En alguna habitación de la enfermería Teran y Oslac despertaron en la mañana. Para su sorpresa, al abrir los ojos había una persona sosteniendo una canasta de frutas al frente de Oslac.
-Despierta, Os. he venido en persona a felicitarte. Desde luego si no hubieras pasado la prueba habría venido a burlarme de ti pero ya que la pasaste creí que nuestro reencuentro podría ser mejor - dijo El Oficial Blanco Ronald sosteniendo la cesta de frutas.
Habían pasado más de dos meses desde la última vez que Oslac tuvo la oportunidad de hablar con Ronald. Normalmente lo visitaba una vez al mes en alguna práctica y le ensañaba un poco sobre el mana oscuro, aunque más que nada lo veía cuando Oslac había tenido algún problema y se requería hablar con su supervisor.
-¿Qué haces aquí?
-¿Así me recibes después de tanto tiempo? Después de haber venido a ayudarte cada vez que estabas en problemas.
-¿Ayudarme?
-Supongo que no te gusta mi regalo como felicitaciones por haberte convertido en guardia. Imagino que tampoco aceptarás el libro que te traje por haber pasado la prueba de…
-¿Qué libro?- dijo Oslac intentando ver lo que cargaba Ronald en su otra mano.
A lo lejos se escuchó a la doctora abrir la puerta y entraron un par de guardias a ver a Oslac.
-¡Os!..- Se detuvo la guardia que había estado esperándolos en la entrada. - Buenos días Oficial Ronald, lamento interrumpir. Puedo volver más tarde.
-¡Ah! No te preocupes Mónica. ¿También estás aquí para visitar a Oslac?- dijo Ronald a la guardia.
-Si, los dos vinimos a ver si estabas bien- respondió Mónica empujando a Teran hacia el frente.
-Teran. Vamos, dí algo- le dijo Mónica en voz baja.
-Por fin despiertas. Te ves hecho añicos- dijo Terán esquivando la mirada de Oslac. Mónica le da un golpe en el brazo en modo de juego.
-Discúlpalo, Os. Muchas gracias por haberlo ayudado a volver de la prueba.
-Eh… yo no hice nada la verdad- dijo Oslac un poco apenado. -Pero, ¿puedo preguntar quién eres?- preguntó Oslac tímidamente y Teran se acercó como enojado hacia Oslac pero Mónica lo detuvo.
-Soy Mónica, la hermana mayor de Teran. Mucho gusto- le dijo y le estrechó la mano.
-Ah… ya veo- dijo Oslac pensando que eran muy diferentes pero no se animó a preguntar más. Después de todo él y Teran no estaban en términos de hacerse preguntas. Recordó que había escuchado mencionar el nombre de Mónica antes. -Eras una de la mejores reclutas del nivel 1, ¿no?- Así era. Tal como Oslac recordaba, Mónica había sido una excelente recluta y se hablaba mucho de ella pero nunca supuso que fuese hermana de Teran. Él nunca la mencionó siquiera, pero la verdad es que era un chico de pocas palabras. Adicionalmente eran muy diferentes. Mónica era muy enérgica y expresiva con un estilo serio y bromista al mismo tiempo que la hacía ver muy sofisticada. También era mucho más baja que Teran aunque ella era la hermana mayor. Su tes era clara y tenía el cabello rubio oscuro, corto, sujetado en un peinado que la hacía ver todavía más segura.
-¡Oh! Si. Veo que escuchaste hablar de mi entonces. Gracias, igual ahora somos guardias y ya no hay niveles así que empezamos todos desde 0.- Después de eso suspiró y continuó hablando. -A menos así era hasta que ustedes dos par de pequeños idiotas decidieron arriesgarse en esa prueba, ahora son el tema de conversación en todo el clan.
-¿Idiotas?.. ah… no pensé que la prueba fuera tan dura.
-Olvídalo, no me des excusas. Pensé que Teran tenía un amigo sensato pero me equivoqué. Bueno al menos tiene un amigo…
-No somos amigos- dijo Teran seriamente y un poco avergonzado.
-No me mientas Tete - dijo en tono de burla y luego le habló a Oslac. - No le hagas caso.
-Pero él tiene razón…-dijo Oslac aguantando la risa al escuchar cómo lo había llamado Mónica.
-No le des la razón.
-Esta bien.- dijo Oslac sintiéndose un poco presionado.
-En fin, sólo vine a asegurarme de que el rival de Teran estuviera vivo. Me voy, nos vemos.
-¿Entonces somos rivales o amigos?- dijo Teran en voz baja mirando a Mónica sospechosamente.
-Dime tú- dijo Mónica y siguieron la discusión mientras se disponían a salir de la habitación, pero justo antes de eso Mónica se volteó y le hizo un gesto de despedida a Oslac y al Oficial Ronald. Teran hizo lo mismo pero se mantuvo viendo al oficial Ronald preguntándose qué estaba haciendo ahí.
