Capítulo 5: El acuerdo definitivo
Ambas fueron al exterior, donde se quedaron por un rato hasta que Anubis pudiera respirar correctamente.
-Claramente no estás bien, por favor dime lo que está pasando.- dijo Loise preocupada.
-No está pasando nada, de verdad. No tengo nada que ocultar, te lo juro. No entiendo qué ha pasado, ha sido un ataque repentino- dijo, clavándose las garras en la muñeca.
-En serio, no pasa nada. Por favor, déjame volver a dentro- dijo sin fuerzas.
-Está bien, vete-
Anubis siguió su camino hacía dentro, dejando a Loise en la entrada. Esta comenzó a llorar desconsoladamente mientras se caía lentamente al suelo.
-¿Qué está pasando con mi pequeña?¿Qué estoy haciendo mal? Hace nada era una niña inocente. Si jamás hubiera conocido a esa sucia demonia, ahora mismo sería de las mejores guerreras demoníacas y viviría una buena vida. Pero, por su culpa, pronto será desterrada al igual que nosotras… - Loise se secó las lágrimas- No, mientras todo esto esté todavía en mis manos, haré todo lo posible por mi cuernito- dijo, confiada, mientras empezó a marchar hacía una dirección lejana.
Luinan, quien la estaba observando, rió.
-Sabía que no resistiría a que "su pequeña hija" actuara de esta manera y que, no solo pedirías explicaciones, si no que también te intentarías enfrentar a mi. Pero lo que no sabes es que yo no lo haré justamente.- Volvió a reír.
Loise, tras un largo camino, llegó a la cueva de Luinan y entró haciendo escándalo.
-¡Sal de donde estés, sucia rata! Tú y yo vamos a hablar- gritó enfadada
-Ven hacia mi voz, señora, y encontrarás a la persona que acabará contigo- dijo Luinan, dramáticamente, a lo villano de Disney.
Loise siguió la voz hasta la habitación de Luinan, donde la encontró en un trono de estalacmitas.
-Bienvenida a mis aposentos, o lo que será tu hogar hasta que te mate- tras decir eso, abrió su mano y sopló de ella unos polvos anaranjados que fueron directamente hacia Loise.
-¿Q-qué estás haciendo?- dijo mientras comenzaba a sentir como sus piernas se petrificaban.
-¿Yo? Simplemente estoy consiguiendo una nueva decoración en mi cuarto, lo que pasa es que esta decoración podrá ver todo lo que pasé y no podrá hacer ni decir nada-
-No, por favor no lo ha— - intentó decir, pero no pudo terminar, ya que su rostro se había vuelto totalmente sólido.
-Y ahora que no hay obstáculo, podremos realizar el plan. ¿Verdad, Loise?- dijo mientras le acariciaba el rostro petrificado.- Veamos qué está haciendo tu pequeña- rió.
Anubis, quien seguía buscando el bolígrafo, decidió buscar en la habitación de Loise.
-¿Dónde estará ese maldito bolígrafo?- dijo enojada- ¡Aquí! Parece que Loise guarda demasiado bien las cosas "peligrosas". Bueno, es hora de firmar, ya iré mañana a entregarle el contrato-
-¿Ves lo que está haciendo tu Anu? Pronto sería mía. Todos seréis míos y todos moriréis-
Loise comenzó a llorar, pero sus llantos no se exteriorizaban, y lo único que se podía contemplar era cómo sus ojos se empapaban.
-Ohh, qué pena, la pobre Loise está llorando por su "hijita"- dijo sarcástica, antes de soltar otra carcajada.
Justo en ese momento, el interfono de Luinan comenzó a sonar y esta lo cogió en cuanto comenzó a cantar.
-Holaaa- dijo dibujandosele una gran sonrisa en el rostro.
-Hola, Luinan. Ya he firmado el contrato y estoy dispuesta a entregártelo. Vas a morder el polvo - dijo Anubis al otro lado del interfono, amigable.
-Eso lo dices ahora, pequeñaja- dijo fingiendo que no la odiaba.
-En fin, ¿dónde quedamos para entregarte el contrato?- dijo con un poco de asco.
-En nada estoy en tu casa y podrás salir al mundo de los mortales-
Al terminar la llamada, Anubis se dirigió hacía la habitación de Loise para intentar aclarar el problema.
-Oye mamá, es que...- dejó de hablar al darse cuenta de que no había nadie- ¿Dónde está Loise?- se preguntó preocupada.
Comenzó a buscar por todas las habitaciones y, al no ver que todas estaban vacías, intentó calmarse.
-Seguro que se fue a buscar algo para hacer un conjuro o algo de ese estilo, ha de ser eso.-
Un sonido retumbante inundó todas las habitaciones.
