Al entrar al laboratorio se dirigió a la zona de combate. Un espacio amplio y cerrado rodeado por una especie de cristal. Entró como de costumbre, llevaba puestos sus guantes para pelear y buscaba a los encargados para que le dijeran si sus esposas habían sido desactivadas o no. Sin embargo, para sorpresa de Oslac al entrar fue recibido por una patada en la espalda que lo hizo dar varios pasos al frente en su intento de no caer al suelo. Apenas al voltear, un puño se dirigió hacia él y nuevamente tuvo que recobrar el equilibro. Otro golpe venía en su dirección pero esta vez pudo frenarlo y ver la cara de enojo de su oponente que venía vestido con un uniforme gris. Su oponente lanzó otro puño el cual Oslac esquivó esta vez, moviéndose hacia atrás pero su contrincante se corrió hacia él rápidamente para seguir la pelea. Si Oslac estaba en esa habitación tenía permitido usar su mana oscuro y esta no fue la excepción. Después de ser golpeado de nuevo, intentar tirar un golpe y fallar terminando en el suelo, la jefa del laboratorio, la señora Silia, desactivó las esposas. Después de esto, Oslac logró detener la patada que venía a su cara y empujar a su oponente hacia atrás. Sin embargo, este no tardó mucho en desplegar su vara metálica para pelear y dirigir su mana negro a través de ella hacia la cara de Oslac, quien la detuvo cubriéndose con sus brazos y la empujó hacia un lado. Para sorpresa de Oslac su mana oscuro no pareció sorprender lo suficiente a su oponente como para que este dejara de pelear, todo lo contrario, parecía haberlo enfurecido más y por su parte Oslac también parecía molestarse cada vez más con la pelea. El chico nuevo había aparecido y le estaba dando un tiempo difícil. ¿Tan grande era la diferencia entre un guardia y un recluta? ¿Por qué este chico no se sorprendía de su mana oscuro? Y por qué, a pesar de su mana oscuro, ¿no llevaba la delantera de la pelea?. Oslac agarró la vara de su oponente con las manos y sin saber sobre el estado de sus ataduras, se arriesgó a expulsar todo el mana oscuro que podía en ese momento. Su oponente nuevamente no parecía sorprendido, por el contrario, estaba cada más lleno de ira como si de verdad quisiera matarlo. El chico tomó la vara con más fuerza y arrastró a Oslac hacia él para luego girar y darle un codazo en la cabeza. Oslac cayó al suelo y el chico lo levantó por el cuello del uniforme y luego empezó a ahorcarlo contra la pared.
-No nos subestimes. ¿Quién te crees que eres? ¿ah?- Oslac se puso rojo y su oxígeno estaba empezando a bloquearse. Vio los ojos de quien lo ahorcaba, llenos de dolor e ira. Esta era una pelea personal. ¿Qué había hecho para merecer esto? Pensaba. ¿Quién era esta persona que parecía odiarlo con tanta fuerza? Ronald quien había entrado a la habitación dijo - Isaac… ¿vas a matarlo?
El guardia parecía haberse calmado ya que soltó a Oslac quien empezó a toser recostado de la pared. El guardia se acercó con su vara preparado para atravesar a Oslac y por un momento creyó que de verdad moriría pero, para su sorpresa, la vara golpeó el cristal al lado de su mejilla la cual había sido raspada con la vara. Los dos jóvenes estaban respirando agitadamente del cansancio y ninguno de los dos desvió la mirada del otro en ningún momento.
-!Bravo! - Ronald había empezado a aplaudir- qué magnífico espectáculo. Isaac creo que ya puedes bajar la vara de ahí antes de que en serio se la claves a Oslac- a pesar de sus palabras el guardia no la bajó hasta que Ronald puso una mano sobre su hombro y presionó sobre él . -Isaac, ¿lo vas a matar?