-¿Quieres saber por qué vine?- dijo Ronald como si le hubiera leído la mente a Teran .- Vine a asegurarme de que estuviera bien. Después de todo yo estoy a cargo de este pequeño, soy su tío. -El par de hermanos se quedaron mirando con cara de asombro y Oslac intervino empujando a Ronald lejos de él y diciendo que no le hicieran caso. Finalmente Mónica y Teran salieron de la habitación.
-Isaac va a llorar cuando sepa lo que dijiste - dijo Ronald para molestar a Oslac.
-¿A qué viniste, Ronald? - dijo Oslac. Ronald suspiró fuertemente y continuó.
-Oficial Ronald para ti- dijo caminando hacia la salida y llevando con él la canasta de frutas.
-Ya que parece que no quieres las frutas me las llevo, lo tomaré como un regalo de ti para mi. Después de todo, pronto tendrás que felicitarme, Os- y se dió vuelta para salir por la puerta y levantó la mano despidiéndose.
- Espera, ¿a qué viniste? Ro…- Oslac intentó llamarlo pero Ronald cerró la puerta - ¡Aah! ¿Por qué tendría que felicitarlo? ¿A qué vino exactamente hasta acá? Creo que no he hecho nada para meterme en problemas…- justo estaba en medio de sus pensamientos cuando recordó que además de la canasta de frutas, Ronald había traído un libro. Buscó con la mirada y lo encontró sobre la mesita al lado de su cama con una nota encima.
“Felicidades, te dejo el primer libro al que tienes acceso. Haz buen uso de él y de este marca libros. Diviértete.
Pd: actualiza tu tarjeta de identidad para accesar a nuevas partes de la biblioteca”
Pegado a la nota había un marca-libros, un tanto inusual para los que Os había visto hasta ahora. ¿Para qué le habrá dado un marca libros sabiendo que no necesitaba de uno? Se preguntaba Oslac. Rara vez dejaba un libro incompleto y aunque lo hiciera, usualmente memorizaba las páginas de los libros que leía casi de forma automática. Sin embargo, no tenía intenciones de desobedecer a Ronald y el marca libros se le hacía interesante también. Era una cadena de oro delgada pero resistente. En un extremo tenía un dije ovalado de aproximadamente una pulgada colgando de su eje mayor. Parecía un cristal negro oscuro totalmente liso y grueso de un lado y plano del otro. Tenía un borde de oro con formas irregulares con algunas rosas alrededor. El reverso del dije estaba cubierto por una lámina de oro. Al otro extremo de la cadena, había un dije de pluma de pájaro hecha de oro con una bolita negra enroscada en la base de la pluma. En ambos lados de la cadena había una pequeña prensa. Oslac tomó el marca libros y sin saber bien para qué era le pareció adecuado ponerlo en el bolsillo lateral de su pantalón con cada prensa sujeta a los lados de su bolsillo.
Intentó abrir el libro pero éste no se abrió y pensó en la nota. ¿Actualizar mi tarjeta de identidad? Vio el libro de nuevo y en la parte frontal había una marca rectangular. En ese momento tomó su tarjeta de identidad y la colocó sobre esa marca pero nada ocurrió. Recordó que había leído en el reglamento de los guardias en dónde podían actualizar sus tarjetas de identificación y se dirigió ahí cuanto antes. Le entregó su tarjeta a la encargada y fue actualizada rápidamente en el computador.
-Disculpe, pero ¿ahora sí puedo accesar a la biblioteca?- preguntó Oslac a la encargada mientras recordaba que en su primer día de guardia intentó ir y no se abrieron las puertas.
-Desde luego, a la sección permitida para guardias. Después de un mes de ser admitido como guardias se les permite entrar. En tu caso por ya haber pasado tu primera prueba puedes accesar a la biblioteca antes de tiempo. Felicitaciones.
Oslac se despidió y fue corriendo hacia la biblioteca para guardias. Así como habían edificios para reclutas, también habían unos mucho más grandes y con más instalaciones para los guardias. Eran varios edificios que formaban casi una media luna al rededor del principal, que era el que contenía la biblioteca de guardias. No era muy grande, pero para para Oslac, era la más grande en la que había estado. Después de explorarla un rato, se sentó a leer el libro que Ronald le había dejado. Colocó el marca libros sobre la mesa y se dispuso a leer. Para su sorpresa no se trataba sobre un reglamento de los guardias ni consejos para subir de rangos. El libro, el cual tenía un aspecto viejo, amarillento y en parte un poco desbaratado, estaba escrito en un lenguaje antiguo sobre enseñanzas de la civilización. Aunque Oslac leía con fascinación casi todo lo que le daban, le pareció todavía más interesante encontrarse con una sección donde todas las páginas habían sido arrancadas. Le molestaba ese detalle pero al terminar de leer las últimas páginas que estaban casi totalmente sueltas, encontró un sello negro en la última parte. Normalmente Oslac lo habría ignorado pero le pareció familiar. Era un óvalo negro con decorados clásicos y rosas alrededor. Después de unos segundos se dio cuenta que se veía como el marca libro que Ronald le había dado. Lo cogió en su mano y lo comparó con el sello. Eran exactamente iguales. Oslac recordó la nota que Ronald le había dado: “haz buen uso de él. Diviértete”.
