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Azucena: Desperté enterándome de ser la nueva Gema Flor Nocturna, nadie me pregunto si quería o no serlo. Ahora debo llevar esta imposición junto con la suerte de la misma. Se que tiene un gran poder por la cual es conocida y apreciada, en cuanto a los vándalos puedo añadir deseada. De seguro saldrán de donde estén para intentar arrebatarme el poder o que me una a ellos.

Me acompaña una esencia de fémina figura, largo cabello negro, un busto apenas evidente y una cadera normal. Parece usar un vestido que cambia de verde a morado y de este a purpura como sino se pudiera decidir entre esos colores por 1.

–Vamos intenta decirme como te gusta la ropa para hacer tu traje. Debemos salir esta noche para que te acostumbres al poder y conozcan a quien será tu mentora –. Habla como voz automática de computadora.

–¡Debo poder negarme a esto! –molesta le grito.

–Yo no puedo cortar el enlace. Claro que si sales y hablas con Rosa Negra es posible que él te haga el favor, si lo considera correcto –. Estoy hablando con una contestadora automática.

–Entiendo que mis capacidades me hacen perfecta para este poder, y no quiero desairarte, pero el tema importante aquí es que no se me consulto. Así como ustedes las esencias tienen derecho a que les agrade su portador los humanos tenemos derecho a que se nos consulte si queremos llevar la carga del poder –enfática me explico.

–No tome esa decisión. Ni la primera ni la segunda –. Que falta de tacto.

–Si tú no estuviste en la elección es claro que tendrías que estar molesta por el asunto también –muy firme le explico.

–Las razones para tú elección no me son del todo agradables, pero tienes las capacidades necesarias y puedes obtener la experiencia necesaria para desempeñar un buen trabajo. Eso es lo que me importa –fría como metal habla.

De pronto hace que mi cabello se vuelva morado y lo alarga un poco. Me pone un antifaz violeta que al verme en un espejo noto que me oculta los ojos haciendo que se vea todo blanco.

–Esto no me gusta –irritada le digo.

–¿Qué te gusta? –. Mecánicamente insiste.

Me coloca un traje ajustado rojo de cuello a muñecas y tobillos, encima una falda violeta a media pierna, junto con guantes y zapatos del mismo color.

–¿Te gustan los estampados? –a secas me pregunta.

–Solo te falto ponerme un lazo en la cabeza –irritada le reprocho.

Esta esencia es literal. Me coloca una cinta violeta en forma de moño en el centro de la cabeza, y hace un gesto como si le pareciera adorable mi infantil vestimenta.

–Al menos coloca un rojo menos brillante, por favor –. Es lo único no insultante que le puedo decir.

Mirarme en el espejo no ayuda, soy delgada y parezco una tabla con algo que parece hecho para ocultar aún más mi escaso busto, aún mis caderas no se han terminado de desarrollar para empeorar el asunto. Al menos le cambio el tono al rojo, aunque apenas es mejor que el anterior. No me gusta como me veo.

–¿Todo listo? –robótica me pregunta.

–No. No me gusta que se vea mi rostro aunque sea de manera parcial. Por favor una mascara completa, y que sea roja para que los ojos queden violeta y no le pintes labios –. Hablar con esta es inútil. Ya lo dijo tendré que resolverlo con los maestros y Rosa Negra.

Sin más nada que hacer y sin ningún animo para querer hacerlo salgo a recorrer la ciudad. Se que esto es algo que despertaría la envidia de muchas personas como el compromiso de muchas otras, pero estoy en contra de hacer las cosas de esta manera.

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Felipe: Al transformarme en Verdugo me preparo para usar la llave, sin embargo noto a  Rosa Negra preocupado.

–¿Qué ocurre? –intrigado le pregunto.

–Percibo la energía de las pesadillas. Sugiero investigar. En ocasiones pueden estar fuera de control –Rosa Negra muy serio me explica.

–¿Qué son? –curioso le pregunto. Nunca he escuchado de nada llamado así.

–Una treta de este reino, en potencia letal cuando se sale de control –Rosa Negra preocupado me responde.

–Bien, investiguemos –tranquillo le digo. Seguro alguien lo esta revisando, pero realmente se nota que le interesa.

Salimos por la ventana para ir a la ciudad; vamos siguiendo las energías que Rosa Negra detecta, yo las puedo ver gracias al antifaz que apenas se nota debajo de la capucha. No tardamos en encontrar a quien posee una armadura. Rosa Negra lo mira por unos instantes mientras este solo va de un lugar al otro, parece buscar algo; pasado un momento me hace colocarme frente a él, los 2 nos miramos con tranquilidad.

–¿Me dices tu nombre? No creo que quieras que te llame Espada de Hielo. Rosa Negra está muy intrigado –calmado le hablo.

–Solo dime Guerrero de Hielo. Tengo órdenes de hacer salir a los vándalos… este tipo de poder se les debe hacer irresistible aunque no más que el de mi compañera, la cual aún no aparece – emocionado me explica.

