Ella lo besa en la frente y con sus manos lo lleva de nuevo al lecho. Después de un encuentro apasionado, y con los últimos gemidos de una profunda satisfacción mutua, Mela con ternura ve la hora y cae en cuenta que debe salir corriendo, se le ha hecho tarde para llegar al cantoneo.
Mela —Debemos irnos ya, Bavol espera que lleguemos para ayudarlo con las mesas y todo eso…
Samara satisfecha con sus mejillas enrojecidas;
—Mi vida, recuerda la fecha, hoy cambié de turno para visitar a los abuelos, ¿no lo recuerdas?...
Mela queda como estancado en el tiempo, no recuerda , recapitula lo de hace unos momentos. Sin insistir se viste y se dirige a la puerta.
Samara le da un beso —te amo, mi vida.
Él sonríe con desconcierto con su guitarra a cuestas. De camino al bar el tiempo fue largo, repasa cada momento de ese sueño, no podía creer que fue tan real, cada sentimiento, la forma de sufrir tan intensa y sin dar chance a creer lo que es real y lo que no.
Solo sentía como si perdiera la vida y no era
cierto. Confundido decide seguir el ritmo de los hechos tal cual como cada día.
Ya en el bar después de haber ayudado, Bavol se le acerca;
—¿Y Samara?...
Mela lo mira extrañado —¿no te dijo?... cambio de turno con María... ¿no sabías?...
Con un gesto, Bavol asiente como respuesta. Sin evitarlo un pensamiento suspicaz vino a su mente y le pregunta la fecha.
—Es de nuevo 19 de junio, ¿pero qué día?...
Bavol —jueves muchacho... ¿qué es lo que te pasa?, estas distraído.
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