Oslac despertó otra vez en la misma habitación. Ya habían pasado dos días desde su encuentro con Ronald. El oficial, en aquel momento solo dejó a Oslac inconsciente y llamó al enfermero y enfermera para que lo curaran de nuevo. La única diferencia entre el chico de hoy y el de hace dos días era que tenía una venda en el cuello y que Ronald no había vuelto a visitarlo. Tampoco Oslac había comido mucho en ese par de días, ni había intentado escapar, no trabajaba, no venían a tomarle datos, nada. Era como si no existiera. Veía al techo, a la pared que se notaba era vieja por sus manchas de suciedad y las grietas, y veía la pequeña apertura que había entre ellas. Todavía era invierno, y eso era lo único que sabía, no sabía exactamente el mes, ni el día. Cayó en cuenta de que ni si quiera había logrado del todo ver el exterior. ¿Por qué estaba vivo todavía? Así siguieron pasando los días. A cada movimiento que presentía afuera Oslac volvía a incorporarse y escuchaba con atención. Aunque no lo quisiera admitir, estaba esperando a que alguien entrara. Pero pasó poco menos de una semana y nadie entró.
Oslac intentó usar su mana oscuro para salir pero no podía si quiera manifestarlo. ¿Era esta su forma de morir? En aquel momento cuando le dijo a Ronald que lo matara no era que lo hiciera allí con las dagas sino que, ¿se refería a una muerte lenta como esta? En ese momento Oslac recordó las palabras exactas de Ronald “o te unes o te mueres”. -Ja…- Oslac dejó escapar una ligera risa mientras estaba acostado en suelo. -Dijo “o te mueres” , nunca dijo que él me mataría en ese instante. ¿Cuál es el plan Ronald? ¿Si quiera tendrás uno? - dijo Oslac en voz alta empezando a hablar solo. -No estoy muerto y no moriré de la nada tampoco- Oslac caminó con las rodillas lo más cerca posible de los barrotes. Sentía como su corazón se aceleraba, él sabía que si llamaba a Ronald perdía, pero si se quedaba callado y sentado, ¿sería posible que en algún punto alguien viniera? No. Ronald estaba jugando el mismo juego, estaba esperando que Oslac lo llamara. Había alguna posibilidad de que, ¿si pasaba suficiente tiempo, se diera por vencido y viniera a verlo? ¿Pero cuánto era suficiente tiempo?. Además sus condiciones eran probablemente diferentes. Oslac se acercó a los barrotes y abrió la boca pero no llamó a nadie. La volvió a cerrar y apoyó la cabeza contra el suelo. ¿Si lo llamaba significa que se uniría a ellos? Quería pensar que podía unirse y escapar pero, era probable que eso también lo hubieran pensado ellos, no lo dejarían escapar.
-¡Guardia!- gritó Oslac finalmente. El guardia de la puerta abrió -¿Qué?- preguntó.
-Quiero que me saquen de aquí- dijo Oslac.
-Yo no puedo hacer eso.
-Entonces quiero hablar con la doctora- dijo Oslac quien quería confirmar algo que se le había ocurrido.
-Tampoco puedo hacer eso.
-Entonces, ¿con quién puedo hablar?
-Tampoco puedo responderte eso.
Estaba seguro de que estaban jugando con él, y quien estaba detrás de todo era Ronald. Ronald le había ofrecido dos opciones antes. Pero era obvio que estaba intentado hacer que Oslac eligiera unirse a sus oficiales. Si había una persona con la que Oslac pudiera negociar era Ronald, quien estaba seguro esperaba su llamada. El guardia empezó a cerrar la puerta y Oslac presionó los dientes mientras arrugaba la nariz frustrado. -Espera- dijo Oslac, preparado para perder en el juego de la espera. -Quiero hablar con el Oficial Ronald.
-¡Tintintin! ¡Tenemos un ganador! Finalmente has llamado por mi.- No habían pasado ni dos minutos desde que Oslac lo había llamado cuando Ronald ya había llegado. Entró a la habitación y vio a Oslac a los ojos. Oslac por su cuenta subió la mirada hacia arriba indicando lo harto que estaba de este payaso y cuando lo vio se dio cuenta de que traía unos libros bajo el brazo derecho.
-Así que el juego era que yo me hartaba de estar aquí y te llamaba, o tu te hartabas de esperar y venías- dijo Oslac a modo de confirmación para su teoría.
-Esperaba que llegaras a esa conclusión- dijo Ronald poniendo los libros sobre la mesa -Pero no está del todo bien.
-¿Por qué?
-Porque la segunda parte nunca existió. Si no me llamabas no valdrías mi tiempo y morirías algún día en esta celda o en el laboratorio, o algo por el estilo- Dijo Ronald viendo a Oslac a la cara que tenía de enojado - Veo que no te gusta perder. ¿Estas frustrado? Creí que dijiste que querías morir, así que te dejé hacerlo. Si lo ves de esa forma no he hecho nada que no hayas querido.
