Desvanecer v.

Cuando todo acabo, me dijeron que debía borrarte. Y lo hice.

Excepto que tu fantasma me seguía a todas partes.

Materialmente, desapareciste. Pero tu presencia aún no se desvanece de mi vida.

Dicha n.

Algunas personas necesitan de ropa elegante, cenas caras y conciertos ostentosos para sentir que valió la pena salir con una persona.

Yo necesito un helado, una buena conversación y tus hermosos ojos para sentirme dichosa.

Dolor v.

Hay momentos en los que comienzo a sonreír de la nada, recordando todas las cosas buenas que compartí contigo.

De repente, los recuerdos se vuelven pesadillas; después en realidad. Y todo vuelve a doler como el primer minuto.

Esperar v.

-¿Has escrito algo sobre mí?- preguntaste una noche, después de que pasara horas pegada a la pantalla mientras tu leías libros como si no hubiese nada más que hacer.

-¿Te importaría si lo hiciera?

-Realmente no. Sólo siento curiosidad. Dices que escribes sobre las cosas que te importan, que te gustan o disgustan, que te hacen feliz o infeliz. Que escribes sobre las personas que te gustan o que te hacen enfadar, sobre las que cambian tu vida y tienen magia con ellas…

-No entiendo entonces cuál es tu curiosidad. Tú entras en esa descripción…

-Siento curiosidad sobre lo que escribes sobre mí.

Sonreí. -Tendrás que esperar… como todos.

Estado n.

Tú sabes que dentro de mis planes no está el matrimonio ni los hijos.

También sabes que te quiero tanto que estaría dispuesta a firmar un contrato vinculante frente al Estado, si eso fuera una promesa eterna de amor verdadero.

Estrella n.

-¿Qué haces?- preguntaste una tarde mientras estábamos recostados en tu habitación, sin dejar que las nimiedades del exterior perturbaran el santuario que creábamos al estar juntos.

-Nada. Admirar a mis estrellas preferidas

-Pero si aún no se ha ocultado el sol

-Pero no necesito que se oculte el sol. Aquí– respondí, acercando mis dedos a tus labios- está la estrella con la que comienza mi constelación preferida.

Delineé tu rostro con mis dedos, uniendo los tres lunares que enmarcaban a tus labios.

-¿Ahora ves porque no necesito que el sol se oculte?

Sonreíste, de esa manera que hace que te sonrojes ligeramente y te hace más apuesto. De la forma que hace que mi constelación favorita adquiera nuevas dimensiones y un nuevo lugar en el cielo de tu rostro.

Eternidad n.

Perderme en tus ojos es algo que podría hacer por segundos o por horas, y nunca sería suficiente tiempo.

Extrañar v.

Hay días en que no te recuerdo.

Hay días en que te extraño un poco.

Hay días en los que te extraño con locura; cuando cada paso me recuerda los lugares que visitamos, cuando cada canción es capaz de transportarme a tus brazos, a los momentos felices que compartimos.

Feliz adj.

-¿Eres feliz conmigo?- preguntaste de repente, a medio día…

Yo no dije nada. No tenía palabras para responder a esa pregunta.

Después de todo lo que había pasado ¿De verdad creías que podía serlo?

Flor n.

Murieron las flores que habíamos plantado juntos, de las que nos olvidamos.

Murieron de sed hasta volverse polvo porque ninguno de nosotros era capaz de ser menos egoísta y darse cuenta que con nuestras batallas matábamos a todo a nuestro alrededor.

Honestidad n.

Cuando comenzaste a reclamar y encararme todo aquello con lo que no concordabas debiste estar preparado para la respuesta.

Porque no estaba dispuesta a simplemente oír, asentir y aceptar todo lo que me decías sólo porque tú tenías más experiencia, porque eras mayor, y “sabías lo que hacías”.

Porque fue eso, seguirte ciegamente, lo que me abrió los ojos y me hizo darme cuenta de que tú eras aquello en lo que yo no me quería convertir. La hipocresía de hacer lo contrario a lo que prometiste, la sonrisa perfecta que te salvaba de todo, tu incapacidad para aceptar las consecuencias de tus actos.

Así que no, no podía quedarme callada. Porque había callado por mucho tiempo; porque lo que para mí era cariño para ti fue conveniencia.

Porque siempre supe que tú no me quieres, nunca lo hiciste, y nunca lo harás, aunque en el pasado no quise aceptarlo,

Y por eso no tuve problema en gritar que la razón por la que nada estaba bien, la causa de que las cosas no funcionaran era que ni tú ni yo estábamos listos para afrontar las consecuencias.

Yo seguía empeñada en culparte, tú seguías aferrado a no ver la realidad. Y parecía que ninguno de los dos estaba listo para la honestidad, tan cruda y bruta, del otro.

