-¡Teru! ¡Teru!- Una voz grave y desesperada llegaba desde el exterior de la sala de estar. El portón del salón se había abierto de golpe. Era George, quien se veía algo nervioso. Sus ojos buscaban al chico por todo el salón, hasta que lo vio a su costado, sentado en el sofá con Nick. El caminó rápidamente hacía los dos chicos con rigidez.
-Oh, Hola señor George, mire, el es Teru, Lo conocí aquí y...
-Teru, tenemos un problema- El hombre del traje no tenía tiempo para las buenas noticias de Nick -Esto es muy serio... Ven conmigo, vamos- dijo como ultimo recado mientras regresaba al portón de donde salió. Nick y el chico se miraron entre ellos mismos, confundidos y extrañados por la actitud de George.
Teru, siguiendo los pasos de su jefe, llegó a una sala repleta de pantallas. Era un muro cubierto con ellas, como un enorme mosaico de cuadros distorsionados que iluminaba la oscuridad del salón. El chico estaba algo aterrado, un aura ominosa estaba encerrada en aquella sala y no podía evitar sentirla caer sobre sus hombros.
-Mira esto, por favor.- Dijo George mientras enchufaba con un cable la Cámara que recibió hacía él panel de comandos que tenía. De repente, una por una se encendían las pantallas revelando la imagen de un Demonio cargando sobre su espalda a una chica pelirroja. Teru retrocedió un poco ante la fuerte luz de las pantallas, y fruncía el seño intentando distinguir que era lo que veía entre aquellos borrosos pixeles. A medida que su visión se iba aclarando, las figuras misteriosas se habían vuelto unas que el chico reconoció lleno de temor:
-Greg y... ¿Tamara?- Dijo el con su voz quebrada.
-Así es- El hombre del traje parecía molesto por algo.
-Pero ¿Qué hacen ellos ahí? ¿Dónde están?
-Están en el bosque maldito de Isla Frontera, buscándonos. Esos dos algo están planeando, y me temo que...-George no podía terminar la frase sin evitar sentirse triste -Me temo que es contra nosotros.
-¿Como dijo?
-Greg y Tamara están trabajando juntos... Cuéntale, J.
"J", el Ninja que había traído la grabación hizo presencia colgando en el techo como un murciélago. Se dejó caer confiando en sus habilidades, y tocó el suelo sano y salvo sobre sus dos pies. Este, en la mesa de comandos activa el botón que le brindaría sonido a la imagen, completando el material adquirido.
-"...Bueno, entendido. Somos un equipo ahora."
-"Bien. Ahora debemos seguir este camino de los arboles tallados, quizá sean una pista hacia su base secreta."
-"Esta bien, confiaré en ti.- Dijo Tamara intentando no oírlo"
La cinta se detuvo abruptamente, saltando directamente a la estática. Teru estaba anonadado. Esto era imposible, no tenía sentido dentro de su cabeza. La jurada guardiana de la ciudad de un día para otro se había unido a su padre. Él intentó discrepar:
-No hay forma de que esto sea real... Algo debe estar mal con esa grabación.
-Es real. Permíteme contarte una pequeña historia...- George lo detuvo y procedió a girarse en la silla, observando a la oscuridad- Greg una vez trabajo para nuestra agencia como un científico... No le gustó nuestra idea de utilizar nuestros conocimientos para la paz y se retiró, causando enormes estragos en la humanidad y llevándose a gran parte de las sombras con el... Solo quedamos nosotros, Teru. Y a este paso seremos los últimos defensores en pie.
Teru no quería creer lo que estaba ocurriendo, pero entonces recordó la mirada de la chica en aquel video. Había algo en la imagen que mantenía clavado al chico, algo intentaba comprender cuando una vez más, las palabras del señor George hicieron eco en la mente del chico. Poco a poco iban emergiendo memorias hacía la superficie de su cerebro:
-"Te veo muy preocupado... ¿Hay algo que perturbe tu mente?... Una chica llamada Tamara, ¿me equivoco?"
Muchos recuerdos y palabras de la chica azotaban su cerebro nuevamente. Recuerdos que el prefería haber olvidado y que creyó haber bloqueado. Por instinto empezaba a temblar, agarró su brazo izquierdo con temor y su expresión se veía afligida. El chico a pesar de intentar decir algo, las palabras no le salían; había perdido por completo el aliento. Lo poco que pudo decir lo dijo en un tono ahogado:
-Yo... yo necesito un momento.
Teru había escapado del salón en una caminata rápida, intentando esconder el como se había sentido. Al otro lado del portón, estaba el chico sentado mirando hacía el techo del pasillo elegante. Agarraba su brazo mientras la melancolía invadía su corazón. Quería dudar de la palabra de George, quería creer que lo que estaba ocurriendo era algún truco suyo. Pero tampoco podía confiar en la chica. Ya no podía. Dejó de sujetar su brazo y dejo caer ambos al suelo, desganados y sin energía. Su cabeza también cayó como si le pesara. Ahora, nada en él tenía energías.
Nick casualmente caminaba por el pasillo, cargando algunas prendas que debía llevar a lavar. Fue entonces cuando vio a su compañero en el suelo, frente al portón. El chico sombra dejó la ropa al piso y dio prioridad a atenderlo:
-¿Teru?- dijo Nick mientras se acercaba con su gentil voz. Aunque Teru no lo pudo decir, su voz fue un alivio de oír -Oye, ¿Qué sucede? ¿Estas bien?- El muchacho sombra intentó tomar el brazo izquierdo de Teru para sacudir al chico y ver si estaba consciente. Este se quejó del dolor y nuevamente agarró su brazo, reaccionando en cosa de segundos
-¡Lo siento! ¿Te tomé muy fuerte? ¿Te herí cuando practicamos Judo?- Nick estaba inquieto.
