Se le acerca justo hasta sus ojos. Samara solo le dedica una delicada sonrisa, tan solo abrir sus labios y sin pronunciar sonido alguno le dice:
—Te amo...
Extendiendo su cuello al máximo, da permiso a la ejecución de un sacrificio azteca. Mela sorprendido colosalmente por el acto, piensa por un instante le grita:
—¿Esto es lo que querías?...
Dejándose llevar por el mismo impulso, y la inesperada sensación de percibirse a sí mismo y pronunciar las palabras:
—Esto ya lo he vivido...
Levanta sus manos con tal potencia y solo la atraviesa. Los párpados de su
amada gitana se cierran. Mela queda en el sumo desconcierto, cubierto
en llanto, como si se hubiera arrancado el corazón con sus propias manos.
Decide terminar de la misma manera.
—¡Mela!... ¡Mela!...
La voz suave y a lo lejos de Samara, lo despierta. El gitano se levanta con fuerza y toma a su mujer por el cuello.
—¡No estás muerta!
Samara tratando de soltar las manos de su cuello niega con su cabeza. Mela respirando a bocanadas;
—¿Qué?... ¿fue solo un sueño?
Samara —¿de qué hablas? casi me matas...
El hombre ve a su alrededor, está en su cama, en su cuarto, en su casa. Se levanta corriendo, deja de lado a su esposa para verificar día y fecha en el calendario guindado cerca del perchero, -19 de junio-.
Al ver la fecha siente que su pecho busca respirar con mucho esfuerzo hasta el punto del mareo. Samara que lo sigue;
—Mela... ¿qué te pasa?, ¿te sientes bien?...
Este abre sus ojos contentos de solo pensar que todo era un sueño. Toma a su mujer y la besa con cariño;
—Te quiero, mi vida…
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