"Evan, ¿estás bien?"
Eliza le miraba preocupada. Sostenía con mano temblorosa el celular con la imagen de Owen saludando a los reporteros.
"¡No me digas que es el mismo tipo!" concluyó su amiga con esos ojos enormes inquisidores.
Por su experiencia, él era pésimo para mentir. Por otro lado decirle la verdad pudiera ser algo malo. Ya la veía ir buscando a Owen y hacer tremendo escándalo. Como aquella vez en la cafetería y ese hombre acosador. No quería meterla en más problemas, no sería justo.
Trago saliva rápido e intentó tranquilizarse.
"¡¡NO!!¡¿Cómo crees?!..." grito y de inmediato dio un trago largo a su cerveza. Sentía que algo tenía atorado en la garganta, pero estaba dispuesto a que no saliera por su boca. "...Este tipo no es él...¡Míralo! ¡Es el hombre perfecto!"
"..." Eliza seguía viéndole dudando de su comportamiento extraño y claramente obvio.
"Es que me asuste de qué también me gustara en cuanto me lo mostraste" sonrió nervioso "¡Mira" le mostró su brazo erizado "Hasta chinito me puse ¡Uff! ¡Está muy guapo".
"¡Verdad que sí!" Eliza se distrajo con las imágenes del celular, algo que le aliviaba a Evan para que no siguiera con un obvio interrogatorio "...se parece a David Corenswet, ¿no?"
Ladeo un poco la cabeza para poder comparar ambas imágenes en su cabeza. La realidad era que Owen era más atractivo que David Corenswet. Tenía la piel un poco más bronceada y tenía un porte más de un presidente ejecutivo que un actor fingiendo ser uno.
"Algo." contesto Evan alejando su vista de la pantalla.
Le dolía el pecho con tan solo verlo.
"¡Oye! Cambiando de tema... ¿ya te viste esa serie que habla de la chica con cáncer que..."
Algo hablaba Eliza de una serie en Netflix que sonaba un tanto deprimente. Se limitaba solamente a escucharle. Pero su mente le llevaba al momento en que su vida se terminó de romper.
Juraba que podía volver a escuchar al grupo de coro practicar a lo lejos de donde se encontraba. En sus manos tenía su celular al que consultaba por enésima vez la hora. Faltaba poco para que él saliera de su última clase y pasará por allí. Como bien lo sabia. Debía ser todo como una coincidencia. Debía verse lo más natural encontrarse con Owen Willson.
Aspiro hondo.
Había planeado todo desde hace dos semanas. Todo. Momento, lugar, condiciones. Incluso no había tomado su medicina para el celo y sobornó a uno de los sirvientes que le trajera la llave de aquel engorroso collar. Todo así como lo leyó en Wikihow. Cómo decirle a tu persona destinada tus sentimientos.
"...¿en verdad dijo eso?"
"¡No te creo!"
Escuchaba la plática animada que tenía Owen con su grupo de amigos. Su risa era música para los oídos de Evan cuyo corazón latía con fuerza. Salió de su escondite y, después de respirar profundo, caminó cerca de grupo.
"Ho-hola" saludo tímido.
"¡Venga que si es nuestro amiguito!...¿cómo dijiste que te llamabas?" uno de ellos se acercó a Evan con una sonrisa extraña. Ver los caninos de los ALFAS siempre le provocaba escalofríos.
"E-Evan"
"Eres el OMEGA de primer año, ¿cierto?" menciono otro más rodeándolo.
"Perdona que seamos tan curiosos. Pero es la primera vez que vemos un ejemplar como tú"
Evan apretó el asa de su mochila. Nada de esto estaba en sus planes.
"¿Qué haces tan tarde y solo por estos lugares?" preguntó el primero.
"Yo..." tenía la mirada fija en el suelo. Tenía miedo de mirarlos. Mucho miedo.
"Es cierto. Además hace frío. ¿Por qué no vienes con nosotros?"
De la nada sintió un peligro inminente. Las miradas de aquellos chicos parecían querer devorarlo.
"¿Huelen eso?"
Los tres olfateaban como perros el aire, hasta que uno de ellos se acercó a su cabeza. Muy cerca de su nuca.
"¿A caso nos estas provocando?"
Su corazón se congeló lleno de miedo. Sus pies no se movían por más que deseaba huir de allí.
"Dicen que el culo de un hombre OMEGA es mejor que la vagina de una mujer"
El peligro era inminente. Así como las feromonas de esos ALFAS que comenzaban a afectarlo.
Algo malo le iba a pasar y todo sería su culpa.
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