-No te preocupes, no es tu culpa. Solo tengo... unas heridas- Teru intentó evadir el tema pero a consecuencia solo generó mas preguntas.
-...¿Heridas? viejo, ¿Qué ocurrió?
Teru se volvió a desanimar, mirando al suelo mientras apretaba el rostro. No sabía como esconder lo que le había sucedido. Teru podía ser discreto con ciertas cosas, pero habían otras que esquivarlas era imposible. Nick solo se quedó ahí, pensando que quizá lo había empujado demasiado. Con el remordimiento en su rostro, hizo que lo creyó correcto
-Ey... Lo siento, no quería bombardearte de preguntas así.
-Tranquilo. En serio no es tu culpa.
El silencio nació entre ambos. Nick se sintió algo incomodo por ello. Para romper el hielo, estaba a punto de decir algo más, cuando George abrió uno de los portones silenciosamente. Allí vio lo mismo que Nick; el muchacho desparramado en el suelo, deprimido. Teru pudo sentir la presencia intimidante del señor sobre él, y cuando alzó la mirada sobre su cabeza sus sospechas se habían confirmado. Sin titubear se levantó frente al señor y comenzó a pedirle disculpas por su actitud. No se sentía como alguien profesional.
-Señor yo- Lo siento, solo-
-Teru. No es necesario que me expliques. Ya comprendo todo con solo verte ahora...- George lo interrumpió, volviendo comprensivo con él -Hay algo que quieres hacer al respecto, ¿cierto?
El ninja desde al otro lado del portón solo oía murmullos y suspiros de lo que se hablaba afuera. La sala de las pantallas ahora se había vuelto una sala de aspecto mas ruin y apagado, sucio e inhóspito.
Vio como su jefe indicaba a los chicos un lugar al fondo del pasillo, Teru y Nick se embarcaron en dicha dirección. J se acerca a el portón del cuarto solo para poder comprender que ocurría, fue sorprendido por el hombre del traje, que entraba de manera algo apresurada. El Ninja intentó también apresurarse con sus dudas:
-Señor. Pero ¿Qué hay del trato?- Decía nervioso, sin obtener una respuesta. George solo se quedó viendo a la pantalla de Greg y Tamara con mucha atención, sin decir nada.
-¿Señor?... Señor, ¿a donde ha enviado a los chicos?
-Tranquilo, J. Todo esta bajo control- En un chasquido de dedos, todas las pantallas se fueron a estática nuevamente, y un pequeño portal se había generado en los pies de George. Poco a poco todo su cuerpo era engullido por el agujero, pero el no se veía inmutado. Finalmente, El señor desapareció por completo, junto al portal, dejando a J completamente solo con sus preguntas sin responder.
Al fondo del pasillo todo se había vuelto mas oscuro. Las velas y candelabros a pesar de estar encendidos, sus llamas no lograban alumbrar lo suficiente como para iluminarlo todo. Teru acompañado de Nick iban hacía un viejo portón. Este era completamente negro, no tenía ninguna pisca de color o brillo como los anteriores. Entre su manojo de llaves, Nick sacó una de un color plateado y formas anticuadas. El portón se había abierto con un fuerte chirrido que la oxidación y el tiempo le regaló.
Dentro del salón, miles de tubos de cristal brillantes y vacíos eran puestos en exposición. Era una fila ordenada que rodeaba la sala en forma de U, estaban siendo sujetados por gruesos tubos de metal que conectaban a un techo indistinguible por la oscuridad. Extrañas y radiantes luces verdes emanaban sus rayos desde las grietas del suelo intentando penetrar las tinieblas.
El chico sintió una mayor desconfianza ante lo que presenciaba -¿En que me he metido? ¿Qué es todo esto?- pensó dentro de su acomplejada cabeza que ahora era todo un manojo de emociones. Nick no parecía prestarle mucha atención, pues se había adelantado hacia lo que Teru notó como una figura inquietante en el centro del cuarto: era el hombre del traje. El chico clavando la mirada en sus ojos, y George clavando la suya hacía el chico y su sombra, estiró su mano en un gesto de amabilidad. Su mirada era igual de gentil, inquietantemente gentil.
Teru aún no quería confiar, sus entrañas le gritaban peligro y sus ganas de huir jamás habían se habían vuelto tan fuertes. Todo fue hasta que Nick se paró al lado del señor, y también estiró su mano. Su sonrisa era mas genuina, mas amable y mas cálida ... Teru no podía confiar en su jefe, pero tampoco podía evitar sentir la culpa por su compañero. Aunque su cerebro le pedía razonar, su corazón le indicaba que había sido demasiado ignorante contra los demonios que enfrentaba todo este tiempo, y que quizá apoyar a Nick a lograr la paz sería un buen comienzo para enmendar sus errores.
Mientras las ideas y la indecisión inundaban su cráneo a punto de estallar, el portón oscuro le hizo un favor y lentamente se cerró tras su espalda, atrapándolo en un laberinto sin una salida, lleno de culpa e inseguridades en cada esquina.
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