Neverender Fest
Parte 1
Arana Neverender.
Ella aún recuerda el día en que se conocieron. Nunca había conocido un miedo como el de aquel día.
Once años antes.
-Mamá- escuchó salir de la boca de Dorian.
Arana comenzaba a temblar levemente, intentando mantener la sonrisa con la que había llegado.
-Ella es mi novia. Arana. – decía mientras Arana cerraba los ojos levemente, su sonrisa se volvió mucho más genuina en ese momento.
Después de soltar un suspiro Arana se presentó.
-Mucho gusto señora Fender. Soy la princesa Arana, tercera hija del Rey Arman Segundo y la Reina Nikah. – dijo mientras se inclinaba. Haciendo una reverencia.
Ella la vio, la madre del chico que la había conquistado. Ella levantó una ceja mirando a su hijo, Dorian sonrió, ella toco el hombro de Arana.
Arana volteó lentamente hacia ella.
-Mucho gusto Arana. Yo me llamo Rebeca. Dorian me ha hablado mucho de ti. – dijo ella mientras le daba un abrazo.
Arana y Dorian suspiraron, finalmente empezando a calmarse.
Rebeca los invitó a la mesa del jardín, en breve comenzaría a preparar la comida.
Las horas pasaron en el jardín de los Fender, Dorian platicó sobre como se conocieron. Arana, por un momento volteó hacia la casa. Al ver la puerta del garaje sonrió.
-El primer día que él viajó fuera del planeta, me contó la historia del día en que se mudaron a esta casa. – dijo Arana antes de dar un sorbo a su agua.
- ¿Ah sí? ¿Y que fue lo qué te contó? – Rebeca preguntó intrigada.
-Me dijo que usted le ayudó a aceptar ese cambio con emoción en vez de miedo. –
-Háblame de tú. – dijo con una sonrisa mientras tomaba la mano de Dorian.
Dorian volteó hacia Arana con una gran sonrisa, su cita para presentarlas había sido todo un éxito.
Al caer la noche, Arana se puso de pie y extendió su mano hacia Rebeca.
Ambas se despidieron, agradeciendo cada una por haberse conocido. Rebeca ofreció que se quedara esa noche, que durmiera tranquila y esperara al día.
-No hay días ni noches allá arriba. – respondió Arana con una sonrisa.
Los tres rieron ante la respuesta de la princesa.
-Sí existen, solo que ellos no saben como notarlo. – le susurraba Dorian a su madre.
Rebeca solo negaba con la cabeza a los comentarios de su hijo.
Mientras la nave que la transportaría descendía, Arana logró escuchar un último comentario.
-Me cayó muy bien esa muchacha. –
Su corazón se calentó y una sonrisa se apodero de su rostro.
Arana subió a la nave sumamente feliz.
En el presente.
Cuatro días después del ataque de Ouroboros.
Nave Patrulla del Imperio Mara.
-Deberíamos llevarles un regalo. – dijo Dorian, pensando en como regresar a casa esta vez.
-Creo que dos nuevas nietas sería suficiente para ponerles una sonrisa. –
Dorian y Arana miraron hacia el horizonte a través de la ventana. Se tomaron de la mano y caminaron hacia el cuarto de Noah.
Ambos se abrazaron al ver que su hijo aún no despertaba.
-A tu mamá le encantaría una mochila nueva. – dijo Arana intentando evitar que su voz se quebrara.
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