—Woah, qué alto.
Tras una buena caminata por el sendero de la Ruta Marítima, por fin llegamos a la cima. A varios metros y casi al borde del acantilado, una estructura cilíndrica y empinada vigila la costa. Es el faro Cassandra, cuyo nombre proviene del navío que consiguió sobrevivir a la fuerte tempestad del 68. Se dice que antes de existir el faro había una pequeña casa en lo alto de la colina que consiguió re-orientar el navío Cassandra con la luz que atravesaban sus ventanas. Si el navío no hubiera logrado encontrar la costa a tiempo, las consecuencias hubieran sido desastrosas.
Parece increíble como un punto de luz visto de tan lejos puede llegar a tener tanto impacto. En el día pasa totalmente desapercibido, pero en la oscuridad se convierte en la luz más brillante.
—¿Crees que se podrá visitar? — me pregunta Mike emocionado. La verdad es que a mí también me encantaría visitarlo.
—Tal vez. Habría que preguntarlo en la oficina de turismo.
—O podemos preguntarle a alguien de aquí.
—¿Mm?, ah, ¡Mike!, ¡espera!
Al intentar avanzar para alcanzarlo, mi pie termina pisando un objeto que casi me desestabiliza.
—¿Pero qué-?
Cuando recojo el objeto y lo inspecciono, me sorprendo.
—¿Una cartera?
« Será que... »
En una situación como esta lo mejor que debería hacer es entregar la cartera a objetos perdidos sin mirar el contenido, pero mi curiosidad me puede.
Cuando abro la cartera, lo primero que veo es un documento de identidad de la persona que la ha perdido.
« Léo Miz. Varón. Nacido el 30 de abril de 2002. »
Me quedo observando su foto durante un momento. El chico parece bastante joven, entre sus 15 y 17 años. Intuyo que la foto fue tomada hace varios años, pues habiendo nacido en 2002 ahora tendría 20 años. Su pelo medio-largo castaño y mitad-rapado me hace recordar a Jim del Planeta del Tesoro. Si no fuera porque lo había visto de cerca esta mañana, hubiera creído que era otra persona. Pero no, es él. ¡Es el chico que había perdido la cartera!
—El faro está habitado por un hombre... no hay forma de que se pueda visitar. Aunque me han dicho que si se lo pedimos tal vez nos deje subir hasta arriba.
Aunque no me gusta cambiar las conversaciones de golpe, esta vez no puedo evitarlo:
—Mike, he encontrado la cartera del chico.
—¿Eh?, ¿lo dices en serio? — parece estar igual de sorprendido que yo.
—Mm, mira la foto. — Le digo mientras le entrego la cartera abierta. —Aunque ahí está bastante cambiado, su rostro es prácticamente el mismo.
—Léo Miz, nacido en el 2002... Vaya, no es mucho mayor que tú.
—Mm. Eso parece.
—¿Qué hacemos? — me pregunta Mike mientras me devuelve la cartera —¿Lo llevamos a objetos perdidos?
La respuesta es evidente, ¿pero por qué estoy dudando?, ¿acaso me esperaba poder entregarle la cartera en mano?
Suspiro.
—Es lo mejor que podemos hacer.
—Bueno, podrías llevárselo a su casa. La dirección debería estar en su tarjeta de identidad — me dice mientras hace otra inspección a sus datos. No me atrevo a decirle que ya lo había pensado.
—Pues no tiene ninguna dirección— continúa.
—Es porque no es un documento de identidad del estado.
—¿No es el mismo que tienes tú?
Niego con la cabeza. —No. El del estado es de color dorado y lleva la bandera nacional. Esta es azul con rayas blancas. Y tiene un logo en la esquina superior derecha — digo mientras lo señalo, — aunque no sé muy bien de qué puede ser.
—¿No hay nada más dentro de la cartera?
Supongo que no pasará nada si le doy un vistazo rápido...
—Parece que solo hay algunas fotos —digo mirando rápidamente. Me sorprende que no haya nada más. No hay tarjetas de crédito ni dinero.
La primera es una foto grupal en una piscina municipal. Cuatro chicos y una chica con medallas colgadas al cuello. Por el tipo de medallas y su vestimenta, me hace pensar que podría tratarse de una competición de natación.
En cuanto a la segunda foto, es de una persona saltando al mar desde un acantilado. No muy alto, pero lo suficiente como para sentir la adrenalina.
—Tal vez es una tarjeta de deportista. Eso explicaría la foto de la competición.
—Es posible.
¿Será que es nadador? Por los trajes de baño juraría que sí, pero esa foto de él saltando... me hace pensar que podría ser también un saltador de trampolín.
Ah. Me encantaría poder confirmarlo.
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