Capítulo 8
Ouroboros: Parte 2
Con un ligero zumbido en su oído Noah comenzaba a abrir los ojos. A su alrededor veía un suelo morado, áspero como arena. Al intentar moverse, el dolor inició.
Su grito era suficiente para que la vida silvestre alrededor saliera corriendo.
Doce horas después de la explosión de La Excelso.
Sistema Zeta Remeda.
Salón del consejo Zemediano.
-Creo que es momento de comenzar a pensar en nuestra distribución militar. – dijo Ouroboros mientras su transmisor mostraba el cuerpo de Noah yaciendo en el suelo.
- ¿Por qué siguen con vida? – preguntó el Zemediano más viejo.
Ouroboros ignoró la pregunta.
Los demás Zemedianos se mantenían en silencio. Algunos estaban listos para comenzar la violencia que Ouroboros proponía, otros aún se mantenían escépticos por la supervivencia del objetivo.
-Te hice una pregunta, hombre extraño. – dijo el anciano desafiante.
En un momento de ira, Ouroboros tomo el arma del Zemediano a su lado y la colocó en el cuello del anciano. Todos los Zemedianos se dispusieron a atacarlo.
-Una explosión puede ser causada por muchas razones. – dijo mientras se alejaba del anciano.
Cuando todos bajaron sus armas, prosiguió.
-Un problema con el motor, un asteroide perdido. – se detuvo mientras señalaba al monitor.
Por la pantalla, Arana levemente lastimada se acerca a Noah. Detrás de ella, Dorian, considerablemente más lastimado que ella, camina lentamente.
-Una explosión que los mate, así como si nada, puede considerarse un simple accidente. – decía Ouroboros mientras miraba directamente a la pantalla.
-Creo que se rompió algo. También hay que revisar si no tiene una contusión. – dijo Arana mientras miraba alrededor buscando a las niñas.
-Mira, esas cápsulas están diseñadas para resistir la entrada en órbita de los planetas más hostiles. Una explosión así no les causa ni una abolladura. – dijo Dorian, intentando calmar a su esposa.
Arana asintió mientras ambos revisaban a Noah.
-Una amenaza no sirve si no hay alguien que pueda recibirla. –
Con presionar un botón activó el micrófono de su transmisor.
-Dorian Neverender. – dijo lentamente, disfrutando de toda tensión y miedo que podría generar en su adversario.
Su piel se erizó, sus huesos temblaron, su corazón se saltó un latido, tragó saliva y volteó hacia Arana. Arana mostraba tanto miedo como su esposo. Luego de un segundo, ambos voltearon para ver la imagen del maligno hombre.
-Me presento. Mi nombre es Ouroboros. Soy tu pecado original, cobrando venganza por el resto de tu vida. – dijo mientras miraba directamente a la pareja.
La tecnología de Ouroboros le permitía mantener escondidos a los Zemedianos de la vista de los Neverenders.
-Esta es una declaración. A partir de ahora, tú y tu familia no están a salvo. El Imperio Mara va a caer. Y tu familia será aplastada bajo él. – dijo mientras señalaba a Noah herido.
-Definitivamente cometiste un error. Y si bien es mi esposo quien te interesa justo ahora, deberías ponerme total atención justo ahora. Ya que no sabes con quien te estás metiendo. – Arana contestó furiosa.
-Arana. Tú y Dorian, justo ahora, cuentan con algo que nadie más en la galaxia posee: mi benevolencia, recomiendo cuidar tus palabras desde ahora. –
Dorian levantó a Noah gentilmente, intentando alejarse de la escena.
-Dorian. – dijo Arana preocupada.
Dorian volteó, el transmisor mostraba una lista pequeña con nombres de planetas en ella.
-Mi generosidad se extiende de esta manera, mientras algún miembro de su familia se encuentre en uno de los planetas en esta lista, se encontrará protegido de mi y de mis asociados. – dijo mientras señalaba al primer planeta en la lista: La Tierra.
Dorian estalló en ira. Dispuesto a maldecir a Ouroboros abrió la boca. En ese instante, la conexión finalizó.
En el salón del consejo, todos los Zemedianos se mantuvieron en silencio, aceptando el plan de Ouroboros como sólido, dispuestos a la guerra que proponía.
El anciano se acercó a él, asintió mostrando su respeto y retrocedió.
Ouroboros tomó asiento, se mantuvo en silencio mientras los Zemedianos esperaban su siguiente movimiento. Dentro del casco del hombre, una lágrima cayó de su ojo.
Ouroboros tomó un respiro y comenzó a hablar. Aquella platica maldita que cambiaría el rumbo de la historia por siempre.
-Mi transmisor no funciona. – dijo Dorian desesperado.
-La Excelso tenía un identificador. En cuanto se destruyó la nave una patrulla fue desplegada para buscarnos. -
Mientras ambos miraban al cielo, Noah comenzó a respirar agitadamente.
-Necesitamos que esa patrulla llegue pronto. No sé si podremos estabilizarlo por segunda vez. – Dorian miraba a las niñas mientras sostenía la mano de Noah.
-D. ¿Quién demonios es él? – Arana preguntó mientras tomaba la otra mano de Noah.
-No tengo idea. Pero cuando descubramos quien fue… - Arana lo interrumpió poniendo la mano en su hombro.
-Dijo que La Tierra es un lugar seguro. ¿Significa lo opuesto? – preguntó confundida.
-Deberíamos volver con tus padres, si algo ocurre deberíamos estar ahí y protegerlos. – dijo Dorian.
-Ellos tienen guardias y todo un ejercito listo para luchar por ellos. Los Fender no cuentan con esos lujos. –
Dorian asintió mientras veía a Noah.
Pasaron siete horas antes de que la patrulla llegara. El equipo médico revisó a Noah mientras Arana y Dorian cuidaban a las gemelas.
Con el equipo de transmisión Arana puso a sus padres al tanto de la situación.
Una orden de captura fue decretada contra el individuo de nombre Ouroboros. Los Zemedianos por su parte, declararon una marca de muerte contra la familia Neverender.
Con las piezas en el tablero acomodadas al fin, Ouroboros abandonó Zeta Remeda.
-Jaque. – pensó para sí mismo, emocionado por el caos que supondrían sus acciones en ese día.
De vuelta en el planeta morado, Arana y Dorian recibieron la noticia de que Noah había sido estabilizado.
-Requiere de algunos días de reposo, pero estará sano una vez que termine de recrear el hueso roto. – dijo uno de los médicos.
-Tendrá suficientes días para reposar en nuestro viaje a La Tierra. – dijo Arana decidida.
Dorian volteó a verla, sin embargo, ella evitó mirarlo. Su decisión estaba tomada. Dorian soltó un suspiro y asintió.
-Ya la oíste. Informa a tu gente. – declaró Dorian.
-Te lo juro. Estaremos a salvo. – dijo Dorian mientras abrazaba a Arana.
Intentando contener el llanto Arana trató de responder. Ninguna palabra logró salir de su boca.
NEVERENDER
EPISODIO 2
OUROBOROS
HISTORIA: Tonatiuh Martínez Núñez
ARTE Y PORTADA: Liam Daniel González González
EDICIÓN: Intermissum Comics & Novels
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