-¿Quieres que lo mate?- dijo el muchacho en un tono más calmado y volteando a ver a Ronald. Isaac se quitó la tela que tenía alrededor que cubrían parte de su rostro y al verlo, se le hizo familiar a Oslac, pero estaba seguro que era la primera vez que se conocían.
-Matar a alguien tan insignificante no me servirá de nada- dijo volteando a ver a Oslac otra vez. Se dio vuelta para dirigirse a la salida y antes de moverse le dijo a Ronald -No me involucres en esto- y empezó a caminar. Oslac lo veía con enojo pero no tenía fuerzas ni ánimos de seguir la pelea.
Isaac se fue de la habitación y entró Tobias, el nieto y asistente de Silia, la jefa de ese laboratorio.
-Ya llame a alguien del equipo médico para venga a curarte. Ya tus esposas se volvieron a activar- dijo el pequeño a Oslac.
-Ja .. ja..- se rió Oslac como desanimado y cansado se tiró al suelo mirando hacia el techo. -Así que estuve peleando con estas ataduras desactivadas después de todo. Y aún así perdí.
-Pues desde luego, es Isaac de quien hablamos. Es uno de los mejores en el rango de los guardias.- dijo Tobias mientras revisaba la esposas.
-Y, ¿cuál es su problema conmigo?- preguntó Oslac mirando a Ronald.
-Mmm. ¿Qué? ¿Todavía no te cae bien tu nuevo amigo?- dijo Ronald.
-Yo tampoco le caigo muy bien a él.
-Deberías llevarte bien con él. Después de todo es el candidato apropiado para que practiques combate.
-Estas demente. Pudo haberme matado.
-Y tú a él. Pero ninguno lo hizo.
-¿Qué razón tiene para matarme?
-¿Qué razón tienes tu?
Oslac se quedó en silencio mirando a Ronald un poco extrañado - Yo no iba a..
-No ibas a matarlo. ¿No quieres matarlo? ¿Algo así me quieres decir? ¿Igual que no querías acabar con nadie en la prisión? ¿Igual que no querías matar al líder Duncan? Si eso no es lo que quieres entonces, ¿qué quieres? ¿Quieres que te de unas palmaditas en la espalda y te pida disculpas por todo lo que te hemos hecho? ¿Quieres que todo el clan haga eso? - Ronald se agachó para ver a Oslac a los ojos y le puso una mano en la cabeza -No pasará. No vivimos en un mundo según tus reglas. Aquí las cosas no funcionan así. ¿Somos nosotros los culpables de todo? Y tu, ¿no eres culpable de nada?. Si ese es el caso, ¿por qué pides que te maten? Peleas con ira y fuerza suficiente como para alardear y subir de rango. Pero a la vez sabes que no eres más que escoria. Eres nada. Oslac. - Dijo Ronald mientras se levantaba y empujaba levemente la cabeza de Oslac hacia atrás y se retiró del laboratorio.
Después de que la enfermera entró y curó las heridas de Oslac, éste se levantó y salió de la habitación y al salir Silia le dio un libro. -Esto te lo deja el Oficial Ronald. Dijo que volvieras cuando quieras para practicar tu combate si es que decides quitarte las esposas- Oslac tomó el libro con sus manos y se quedó viendo la carátula roja y dura. Tenía la palabra “Anuario” en letras rojas gravadas en la parte inferior. Intentó darle de regreso el libro a Silia pero ésta lo detuvo. -No me lo regreses, tienes que llevarlo contigo…
-O, ¿si no?
-No estará más a cargo de ti.
-Sé que el Lider Duncan le pidió personalmente que se encargara de mi. No va a dejarme en paz.
-Ronald no tiene nada que perder si decide no hacerlo. Si Ronald se retira pondrán a otro a tu cargo y si nadie se queda pues supongo que terminarán haciendo contigo lo que les sea de utilidad.
-¿Qué acaso Ronald no quiere ascender a Oficial Negro?
