Yo también me quiero ir.
Todas las mañanas siento el deseo de escapar.
Ninguna distracción es suficiente.
¿Quiénes realmente somos?
Trabajé toda mi vida para ser útil para mí, para mi país. Acepté ser una más de aquellas piezas de intercambio. Era mi oportunidad para destacarme entre tantos iguales. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué el tiempo envejece nuestras almas además de nuestros cuerpos?
Ya no lo sé. Lo único que quiero es un poco de paz.
Ni siquiera lo que más amaba hacer me sirve para hacerme feliz siquiera a mí.
Recuerdo tu sonrisa cuando probabas lo que yo hacía. Era feliz. Trabajé feliz también, persiguiendo ese ideal que vislumbré de niña. En un momento descubrí los límites que no creía que tenía y luego de ello la felicidad desapareció.
Ya no sello las cartas.
Ya no quiero abrir la puerta.
Mi único deseo es que nuestra mentira acabe.
Noto la frustración en tu rostro. Estás cansado, quieres partir también. Somos dos con el mismo deseo.
Pero sabes que nada de eso es fácil.
Estamos amarrados por la ley y tenemos una obligación.
Si tú desapareces, la obligación desaparece, pero también desaparezco yo.
¿Qué ocurre cuando uno desaparece? ¿Quieres averiguarlo primero?
Responde.
Toma aire y responde.
Dije que tomes aire y respondas.
Di una orden.
Obedece.

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