El gitano con el mismo gesto le responde
sin importancia.
María saluda a ambos caballeros.
Bavol a María; —¿Samara?
María —necesitaba el día, algo con sus abuelos...
El cantinero sigue derecho a sus asuntos, Mela respira de nuevo, sonríe y deja de pensar en ello. Los artistas se ponen de acuerdo en el cancionero y las piezas que dan más reconocimiento a sus movimientos.
Pasadas las tres y ya en pleno apogeo, entra el mismo borracho de antemano, Don Márquez, quien ve a Mela de pie a cabeza y sin aminorar el paso pide una mesa con tan solo un gesto.
La camarera sin retardo lo ubica en su mesa ya con
su bebida preferida en mano, ve que el hombre ya muy bebido, torpemente toma a
fondo blanco el trago.
Empieza el contoneo, Mela busca otra cuerda para ajustar el instrumento al lado
del tablao cuando la bailaora y la camarera se intercambian palabras;
Camarera —Marcos está borracho de nuevo y no son ni las cuatro.
Bailaora —me imagino lo que me espera... ya que no está Samara…
Mela se queda frío al escuchar el nombre de su mujer implícito en las frases que salen sin ningún cuidado. El gitano tira del brazo de María queriendo exprimir la verdad de todo aquello,
—¿No entiendo?
María, de mala gana —¿no entiendes qué?”
Mela —¿quién es Marcos?
Ella burlona —¿Marcos Márquez?... Sr. Don Márquez”.
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