A pesar de haber llegado hace ya dos semanas, no pude darme el gusto de recorrer el palacio. Demasiadas clases y entrenamientos ocuparon todo mi tiempo, y el que tenía libre lo use para descansar. Pero hoy es uno día de aventuras, Amos está solucionando unos problemas y Rudd lo esta ayudando, así que es hora de aprovechar este tiempo.
Me levanto de mi cama y salgo de mi habitación. La misma esta ubicada casi en el piso más alto del palacio, el último lo ocupa el rey y su familia, la habitación de mamá y las chicas están a lado de la mía.
—Este lugar si que es enorme —digo observando solamente el piso donde me encuentro.
Continuo mi rumbo bajando las escaleras para recorrer el piso de abajo, el tercer piso. Este lugar es dedicado a los escribas del rey, los encargados de llevar la economía del reino. Hay varias habitaciones y muchos dragonnewt yendo de un lado al otro, me recuerda a los empleados de una empresa que visite en mi anterior mundo. Este lugar me da un dolor de cabeza, al siguiente parada.
El segundo piso es dedicado a los eruditos, la Corte del Rey, un grupo de investigadores que se encargan de estudiar, comprender, y mejorar la magia. Aquí trabaja Asara, por falta de tiempo no pude visitarla pero ahora nada me lo impide. Creo que le haré una sorpresa, aunque no sé en que parte de este piso trabaja, tendré que recorrerlo e ir preguntando.
Empiezo a caminar lentamente, observando cada detalle posible, es un lugar bastante grande y no muy transcurrido. De forma muy notable, una enorme biblioteca ocupa la mitad del piso y varias habitaciones conforman la otra mitad, dichas habitaciones probablemente sean lugares para probar experimentos o para estudiar en tranquilidad. Me adentro en la biblioteca, quienes están en ella llevan túnicas de colores llamativos; blancas, marrones, negras, azules y rojas, la recorren en busca de libros mientras otros leen en silencio en mesas y escritorios repartidos por todo el lugar. Asara llevaba una túnica blanca, probablemente el color signifique un grado de jerarquía dentro de sus miembros, cuando la encuentre se lo preguntaré. Avanzo hasta quien está más cerca de mi, lleva unas sandalias marrón claro junto a unos pantalones blancos ajustados y una túnica marrón, al parecer todos se visten igual solo cambia el color de su túnica, llego hasta él y toco su espalda. Él reacciona y voltea en mi dirección.
—Siento molestarte mientras trabajas, pero necesito encontrar a alguien y creo tú puedes ayudarme. ¿Conoces a Asara?
—¿Quién ere…? —dice el erudito, luego su rostro cambia completamente de expresión. Está avergonzado.
El hombre clava una de sus rodillas en el suelo mientras apoya su mano en la otra y su mirada se fija en el suelo.
—Alteza, mis disculpas.
¿Qué está sucediendo? No entiendo...
—¿Alteza? Creo que me confundes con otro…
Todo ser que está presente en esta habitación deja de lado lo que estaba haciendo y se arrodilla antes las palabras del erudito.
Algo está sucediendo, algo lo cual no tengo idea. Necesito hablar con Amos o mamá, ¡ahora!
—Lamento mi insubordinación, no reconocerlo es una falta de respeto total. Cualquier castigo que decida lo cumpliré sin objeción —dice el erudito con su mirada aún clavada en el suelo.
Seguiré el juego.
—Está bien, mientras no vuelva a suceder. Pueden levantarse y seguir con sus deberes.
Todos empiezan a levantarse lentamente y con cierto retraso vuelven a su trabajo, el erudito que esta frente a mi es el último en incorporarse.
—Por supuesto, su alteza —responde el erudito—. Por cierto, me hizo una pregunta anteriormente.
—Cierto, ¿conoces a Asara? Trabaja aquí hasta donde yo sé —le pregunto.
—Sí, por supuesto. Es la líder de nuestro grupo, pero ahora se encuentra de camino al reino élfico. Lo siento.
—Está bien. ¿Sabes cuando regresa?
—No, alteza. Es un viaje muy largo desde nuestras tierras hasta la de los elfos, eso sin contar el tiempo que pasará allá cumpliendo con su trabajo, y luego esta el viaje de vuelta —responde el erudito con una mirada llena de tristeza—. Probablemente pasen algunos años antes de su regreso.
Años. Años hasta que pueda verla de nuevo. Ya pasaron dos, ¿ahora tengo que esperar otro par más?
—Gracias por la ayuda… ¿Cuál es tu nombre?
—Lesna, alteza.
—Gracias por la ayuda, Lesna. Puedes volver a tu trabajo.
Lesna hace una reverencia y se marcha.
Doy un vistazo a la biblioteca, algunos de estos libros me servirán mucho en un futuro próximo, luego me marcho en busca de Amos o mamá. El que encuentre primero me debe una gran explicación.
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