Capítulo 8: Conociendo a los humanos
-¡Rose!- interrumpió Odette- ¿Qué haces hablando con esta?
-Ohh Odette, ¿No deberías estar en la cafetería? - le dijo algo confundida.
-Sí, ambas deberíamos estar allí, pero tú no apareciste y las muchachas y yo nos asustamos- contestó un poco molesta
-¿Muchachas?- preguntó extrañada
-Sí, claro, las amigas que te dije esta mañana ¿o no te lo dije? Bueno, cielo, da igual. venga, que llegas treinta minutos tarde, deja aquí a este despojo.- Miró a Lorraine con desprecio y se llevó del brazo a Anubis.
Esta, extrañada, comenzó ha hacerse algunas preguntas en su cabeza algo angustiada:
«¿Quién es esta chica? ¿Por qué tratan así a Lorraine? ¿Habrá hecho algo malo? Pero si parece super dulce, ¿no le gustaban a los humanos la dulzura y la amabilidad? No entiendo a esta gente, son demasiado complicados.»
-¡Rose! ¿Qué te pasa, guapa? Estás embobada, ¿te ha hecho algo la negra esa?- dijo sin entender nada.
-¿Negra…? - preguntó confundida.
-Sí, la negra, ehhh… ¿Lorena se llamaba…?-
-¿Te refieres a Lorraine? Pero si no es negra, sino marrón…-
-Ajajaja, qué graciosa eres-
-Sí… graciosa…- dijo, sin todavía saber por qué la había llamado así.
-Te van a encantar las chicas- dijo Odette, cambiando de tema disimuladamente- son muy majas, solo que son un poco más mayores que tú. Tienen más o menos mi edad, ¡pero eso no interfiere en que entablemos una buena amistad! Además, todas tenemos hijos, así que nos entenderemos. ¿Cuántos años tienen los tuyos?- Dijo mientras iba andando hacia la cafetería junto a Anubis, o la que en ese instante era, Rosemary.
-¿Los míos…?-
-Sí que eres graciosa. Mis hijos tienen 18, 16 y 12 años.
El mayor, George, va a casarse en un añito, muy buen muchacho, se va a casar con la hija de la costurera. La mediana, Daisy, está saliendo con un muchacho de los Campbell, un señor de los pies a la cabeza, lo que ella se merece con lo buena muchacha que es… Y la pequeña, Susan, no hace mucho, pero le estoy enseñando a coser y cocinar, va a ser una buena mujer como su madre y su hermana. Oye, ¿y tus padres eran de este pueblo o cómo?-
Ella no sabía qué responder y comenzaba a aburrirse, por lo que miraba al suelo ignorando lo que esta le contaba.
-¿¡Rose!? ¿Otra vez? Bueno, da igual, ya hemos llegado. Ahora con un café te despejas un poquito y nos cuentas cómo es tu vida.-
Entraron a la cafetería, donde había cinco mujeres sentadas en una mesa redonda hablando mientras tomaban café. Todas parecían haber salido del mismo molde, estaban serias con las piernas cruzadas mientras miraban a todos por encima del hombro.
-¡Chicas! Aquí traigo a la nueva integrante del grupo, su nombre es Rose-
-Rosemary- corrigió Anubis.
-Sí, sí, Rose- ignoró la corrección- es nueva en el pueblo, vive en la mansión de la colina, tiene una casa preciosa y es muy amable. Rose estas son Anna, Carol, Mona, Lucy y Margaret. Son mis mejores amigas, las mejores del pueblo, y pronto serán también tus grandes amigas.- dijo poniéndole la mano en el hombro.
-Hola, querida, siéntese. Seguro que andó mucho desde la colina hasta aquí- dijo Mona.
-¿Y yo no he andado, querida? He ido y he vuelto, encima soy mucho más mayor que ella, es que nadie piensa en mí- dijo Odette indignada.
-Odette, cariño, tú también te vas a sentar ¿ o no? ¿Te vas a quedar de pie?- dijo Carol un poco cansada de sus dramas.
-Oye, Carol, ¿le puedes pedir a mi marido un café para mí?- le preguntó Anna
-Sí, por su puesto, ahora vuelvo. Puedes sentarte en mi silla ya que estás tan cansada.- añadió, diciéndoselo a Odette, mientras se iba.
-¿Quién se cree esta?- se preguntó la mujer irritada mientras se sentaba - creo que ya sabemos quién es la que sobra en el grupo y por quién va a estar de sustituta Rosita- dijo mientras cruzaba las piernas.
-Rose, siéntese por favor, me da angustia verla así- dijo Marge.- Además, ¿así cómo vas a hablar?-
-Aquí tienes tu café, Annita- dijo Carol mientras traía el café caliente-
De repente, Odette se levantó y empujó a Carol haciendo que se le derramara el café encima.
-Uhh, perdón Carol- dijo fingiendo angustia- no era mi intención, ¿estás bien?-
Carol rompió, no soportaba más guardarse todo lo que se guardó durante tantos años junto a Odette. A cambio de eso, formó una escena.
-Odette, eres la cosa más repulsiva del mundo, no sé cómo tu marido puede aguantarte. Entiendo que estas lo hagan, porque son exactamente igual que tú, unas sabandijas, pero yo ya me he cansado. Me acabas de quemar con un café caliente, claramente a propósito, y me has arruinado el vestido que me hizo mi difunta madre, mi vestido favorito. No quiero volver a veros jamás. - Esta se dirigió a la salida, pero justo en la puerta, paró de llano y miró a Anubis a los ojos- ...Y Rosemary, si yo fuera usted, escaparía antes de que no sea posible. - esa frase le hizo tener un escalofrío de los grandes- Ahora sí me marcho.- Finalmente se fue, dando un portazo para marcar su salida.