-Mmm puede que si. Pero no creo que le importe mucho perder la oportunidad de ascender. No es el tipo de persona que tenga algo que perder, no se preocupa por nada. ¿No te parece?
Oslac soltó aire por la nariz como si hubiera soltado una leve risa de frustración y se quedó con el libro agarrado en una mano y la bajó. Empezó a caminar y dijo -si no tiene nada que perder tampoco tiene nada que ganar y eso no es posible.
-¿Por qué?- preguntó la señora que sonaba muy interesada en las respuestas y opiniones de Oslac.
-Si realmente no tuviera nada qué perder o nada qué ganar, tampoco tendría ninguna voluntad de seguir viviendo.
-Ya veo.
********
Devuelta en el dormitorio de los reclutas, todos estaban regresando de la cena. Todos menos Oslac habían vuelto, quien se encontraba en la azotea del edificio viendo las estrellas. Con el libro rojo en el suelo, que ni siquiera había visto.
-Si hubiera dejado el libro tal vez Ronald ya no sería mi tutor. Si tanto lo detesto, ¿por qué no lo dejé? Soy un idiota. -colocó su mano izquierda en frente de su cara para verla. Una mano llena de cicatrices por haberla usado para agarrar las varas sin usar guantes. -No puedo entender cuál es su plan.- En ese momento recordó todo lo que había ocurrido ese día y recordó las palabras de Isaac y de Ronald, y lo que él mismo le había dicho a la señora Silia. -Quiero acabar con todo. Eso pienso. Pero, si es así, ¿por qué no me detengo? ¿Por qué sigo volviendo al mismo lugar?- Levantó su mano estirándola hacia el cielo estrellado y recordó de niño haber hecho eso varias veces desde el techo roto y viejo de su orfanato, y haber visto una luz dorada salir de su mano pensando que parecía una estrella. -Ya no te veo- Oslac bajó el brazo y lo puso contra su frente tapando el brillo de la noche.
A la mañana siguiente Oslac fue despertado por un rayo de sol sobre su cara. Se levantó sintiendo frío y se percató que se había quedado dormido ahí toda la noche.
-Seguro por no haber regresado al dormitorio me van a bajar puntos en disciplina- después de dichas palabras vio el libro rojo todavía en el suelo donde lo había dejado la noche anterior.
-Supongo que te llevaré conmigo después de todo- recogió el libro , del cual salió una foto que cayó al suelo. La tomó con una mano agachándose y colocando el peso sobre una pierna. Acercó la foto para verla mejor y no pudo creer lo que vio.
Oslac volvió al entrenamiento como de costumbre después de haber dejado el libro y la foto en su área del dormitorio. Tal como había pensado le bajaron puntos en disciplina y recordó que quedaban pocos días para la fase de combate. Entrenó como de costumbre y luego llegó la hora de ir al laboratorio. ¿Qué lo esperaría hoy? ¿Isaac estaría allí de nuevo?
Camino al laboratorio vio a la misma chica del día anterior junto al caballo negro otra vez. Tal como la vez anterior, se quedó mirando a Oslac. Esta vez el rastreador de Oslac ya había vuelto a la normalidad, sin ninguna restricción especial. ¿Habría de acercarse a esa chica? Cuando intentó caminar hacia ella, inmediatamente montó su caballo y se fue en dirección a los establos. Aunque a Oslac le dio la sensación de que se había disgustado con él, seguía intrigado por aquella persona mientras retomaba su camino al laboratorio. Había algo que tenía que resolver.
Oslac entró al laboratorio y para su sorpresa no había nadie excepto Silia y Tobias.
-Oh… bienvenido Os.
-¿Dónde están?
-Oslac veo que me esperabas con ansias después de todo. Qué halago- dijo Ronald quien entró al laboratorio justo en ese momento. Abriendo los brazos como si de verdad se sintiera halagado y orgulloso de si mismo. Oslac solo suspiró profundo y volteó para darle el libro. Justo allí, vio que detrás de Ronald estaba Isaac; la persona que Oslac buscaba. Ahora que lo veía bien, realmente si se parecía a Frederick.