Fotografía n.

Veo la foto que acabas de tomarte, con tu sonrisa un poco apagada y la barba que comienzas a dejarte crecer. No puedo

evitar recordar las fotos de cuando te conocí, cuatro años más joven, cuatro años más inexperto.

Para mi desgracia y fortuna, sigues igual. Con una sonrisa hermosa, con tus ojos brillantes, y ese je ne sais quoi que alborota todos mis sentidos. Incluso si sólo te veo a través de una pantalla.

Huella n.

Cuando recién me conociste, tú eras un experto en la vida y yo no sabía que pretendía hacer con la mía, mientras todo lo que me rodeaba se sentía como un desastre.

En realidad, ese fue el problema. Que mi vida se sentía caótica y mis barreras no eran lo suficientemente fuertes como para detenerte. Por eso llegaste, derribaste mis muros y yo supe que todo estaba perdido.

Porque al ver las huellas que señalaban tu llegada, supe que también, llegabas para nunca irte.

Impaciente adj.

-¿Por qué…?

No respondí. Te pregunté cómo te sentías, a lo que me respondiste con un “bien” seco, antes de insistir.

No respondí.

Te pregunté qué tal había estado el día, qué habías comido, qué película querías ver esa tarde.

Insististe.

Te dije que tenía ganas de ver esa película de navidad que tanto me gusta, a pesar de que era pleno verano. Te dije que ese día había comido con mi mejor amiga de la universidad. Te dije que estaba llena de trabajo, y que me alegraba verte.

Volviste a preguntar.

Me levanté y me serví una copa de vino tinto. Te ofrecí, pero te negaste, manteniendo tu vista sobre mí. Insistiendo sin palabras

Me desesperé.

Te dije que te jodieras y me dejaras en paz. Di un portazo en mi habitación y me aventé sobre la cama, arropándome para evitar a la realidad que querías que enfrentara.

Parecía que no habías aprendido a leerme. No sabías que había días en los que no quería tus abrazos, que había palabras que no respondía, que había sonrisas que fingía.

Pero aún no lo sabías. Por eso te mostrabas impaciente, curioso por descubrir los secretos que ocultaba.

Incongruencia n.

Eres lo mejor de mi vida…

…y lo peor.

Inesperado adj.

El amor es como la lluvia.

A veces, vas a rezarle por meses a todas las diosas para que llegue. Pero, en el fondo, sabes que de nada servirá, porque estás en medio de una sequía, y tienes que ser paciente.

A veces, las nubes comienzan a formarse a lo lejos y, cuando parece que está a punto de caer sobre ti, el aire se encarga de que la lluvia caiga en otro lugar.

A veces, tienes paciencia, y observas cuidadosamente cómo las gotas se van condensando lentamente hasta que el agua cae sobre ti, robándote una sonrisa por la satisfacción de saber que finalmente llegó.

Pero tanto el amor como la lluvia tienen una mejor forma de llegar: cuando el sol brilla en lo alto y sales con tu vestido preferido. De forma inesperada, llega. Y en vez de correr, comienzas a bailar bajo la lluvia.

Inmensurable adj.

Los números son infinitos. De la misma forma, tú no eres uno, sino cientos o miles. Eres hembra y macho, y todos los matices que existen entre ambos extremos.

Eres sol y luna, y miles de millones de partículas que separan a uno y a otra.

Eres los nombres que existen entre la A y la Z, y las letras de los alfabetos que no se han incorporado al español. Eres Canadá y Nueva Zelanda, y miles de millones de personas que viven entre uno y otro. Eres los osos polares, los pingüinos, los tigres, los peces y tortugas que se atraviesan en los caminos de unos y otros.

Eres la receta del café como me gusta, el chocolate que no, y la pizza, el sushi y las cemitas que se cocinan en el mundo. Eres la receta de todas las comidas que probarás en tu vida, y las comidas que aún no se han inventado.

Eres el café de tus ojos, el negro de tu cabello, lo rosa de tus labios, el azul del cielo. El verde del pasto sobre el que te beso, el rojo de mi labial, el naranja de los atardeceres que compartimos, y el gris de las calles que caminamos.

Eres los elementos de la Tabla Periódica, y las aleaciones de metales, las Tierras Raras y los elementos que aún no se descubren. Eres las siete notas musicales que existen, y los matices que existen entre una nota y la otra. Eres las piezas de Tchaikovsky y las canciones de los Beatles, y la música que aún se va a componer.

Eres las palomitas que hemos compartido, y las películas que hemos amado y odiado. Eres cada segundo que hemos compartido. Y la vida no me alcanza para contarlos, ni para contar los que vienen.