-¿Habéis visto lo que me ha dicho? Que dramática por favor. Encima se pone como una loca, no sé ni cómo ha podido ser nuestra amiga-
añadió Odette, cómo última gota que colma el vaso.
En el fondo, sabía que aquellas palabras que dijo Carol eran verdad, pero esperaba que las demás no se dieran cuenta.
-Siempre ha sido una verdulera, nunca ha tenido ningún tipo de clase- dijo Lucy mientras reía.
-¿Os acordáis de lo que pasó la navidad pasada? La que armó por una tontería - rió también Anna.
-Menos mal que has hecho eso para que ya tuviéramos razones de echarla del grupito - dijo Mona sonriendo.
Anubis ya había entendido que ese grupo no eran las amigas que ella necesitaba con tan solo verlas a primera vista e inventó una excusa para tener que marcharse pronto.
-Emm… perdonenme, pero tengo que irme, acabo de recordar que tengo que hacerle la comida a mi marido que se va a trabajar en una hora y no quiero que no lleve nada de comer-
-¿Ya tiene trabajo?- preguntó Marge.
-Sí, es que nosotros venimos de la ciudad vecina, vinimos aquí porque nos enteramos que mi tía abuela había dejado de herencia a mi madre su casa, pero como era mayor, me la dio a mí y decidimos mudarnos, y aquí estamos… En fin, no puedo entretenerme más, adiós queridas.-
-Adiós - dijeron todas en sintonía.
Cuando Anubis ya había salido de la cafetería estas comenzaron a hablar:
-Es sobrina de la vieja satánica esa, no me fío de ella ni un pelo- dijo Mona
-Ni yo tampoco, pero es mejor tener a los enemigos cerca, ¿no creéis?- dijo Odette mientras cogía la taza.
-Muy aguda- dijo Anna
En el palacio de Satán
-Ber, ¿estás mejor?- dijo el rey, quien se encontraba apoyado en el respaldo de la cama, siendo cubierto únicamente por las sabanas.
-¿Eh?- dijo dicho muchacho, adormilado, levantando un poco su torso- Sí, lo has hecho muy bien.- volvió a tumbarse.
-No te he preguntado si lo he hecho bien, ¡eso ya lo sé! - dijo con un toque de soberbia- Te pregunto si tu cabeza está bien, fui demasiado duro contigo, tenía mis razones… pero no merecías tal castigó.
-Ah, sí, estoy bien…- dijo sin moverse y comenzando a roncar.
-Ber, ¿ya estás cansado?- le susurró al oído.- Creo que el pequeño Luci todavía no está satisfecho.-
-¿¡Qué!? ¿¡Que le falta algo!? Mira, dile que juegue con una mano, yo no puedo más, me duele todo el cuerpo.- dijo señalando sus marcas.
-¿¿Con una mano??- rio. -¿Para qué usar las garras cuando tengo a un demonio para saciarle? Venga no seas dramático, ¿no te iban a ti estas cosas? ¿Es porque estás envejeciendo? Debería buscarme a un nuevo entonces...- dijo para convencerle
-¿¿Por qué dices eso?? ¿No soy suficiente para ti?- se levantó rápidamente.
-Antes era diferente… - dijo mirando hacia abajo. -¿Ya no te atraigo?- añadió mirándole como un perrito triste.
-No es eso, Bernard, siempre serás mi perrito favorito.- dijo fingiendo tristeza.
-¡¿¿Bernard??! ¿¿Por qué me llamas así?? ¿Ya no me llamas Ber?- dijo tapándose el rostro con una almohada.
-Podríamos hacer cositas nuevas, ¿no crees? Tengo dos opciones:
usamos más juguetes o cogemos a otro perrito y así el amo estará completamente complacido-
-¿Otro perrito? ¿Y si hacemos una cosa antes de todo eso?- dijo mientras bajaba lentamente entre las sábanas buscando la entrepierna de Satán.
-Me interesa lo que estás diciendo…- dijo mientras acariciaba la cabeza de Bernard. Veo que terminaremos tarde, ¿no?-
-Está bien - dijo sumiso rindiéndose ante los pedidos de su amo.
Ya eran las 4 de la madrugada cuando Bernard se despertó bruscamente por el bruto manoseo de Satán quien tocaba las nalgas del chico y este, al percatarse de que el demonio se había despertado, dijo:
-¿Sabes qué? esto me pertenece.- rió
-Sí, sí, todo mi ser es tuyo y bla, bla, bla. Ahora, por favor déjame dormir, han sido las 8 horas más largas de mi vida. Tengo mucho sueño y no estoy de humor.- Dijo retirando la garra de este.- Espero que estés satisfecho.-
-Emm… Bueno, no ha estado mal…- lo nalgueó -has hecho un buen trabajo, creo que no necesitaré a nadie más además de ti.-
-¿¡En serio?! - se levantó rápidamente.
-Sí, podrías mejorar, pero tienes mi aprobado.-
- ¡Síi!- exclamó mientras lo abrazaba- ¿Pero en serio no me das un sobresaliente?-
-Te daría más tiempo para mejorar tu nota, pero tienes que descansar para mañana, el "Gran Día" se acerca.- le dijo dándole golpecitos en la cabeza.
-¿Gran Día?- dijo algo confuso, pero el sueño ganó contra este, evitando poder escuchar la respuesta y haciendo que cayera rendido en el pecho de Lucifer.
-Descansa, mañana por la noche averiguarás lo que eso significa.- besó su mejilla y se durmió abrazando a este.
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