Me tiro los siguientes días en casa. Con menos trabajo que hacer, tengo por fin tiempo de ponerme a dibujar con mi tableta gráfica. Lo cierto es que el pasado curso me gradué de un bachillerato de artes. Aunque considero que mi dibujo no es especialmente increíble, disfruto mucho practicándolo. Mi deseo es poder vivir algún día del dibujo, pero sé que lo tengo complicado. Para poder seguir mejorando, lo ideal sería acceder a cursos presenciales, pero con la situación actual de mi familia, es algo que no puedo permitirme. Es por eso que el pasado julio tomé la decisión de quedarme en casa y hacer cursos online. Así, puedo seguir mejorando y a la vez ayudar a mi familia con el negocio.
—¿Te falta mucho?
—¿Mm?, un poco, ¿por qué?
—Porque ya es la 13:00 y tengo mucha hambre.
Desvío la vista de mi dibujo para mirar la hora: 13:03. Pues es verdad que ya es algo tarde. Siendo que hemos quedado con Léo a las 15:00, lo mejor es no tardar mucho en hacer la comida.
—¿Pizza? —decimos los dos al unísono. La repentina conexión hace que nos riamos.
Cocinar da bastante trabajo, así que no está mal acudir a la comodidad de vez en cuando.
—Si mamá estuviera aquí nos echaría la bronca. —Me dice Mike recogiendo sus utensilios de pintura. Ahora que mi escritorio es bastante espacioso, puedo compartirlo con Mike para dibujar.
En nuestra antigua casa, cada vez que me ponía a dibujar, Mike se sentaba en la cama para imitarme. Desde entonces dibujamos un rato juntos cada semana.
—Suerte que no llega hasta la tarde.
Eso nos evitará tener que mentirle cuando vayamos a salir.
~⭐⭐⭐~
Tardo 35 minutos en prepararme, el doble que de costumbre. Normalmente no suelo preocuparme por como salgo a la calle, pero hoy no he podido evitarlo. Me miro al espejo para observar cómo me queda la ropa. Al final he optado por unas deportivas, unos pantalones claros, una camiseta ancha negra, y una camisa grisácea.
Me giro para verme de perfil en el espejo. A pesar de no llevar sujetador, no se nota a penas mi pecho; al igual que mis caderas, que se ven tapadas por la anchura de la camiseta.
« No creo que sea capaz de percibir nada », me digo.
Me miro una vez más en el espejo. Aunque no poseo rasgos masculinos, entre el peinado y la ropa consigo disimular bastante bien los rasgos femeninos. Lo malo es que eso implica no poder llevar ropa ajustada. Ya ni hablemos de un bañador, hace años que no piso una piscina. Mucho menos un vestuario...
Me quedo con la mirada perdida en el espejo hasta que oigo la voz de Mike:
—¡Luc, ya estoy!
Vuelvo a mis sentidos.
—¡Ya voy!
Salimos de casa a las 14:45. He quedado con Léo en el banco del otro día, por lo que en 10 minutos deberíamos de llegar sin problemas.
Mientras recorremos las calles para llegar a nuestro destino, miro de reojo a Mike. Se le ve especialmente feliz.
Justo cuando estamos a punto de llegar al final de la calle principal, Mike saca una pequeña pizarra a rotulador.
—¿Y eso? —pregunto con confusión.
— Ah, ¿la pizarra?, he pensado que sería mejor para hablar con Léo que utilizar una libreta.
Oh, qué buena idea. Después de experimentar la comodidad del móvil no llegué a plantearme que otros métodos de comunicación podrían ser útiles. Mike, sin embargo, no tiene móvil, así que está obligado a escribir a mano. Aunque el uso de la libreta es más común, si lo pensamos, es cierto que existen varias formas de escribir a mano. Solo es necesario abrir un poco la mente.
Como es de esperarse de mi hermano.
Sonrío. No puedo evitar alargar el brazo para revolotear su pelo.
—¡Hey, que me acabo de peinar!
—No sabía que te peinabas —digo en broma. —Si te lo sigues cortando tan corto ya no te quedará nada con lo que peinarte.
—Eso es culpa de mamá. Le dije que no era necesario ir tan seguido a la peluquería, pero no me hizo caso. La próxima vez no pienso ir hasta que hayan pasado varios meses.
—Si haces eso tendrás el pelo más largo que yo. Crece muy rápido.
—Genial, así aprovecho para hacerme el corte de pelo de Marco —dice mientras se le iluminan los ojos.
Marco, no el de Los Apeninos a los Andes, sino el de la serie 'Entrelazados' de Disney+. Tiene un aspecto un tanto gótico, con el pelo medio-largo escalonado por la parte superior hacia el flequillo, y rapado por la parte inferior.
Debo reconocer que es un personaje bastante guapo. Aunque...
—Parece que ya nos está esperando —dice Mike interrumpiendo mis pensamientos. — Es el chico de allí, ¿no?
Recorro con la mirada el camino hasta visualizar a un chico con camiseta blanca, pantalones oscuros, y una mochila bandolera negra cruzada al hombro. Se encuentra de pie junto al banco y con los brazos cruzados. En esta ocasión no parece haberse traído sus patines.
Termino la frase que tenía en mi cabeza:
« Aunque recientemente he conocido a un chico mucho más atractivo.
Con su rostro serio puede parecer distante y desinteresado, pero lo cierto es que es bastante amable y agradecido. »
Antes de que lleguemos, Léo gira la cabeza hacia nuestra dirección y nos reconoce. Cuando levanto la mano para saludar, nuestras miradas se cruzan y mi corazón da un vuelco.
Le veo sonreír ligeramente mientras levanta la mano para devolvernos el saludo.
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