-Te dije que me mataras no que me dejaras aquí para morir.
-Pero esa no fue una de las opciones que te di.
-Olvídalo, ya entendí.- Ronald dejaba que Oslac liderara el tema de conversación pero quien realmente estaba calmado y seguro de obtener lo que quería era él. Oslac lo sabía, pero a diferencia de Ronald, quedarse calmado era difícil.
-He notado que todos los guardias llevan un símbolo de serpiente, igual que nuestros uniformes de la prisión, ¿a qué se debe?
-No responderé eso.
-¿Es la mascota de la nación? Mmmm o mas bien, ¿la mascota del líder?- Ronald se quedó viéndolo en silencio esperando a ver si iba a seguir hablando del tema o no. Finalmente suspiró y dijo -No vas a responder nada que no tenga que ver con tu propuesta, ¿cierto?
-Veo que aprendes más rápido de lo que pensé pero todavía no tanto cómo quiero, he de admitir.
Oslac había escuchado las palabras de Ronald y sabía que venía a hablar de la propuesta de unirse a ellos. Pero debía admitir que los libros lo tenían bastante distraído. Desde donde estaba podía ver apenas el lomo de los libros y quería leer qué decían pero no podía a esa distancia. A diferencia de la mirada sospechosa de Ronald, Oslac tenía una mirada llena de curiosidad mientras veía los libros, ¿hacía cuánto no veía uno?
-Joven tus ojos te delatan fácilmente. Si no es tu ira es tu curiosidad. - Dijo Ronald mientras movía su cuerpo y se colocaba en frente de los libros obstruyendo la vista de Oslac. Como si fuera poco empezó a recitar una historia. Oslac lo escuchó y tal como Ronald quería, empezó a abrir los ojos mientras se daba cuenta de cuál historia estaba relatando Ronald. Era de los cuentos de “Las aventuras de un viajero.” Estaba relatando una de las historias en el primer libro. -¿Cómo supo que me gustaban esas historias?- pensó Oslac para sí mientras escuchaba. Pensaba en cómo lo sabría, tal vez de alguna grabación que habían rescatado del palacio o tal vez de algún guardia que sobrevivió tenía esa información. Mientras Oslac escuchaba la historia sintió cómo se llenaban sus ojos de agua, pero no lloraría en aquel lugar, ya era suficiente. Tomó una bocanada de aire y se puso de pie, agarró los barrotes y puso su cara entre ellos -¿Qué gano yo?- dijo interrumpiendo la historia de Ronald. -Si me uno, ¿qué gano yo?
-Supongo que el hecho de que no esperarías una muerte lenta en una celda no es suficiente para ti.- Dice Ronald apoyando su cuerpo contra el escritorio donde había puesto los libros y colocando las manos a los costados apoyadas en la mesa. -Tú, ¿qué quieres a cambio de unirte a nosotros?
Recordó que Lewis le había hecho una pregunta parecida antes. Pero lo cierto es que no sabía que quería excepto salir de donde estaba. Sin embargo, sabía que esta podría ser una última oportunidad para hacer un trato y no quería desperdiciarla. Vio los libros y pensó en qué podía pedirle a aquel oficial en frente de él.
-Si me uno, como parte de sus fuerzas, sería tratado como cualquier otro guardia u oficial, ¿cierto?
-Si y no. Desde luego entrarás al mismo programa de entrenamiento de otros guardias pero a la vez tendrás entrenamientos diferentes debido a tu … singularidad.
-¿Tengo una singularidad?
Ronald se pone la mano en la cabeza y la volvió a bajar -Como ya sabes no responderé nada que no tenga que ver con nuestra negociación, si quieres saber, tendrás que salir de aquí primero.
-Bien. Entonces de ahora en adelante todo lo que pregunte me lo responderás con honestidad.
-¿Y lo que no pueda responder?
-Lo averiguaré yo y no te meterás en mi camino.
-Así que de todas formas a lo que sea que responda lo averiguarás y sabrás si estoy mintiendo o no…mmm..- piensa Ronald mientras veía a Oslac. -Hecho.
Oslac abrió sus ojos en sorpresa de lo fácil que Ronald accedió. -Espera un momento hablo en serio, no puedes esquivar la preguntas que haga y no responder ninguna, por lo menos dos de cada tres preguntas tienes que responder…
-Hecho- vuelve a repetir Ronald y esta vez le estira la mano.
-Sé que tu trabajo también depende de mi así que más te vale seguir el trato.
-No te queda de otra que hacer este trato conmigo o quedarte en esta celda joven.
-Oslac.
-Muy bien Os, ¿trato hecho?- Oslac vio a Ronald de forma sospechosa, desde luego no confiaba ni en él ni en nadie de ese lugar. Pero ya no se quedaría más en esa celda.
-Trato hecho - dijo Oslac estrechando la mano del Oficial Blanco Ronald.
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