–Sobre todo por el hecho de que lo tiene un menor de edad. Si eso es todo, suerte con eso. Quiero quitarles sus amuletos tan pronto como se pueda –calmado le comento.

–Muy bien, Verdugo de Rosa Negra –calmado y sonriente me habla.

Nos vamos cada uno por su cuenta, yo voy corriendo hasta que escucho un llanto, el de una jovencita, parece la Gema Flor Nocturna; está sentada sobre un hermoso edificio cerca de algunas flores, intentando ocultarse. la miro intrigado, Rosa Negra se percibe serio señalándome que me acerque.

–Háblale –serio y preocupado me dice.

–¿A qué se debe el llanto de la dama? Por lo general quienes tienen poder ríen –. Intento ser cortes, y me mantengo como a 2 metros.

–¡Ese no es tu asunto! –muy irritada me grita. Me asusto.

–Rosa Negra es el intrigado, no yo. Por mi estaría en otro lado haciendo algo más urgente que ver tu pena –incomodo y ofendido le digo.

–Si mi pena de ser esta sin que se me preguntara, y condenada mientras la tenga a la suerte de la Gema Nocturna –indignada y molesta me cuenta.

–¿Cómo? –confuso pregunto.

–Existe la creencia errada en determinados lugares, que la Gema como otras se casa con ciertos otros guerreros por obligación –Rosa Negra enfático me explica.

–¿Ese es un tipo de mal entendido, Rosa Negra? –curioso le pregunto.

–¿Qué te dijo? –indignada me pregunta.

–Que su suerte en el amor no es tan mala… –. No me dejo terminar de hablar en broma.

–¡Supongo que no sabe de emociones humanas! –frustrada e iracunda me vuelve a gritar.

Ella se va molesta corriendo muy rápido, yo me quedo fastidiado mirándola irse, Rosa Nagra se pone a mi lado con los brazos cruzados y una mirada de preocupación.

–Pero que gran odiosa. No importa. Vámonos –ofendido hablo.

–Eso es dar una primera mala impresión. Aunque tampoco elegiste las mejores palabras. Dejar a una dama llorando no es de caballeros, aunque estos no son los tiempos que he vivido –serio y algo incomodo me exclama.

–Confía en mí, estas damas de ahora prefieren que se les deje solas en sus llantos y penas; intentar meterse sin invitación es buscarse un problema –molesto y enfático le explico

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Rosa Negra: Enseguida va a la puerta más cercana la cual atraviesa siendo seguido sin que el joven se de cuenta por el Maestro Ancestral, luego hablaron por varias horas de temas básicos y veo sus intenciones de ser un mentor para mi joven, mientras hablo con Anochecer quien me cuenta que Escudero de Bronce vigila a Guerrero de Hielo quien se la a pasado ayudando a quien puede, deteniendo ladrones y buscando a lo lejos cualquier vándalo sin importar su tipo. Diamante Blanco vigila a Gema Flor Nocturna quien seguia llorando mientras caminaba por los tejados, sumergida en su pena.

En horas de la madrugada le pregunte a Luz de Noche por ella y me conto que camino hasta llegar cerca a la casa de Felipe; la vio de lejos un rato y luego se acerco mirando indiscreta por cada ventana que no estaba cubierta por una cortina, cuando vio el cuarto del chico que al salir dejo la ventana abierta, ella sin más entro al lugar.

–Las cosas de Felipe, ¿tendrá un diario? Voy a buscar –. Dijo mi amor que se veía eufórica por estar ahí la jovencita.

Con picardía y cuidado lentamente reviso el cuarto, las libretas de la escuela, los cajones donde tiene sus útiles, donde guarda la ropa, revisándola un poco, aunque tenia una sonrisa juguetona y algo incomoda no se detuvo reviso los estantes llenos de libros, cuantos e historias, lo mismo en cada gaveta que encontro, al terminar se sentó en la cama de él, riéndose.

–No encuentro nada que parezca un diario, aunque tampoco lo deje desordenado. Nadie notara que estuve aquí –picara y desvergonzada hablaba.

Acomodo la sabana y salió de la casa por la ventana, Esmeralda, Diamante Blanco y sus esencia lo vieron todo desde la distancia, ambas féminas estaban extrañadas. Casual llegamos pasados unos minutos Verdugo entro por la puerta del baño, al quitar la llave nota que no cerró la ventana; la cerro mientras yo lo deje en su normalidad, se cambio para dormir, y se acostó dándome las buenas noches. En mi forma de gato, mire toda la habitación de un extremo al otro sin moverme de mi lugar; extrañado al sentir la presencia de Azucena.

–Estas damas de ahora no son tan diferentes a las de antes. Cuando tienen la oportunidad de ser picaras no la desaprovechan. No falta nada, así que no hay razón para que se deba enterar de esto mi muchacho –curioso lo mencione.

Tras hablar con mi amor y me contara lo que paso, me tranquilice y me acosté a los pies de Felipe, ambos descansamos bien.