Debía haber una conexión entre el sello, el marca libros y la nota. De ser así, las palabras sonaban como un acertijo. Oslac se puso a examinar el dije ovalado con mucho detalle. En la parte superior estaba conectada la cadena y encontró que en la parte inferior había un pequeño agujero casi imperceptible. Oslac no encontró otra cosa que le llamara la atención y pensó en encontrar algo que coincidiera con el agujero. Después de haber pensado en eso vio la pluma del marca-libros otra vez y la pequeña esfera negra en su base. Oslac desenroscó la bolita e introdujo la punta en el agujero. Algo se movió adentro del dije como si se hubiera abierto el lente de una cámara pero no podía ver nada más. Finalmente puso el dije sobre el sello en el libro y de repente sintió una luz muy leve sobre su cara que venia de la piedra. La levantó y luego volteó el dije para examinarlo más detalladamente y en ese instante se reflejó algo sobre el libro. Era una proyección que venía de aquel dije. Parecía ser de una palabra, como si se tratara de la página de un libro, y Oslac pudo ver que era la página 22. Inmediatamente abrió el libro en la página 21. Pues era a partir de allí que venía la sección que había sido arrancada. La página 22 hablaba de una pequeña introducción al mana seguido de los tipos de energía, entre otras cosas.
El mana era la energía proveniente de cada ser. Cada uno contiene un mana especial que lo identifica más que las otras energías. Habían 7 tipos de mana distinguidos por 7 colores. Esta energía podía manifestarse físicamente en forma de luz o podía nunca llegar a manifestarse, pero eso no significaba que no existiera. El mana de luz morada representaba la transformación, la energía verde representaba la salud y la sinceridad, el anaranjado representaba la abundancia y la fortuna, la energía rosada el amor, la azul era la voluntad y fuerza, y la dorada el intelecto y la sabiduría. La última forma de mana, la blanca era la más pura que existía y la más misteriosa. Se decía que era la luz perteneciente al más allá, a la vida después de la muerte, y representaba la ascensión. Era una luz tan espiritual que se pensaba que no se podía manifestar terrenalmente, pero habían rumores de que algunos la habían visto. Era la luz más mística e incomprensible de todas, así que se definió como una luz sagrada. Por esta razón había mucha más información respecto a las otras energías, incluyendo la dorada. La dorada, era la luz de más alto nivel después de la blanca pero a su diferencia, esta sí se consideraba terrenal, ya que se había estudiado y visto manifestar con certeza. La luz dorada no solo la portaban personas con un alto intelecto, sino también personas versátiles y espirituales o con un alto nivel de entendimiento. Tenían más facilidad para ver las manifestaciones de energía, y se les hacía más fácil aprovechar su mana que a otros.
Hace mucho tiempo, los que dominaban el mana morado, eran muchas veces vistos en trabajos creativos, manuales o de pensamiento rápido. Los de luz rosada, aunque era una luz que no se manifestaba a menudo, era típico de personas cálidas, bondadosas, con un espíritu dedicado al servicio y cuidado de los demás. Las personas que llevaban consigo el mana anaranjado, eran personas hábiles para hacer negocios y tratos, personas que se creía que traían buena suerte. Aquellos con energía azul, eran personas valientes, fuertes, leales, dispuestas a enfrentarse a cualquier cosa por defender sus ideales, cualidades típicas de un buen guerrero. Aquellas personas con mana verde eran acompañadas de gracia, sinceridad, y una frescura que provenía de bienestar y salud. Eran personas que usualmente se dedicaban a la medicina. Por último, por su alto nivel espiritual e intelectual las personas que portaban el mana dorado eran altamente buscadas y reconocidas. En la antigüedad los seres que poseían luces doradas eran usualmente líderes de la nación o de un clan, sabios consejeros, estrategas o maestros.
Después de terminar de leer aquellas páginas, Oslac estaba mareado de tanta información. Mientras más leía más aturdido se sentía, como si fuera a desmayarse. Reposó la cabeza sobre una de sus manos mientras seguía leyendo utilizando su dedo como guía. Al terminar su lectura, vio que en la última página, había una letra A encerrada en un círculo. De hecho, en cada página parecía haber letras en círculos. Se dedicó a entender qué eran esas letras y al colocarlas en orden, obtuvo la frase “No leíste nada” lo que dejó a Oslac un poco perplejo. ¿Qué querrá decir eso?. Aunque le dolía la cabeza y se sentía extraño, quería volver a leer la información una vez más para entender cada detalle. Lo que estaba leyendo no tenía sentido para él.
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