-Anubisita, ¿estás en casa?-
-Sí, querida, estoy aquí.- Gritó - No hace falta que entres, ya salgo yo.- Añadió a modo de gruñido.
Nada más salir, sus miradas se cruzaron y una especie de conexión flamante demostró el odio y rencor que ambas se tenían.
-Aquí tienes tu contrato. Pienso aplastarte y demostrar que soy más de lo que tu piensas.- sonrió.
-Eso ya lo veremos- le devolvió la sonrisa. -Por cierto, sé que no está especificado en el contrato, pero ¿sabes que vas sola hacía el mundo mortal, no?-
-¡¿Qué?! Eso es injusto y tú lo sabes muy bien.- gritó Anubis, enojada.
-Puede que sea injusto, pero no es ilegal. Nunca se ha mencionado en el contrato, así que no hay más discusión sobre este tema. Suerte querida, la necesitarás.- habló complaciente antes de desvanecerse.
-Hija de mil demonios… No sé cómo siempre logra engañarme, pero no pasa nada, en el mundo humano todavía es...- dijo mientras buscaba el reloj de multimundos- ¡¿Veintinueve de mayo?! Es decir que me faltan…- empezó a contar con los dedos los días que le faltaban- ¿¡solo tres días humanos para empezar la apuesta!?- su respiración empezó a alterarse- Está bien, está bien, no es tan poco tiempo, puedo hacerlo.-
Comenzó a organizar todo lo que llevaría a su viaje al lugar terrenal en una bolsa que, a pesar de parecer diminuta, tenía un interior inmenso.
-Bien, ahora necesito un mapa -se dirigió al cuarto de Loise y comenzó a buscar - ¿Dónde estás, pequeñín...?- tras una pequeña pausa, encontró lo que buscaba- ¡Aquí! Vale, ahora necesito saber dónde hay un portal que me lleve a un lugar de la tierra donde no haya muchos soldados para evitar confrontaciones. Pero, como siempre, hay al menos dos soldados por portal. Necesitaré camuflaje… Bueno, a lo que iba ¿dónde hay un portal no muy grande que no suele estar poblado? El portal de los prados rojos, ahí los guardias son unos zoquetes, seguro que no se dan cuenta de quién soy. Diré que soy una guerrera pérdida y seguro que se lo tragan, haré diferentes modificaciones con algunas pociones y ni se percatarán que están hablando con una fugitiva. -
Tras haber hecho las modificaciones necesarias y tener todo listo, puso una carta para Loise en su almohada donde se despedía con mucho cariño de ella y prometía volver antes de que ella se diera cuenta de su partida. Voló hacia los prados rojos, donde se encontró con dos guardias que conversaban mientras comían un aperitivo. Poco a poco se acercó a ellos con un paso firme y con mucha confianza para que no sospecharan de ella.
-Buenos lustros, señores- dijo con una voz grave, que había obtenido gracias a algunas pociones.
-Buenos lustros a usted también, ¿qué desea, dama?- preguntó uno de ellos
-Venía para ir al mundo de los asquerosos mortales, soy de las guerreras de Salem, nuestra misión es la de maldecir a los honrados y compensar a los malvados. He perdido a mi grupo y mi localizador me ha traído hasta aquí, ¿serían tan amables de dejarme pasar?-
-¿Las guerreras de Salem?- dijo el otro guardia con desconfianza- ¿Esas no salieron en la pasada Luna?-
«Por mil demonios, ¿tiene que saber todo este idiota?» pensó
-Sí, pero las nuevas integrantes están abandonando el infierno ahora, debido a que nos faltaban todavía algunas lecciones que aprender-
-¿Y qué lecciones has aprendido?- dijo mirándole fijamente.
-Ahora sé cómo transformar a los seres humanos en objetos inertes y que estos contraigan enfermedades identificables, ya que no tienen síntomas, provocándoles una lenta y dolorosa muerte, ¿por qué lo pregunta? - dijo sonriendo
-No, por nada. Es que hay algunos fugitivos que intentan escapar de los castigos eternos, pero creo que usted no nos estas mintiendo- dijo, bajando la guardia
-Bueno, señorita, ya puede pasar. Perdón por la pérdida de tiempo por las preguntas de mi compi, que tenga un viaje diabólico- dijo el otro guardia sonriendo.
-¿Tan fácil es todo?- se dijo así misma.
-Ehehh, espera... Anubis- dijo una voz que provocó que ella se retorciera.
-Perdone, ¿puede repetir lo que has dicho?- dijo esta asustada mientras se giraba lentamente.
Comments (0)
See all