomó su tele transmisor. El hombre al otro lado de la pantalla, su secuaz Stretch, lo vio.
-Vi su nave salir justo cuando llegué. No le dieron importancia a mi llegada. –
-No había razón para que lo hicieran, Stretch. En lo que a ellos concierne solo eres un lugareño más. –
Stretch entró a la bahía médica, preguntando acerca de el famoso humano, Dorian Neverender. Después de varios minutos, regresó a comunicar lo que aprendió.
-Hace dos días llegó, la princesa embarazada, fueron gemelas. – reportó Stretch.
Ouroboros se quedó en silencio, comenzaba a temblar. Una mezcla de ira y dolor brotaban de él.
- ¿A dónde se dirigen? – preguntó enojado.
-A casa, jefe. – le respondió al instante.
Ouroboros se dirigió a un grupo de piedras en el piso. Al mover las piedras, reveló su forma de transporte, un teletransporte individual.
-Los Zemedianos quieren una muestra de nuestra convicción. Podemos resolver ambos problemas a la vez. Yo iré a recoger los pedazos de Elho que nos hacen falta. Dirígete a Mara, mantén un perfil bajo durante su instancia. – le dijo a Stretch mientras activaba el teletransporte.
-Un anciano aquí habló de él. Dijo que sería una visita de dos días. Después volvería a un lugar que no le gusta. – respondió mientras se dirigía a la nave.
-La Tierra. –
Luego de dar su salto al otro lado de la galaxia, Ouroboros continuó.
-La Tierra está fuera de los límites. Es un viaje de una semana entre Mara y ella. –
- ¿jefe? – Stretch preguntó consternado.
Dos días pasaron. El día del baile real Mara.
Sistema Mara.
-Una felicidad Neverender. – Dorian pensó para sí mismo.
Mientras su familia y él disfrutaban del baile, Stretch finalmente llegó al planeta.
- ¿Tenemos luz verde para hacer contacto? – Stretch recordaba preguntar a Ouroboros.
Stretch, una vez ahí, infiltro el hangar donde la Excelso se mantenía.
-Lo que sea necesario Stretch, pero debe estar hecho. – pensó para sí mismo mientras sobornaba a uno de los guardias.
-Rápido y en silencio, nuestro momento al fin llegó. – recordaba mientras combatía a los guardias que no pudo comprar.
Bajo la luna de Mara, tres guardias fueron asesinados. Sus cuerpos nunca fueron reportados.
Al día siguiente, cuando la familia Neverender se preparaba a salir, Ouroboros regresó con mucha determinación.
Sistema Zeta Remeda.
Veinte horas después del baile real Mara.
Cuando llegó, fue recibido como un amigo, pues había prometido un regalo enorme para los Zemedianos.
Al llegar con el consejo, tomó asiento y mostró su tele transmisor.
-Querían ver mi compromiso. – inició mientras la transmisión iniciaba.
- ¿Mañana veremos a los abuelos? – preguntó Noah, quien era escuchado a través de la transmisión.
-La Tierra está un poco más lejos que eso. – respondió Arana.
Con oprimir un botón, Ouroboros dejó ver al fin el interior de la nave, en la cabina de carga de la Excelso, se encontraba un teletransmisor, acompañado de una bomba.
-Les presento, honorables Zemedianos, a la familia dorada del Imperio Mara. – dijo Ouroboros mientras sacaba un interruptor de su cinturón.
-No te desesperes hijo. Te lo prometo, este viaje será divertido. – dijo Dorian, ignorante al peligro tras de él.
Los Zemedianos se mantuvieron en silencio, esperando al momento en que Ouroboros tomara acción.
- ¿Alguna objeción? – preguntó, saboreando el momento.
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