La foto que Oslac había visto esa mañana era una foto de Ronald, Frederick e Isaac cuando éste era un niño. En la foto Frederick y Ronald estaban vestidos con el uniforme de Oficial Blanco. Frederick tenía una expresión como de preocupación, o tal vez molestia, a diferencia de Ronald que llevaba su sonrisa de bufón y el pequeño Isaac que parecía emocionado con su diploma. No estaba seguro de la relación de Isaac con Frederick, pero sabía que por el parecido tal vez padre e hijo. De cualquier forma, aquel oficial estaba conectado su nuevo compañero de combate. Recordó cuando vio a Frederick en la prisión. El cómo había atrapado a Rubí y la había lastimado y que después de eso causó la explosión que lo mató, y a todos los de la prisión.
-¿Por qué no me mataste?- Le preguntó Oslac.
-No tengo por qué responder- respondió Isaac.
-No me disculparé. A cambio, si quieres matarme tampoco me defenderé- Le dijo Oslac mirando a Isaac fijamente.
-Bien. Prefiero eso que tu compasión. ¿Eso es todo lo que tienes que decir?- Oslac se quedó en silencio después de las palabras de Isaac, quien después de un gesto, asintió con la cabeza y se dio vuelta para caminar fuera del laboratorio. Oslac presionó la mandíbula, apretó los puños y luego soltó. -Guardia Isaac Reis- dijo en un tono mucho mas educado y humilde, lo que causó que Isaac se detuviera y volviera a verlo -¿Sería mi compañero de combate?
-¿Por qué?
-Porque aunque no puedo entender los motivos de Ronald, sé que si lo trajo, lo más probable es que sea lo mejor o lo peor para mi. Sea cualquiera de las dos, lo único seguro es que aprenderé a combatir mejor, a controlar mi mana oscuro y subir de rango- dijo todavía de la forma más pasiva y educada que le salía, pues sabía que lo necesitaba.›
-¿Qué te hace pensar que aceptaré sin nada a cambio?
-El trato ya debió hacerlo por adelantado con Ronald, o no habría venido hoy a verme.
-Solo hay dos reglas que debes saber. La primera: si dudas de nuevo me largo. La segunda: si no pasas la primera prueba para subir de rango en el primer intento, me largo.
-Así que no vas a perder el tiempo con nadie y no vas perdonar a nadie que te haga perder tu tiempo.-dijo Oslac mientras se relajaba dejaba escapar un suspiro -Bien. Yo tampoco quiero regresar de nuevo al mismo lugar.- le extendió la mano a Isaac y éste le estrechó la mano cerrando el trato.
-Ves, te dije que era tu nuevo amigo- dijo Ronald mientras aplaudía. Oslac volteó los ojos hacia arriba indicando que estaba harto de Ronald, e Isaac hizo lo mismo. -No me metas en tu mismo barco- le dijo Isaac a Ronald.
-Bien, ya que todos nos decidimos portar bien, qué tal si empezamos- dijo Ronald mientras le ponía un brazo por encima de los hombros a cada uno de ellos. -Después de todo, esto nos conviene a los tres.
Isaac se quitó el brazo de encima y se dirigió a la habitación del día anterior.
-¿Por qué le pides que sea mi compañero de pelea?- le preguntó Oslac a Ronald.
-Digamos que es apropiado. Su fuerza debe ser parecida y su ego también. Además, su edad es casi la misma que la tuya, solo te lleva un año.
-¡Hey! - dijo fuertemente Isaac desde la puerta de la habitación. - ¿Vienes o te quedas hablando con mi tío?-
-¿Tu tío? que..-
-Aaah. Historias, historias que te contaré cuando haya tiempo- Dijo Ronald a Oslac y luego mirando a Isaac -Tienes pocos días sobrino.
-Estará listo.
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