Neverender Fest
Parte 2
Ouroboros.
Diez días después del ataque a la nave Excelso.
Planeta Zeta Remeda.
Después de una celebración al lado de los Zemedianos, Ouroboros se retiró a planear su próximo movimiento.
Camino por lo que parecían ser kilómetros, sin rumbo fijo, solo camino y planeó. Este proceso duró aproximadamente siete horas.
Cuando terminó de pensar, activó su comunicador. No recibió ninguna señal. La misión en la que Stretch se encontraba aún no se concretaba.
-No puedo esperar un mes en este planeta maldito. – se dijo a si mismo mientras se sentaba a admirar las estrellas de aquella noche.
Después de unos minutos viendo las estrellas, decidió que acamparía ahí.
Fuego, una fogata, es lo que vino después.
-Tal vez solo un par de días. No pueden faltarle más de seis días para llegar a la Tierra. – exclamaba mientras se retiraba el casco.
Sintiendo el frío de la noche en su rostro, se acercó más al fuego.
- ¿Qué crees que siga una vez que terminemos? – le preguntaba a su casco, como si de un loco se tratase.
Al no recibir respuesta, decidió recostarse y mirar las estrellas.
Mirando al cielo se enfocó en una estrella distante. Cerró un ojo y con los dedos jugó, imaginando que aplastaba dicha estrella con solo el poder de su mano.
Una vez que su fantasía de destrucción le aburrió, comenzó a pensar en sus enemigos.
Una sonrisa enorme se apoderó de su rostro una vez que recordó la ira y miedo que había causado en Dorian Neverender.
Su sonrisa disminuyó una vez que recordó el rostro de Arana. Y dicha sonrisa desapareció una vez que vio a Noah herido en sus recuerdos.
Frustrado soltó un suspiro. Molesto se puso de pie y caminó hacia el campamento Zemediano.
Con cada paso que daba, dudaba sobre su intención.
A pesar de todo, llegó al campamento y se plantó frente a ellos.
-La noticia seguramente ha llegado a oídos de la realeza. Mara y las colonias centrales estarán bastante protegidas. – comenzó a decir mientras los Zemedianos tomaban sus armas.
Con todos los Zemedianos preparados, prosiguió.
-Las colonias externas… - se detuvo mientras volteaba a las estrellas en el cielo.
No existía un límite en ese momento.
-Las colonias externas, son una presa despreocupada. Y el día de hoy, comienza la temporada de caza. –
Una vez que terminó, todos los guerreros marcharon, preparándose para comenzar un asedio a cualquier planeta que pudieran controlar. Respaldados por el hombre que podría traer al mismo emperador de rodillas, continuaron sin miedo alguno.
Preparado para utilizar su teletransportador personal, recibió una transmisión. Stretch había hecho contacto con su objetivo. El día mejoró por completo al escuchar esa noticia.
Colocó las coordenadas de su destino y se teletransportó.
Lo último que se escuchó de él aquel día, fue una risa. No una risa maligna de las que te hacen rabiar. Ni tampoco una risa descontrolada que te hace temer.
Fue una risa cálida, una risa llena de emoción, de las que te hacen querer unirte y reír también.
Fue, a final de cuentas, una risa humana.
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