Ya ha pasado un mes. No sé cómo he hecho para sobrevivir hasta ahora. Los chicos me han hecho de todo: me golpean a la salida, me arrojan cosas durante clases, pisotean mi almuerzo, y en las clases de educación física aprovechan cada oportunidad que encuentran para empujarme… Al volver a casa, mis padres me esperan con el látigo preparado, como si estuvieran seguros de que hice algo malo en la escuela. Mis únicas zonas seguras son mi refugio detrás de las escaleras en la escuela, y debajo de las cobijas de mi cama.
Pero mientras más pasa el tiempo siento que poco a poco pierdo mi estabilidad mental; no dejo de pensar en que quiero deshacerme de todos con mis propias manos; librarme de todo lo que me molesta; hacer realidad ese sueño que tuve en los primeros días: sin padres ni agresores. Pero mi conciencia me dice que eso no es correcto, si lo hiciera, entonces no sería diferente de ellos. Yo creo en el karma, y confío en que eso se encargará de darles la lección que se merecen por mí.
Hoy hay clase de química y estamos en el laboratorio. Generalmente aprovechan cada distracción del maestro para prenderle fuego a mi cabello con un encendedor que Demian siempre lleva consigo. Si tengo suerte, hoy no será el caso. Se me ha hecho difícil seguir las clases con ellos fastidiándome todo el tiempo, ya ni siquiera la presencia de los maestros los detiene ahora. También, todo el salón se volvió cómplice de sus mañas: aun cuando es obvio que la víctima soy yo, todos me señalan a mí como el brabucón.
—Oye. —Escuché un susurro a lado de mi oreja. Agacharme cubriéndome la cabeza fue mi primera reacción, sólo escuché una leve risa que venía de una chica—. Tranquilo, no voy a hacerte daño. ¿Puedo sentarme contigo?
Es la primera vez que alguien me pregunta semejante cosa, ¿es en serio?, no, no puedo simplemente confiar en ella. Es demasiado sospechoso.
—Ya te dije que no voy a lastimarte. Deja de alejarte, vas a llamar la atención. —Trataba de convencerme de creerle; podría ser una trampa, pero es verdad que si sobre-actúo me llamarán la atención. Solo debo ser cauteloso y no bajar la guardia.
—¿Qué quieres? —Puede que suene muy frío, pero no iba a darle el placer de cumplir su cometido, sea lo que sea. Si tiene segundas intenciones, es mejor que hable ya —. ¿Por qué quieres sentarte conmigo?
—¿Necesito una razón?
—Sí. generalmente todos evitan acercarse a mí. Es extraño y sospechoso que tú lo hagas ahora… No confío en ti.
—¡Que rudo! Y yo que venía con la intención de ser tu amiga. Verás… desde que llegaste he querido conocerte, pero tenía miedo de que fueran a golpearme también si me acercaba a ti. Me costó mucho tiempo armarme de valor para hablarte, ¿sabes? Tu siempre estás solo, pensé que tal vez necesitarías un amigo. —Sí, eso quería cuando comenzaron las clases… pero me han mostrado que no puedo confiar en nadie de aquí. Dame una buena razón por lo cual debería creerte.
La chica extendió su mano hacia mí, esperando que la estrechara.
—No puedo probarte mi sinceridad sólo con palabras, déjame ser tu amiga y verás que no miento.
Honestamente no puedo simplemente aceptar. Después de tanto tiempo aquí, ¿apenas viene a acercarse? Son palabras demasiado bonitas para ser reales. Pero… ¿qué tal si realmente está diciendo la verdad? No hay forma de saberlo. Siendo sincero, sí quiero un amigo… pero no puedo relacionarme fácilmente con alguien que sabe por lo que estoy pasando y no hace nada…
—No. —Dije decidido—. No te quiero cerca de mí.
—¡Oh, vamos! Esa no es forma de hablarle a una dama.
—No me interesa. —Debo ser firme. No caeré. Ya sea verdad o no, no puedo permitirme ser vulnerable con esa banda de idiotas cerca.
Con un rechazo así, ella debería haber dejado de insistir. Pero ni siquiera con eso se alejó. Ignorarla es muy difícil, no deja de seguirme a todas partes. Es realmente extraño… y molesto.
Tanto me concentré en alejarme de ella que olvidé que tenía que cuidarme de la otra peste. Por un descuido ahora estoy acorralado en los baños. Realmente estos sujetos no se cansan… pero yo sí me estoy cansando; ya tengo suficiente con mis padres golpeándome todos los días al volver a casa. Al menos ellos tienen autoridad sobre mí, pero ¿Efrén? Al principio creía que era mi culpa el que ellos se molestaran conmigo, pero ahora entiendo lo estúpido que es… él y su bola de tontos sólo son un montón de busca pleitos.
Cada vez me lleno más de coraje y mis ganas de regresarles los golpes aumentan. Así que, si van a buscar pelea, pelea tendrán. No se esperaban que esta vez fuera a defenderme agresivamente, estaban sorprendidos, pero al mismo tiempo, eso los molestó más. Me siguen superando en número; aunque logré darles un par de golpes, terminé en el suelo, con los brazos y piernas atrapados mientras uno de ellos me golpea la cara.
Después de eso, intentaron acusarme con los maestros por agredirlos, pero creo que los profesores ya estaban demasiado fastidiados de escuchar que nosotros siempre estábamos peleando y por poco terminan reportados también, ya no podían señalarme solamente a mí; así que esa “estrategia” no los podía salvar. Por eso, si van a meterse conmigo, tienen que ser cautelosos. Y es lo mismo para mí, tengo que tener cuidado de dónde estoy y quiénes pueden ser testigos cuando me defienda, si no, me terminarán dando otro reporte.
Y bueno, ya no pueden molestarme como antes. Sin embargo, la entrada, el receso y la salida siguen siendo tiempos peligrosos para andar sin cuidado. Podría decirse que estoy aprendiendo a soportar este trato: de alguna forma, mi cuerpo se ha vuelto resistente a los golpes; aún me duele, por supuesto, pero la sensación de dolor ya no se queda tanto tiempo, y he logrado mantenerme en pie a pesar de tener herida por todo el cuerpo.
El receso está a punto de comenzar. Supongo que, por hoy, la riña en el baño fue suficiente para ellos. No se ven interesados en bloquearme el paso esta vez.
—Hola. —Tardé un poco en reconocer la voz que se acercó a mí por un costado. De nuevo ella… ¿realmente va a insistir con eso de ser mi amiga?
—¿Qué quieres esta vez? —Realmente es irritante tener que lidiar con esto.
—Sólo quería preguntarte si gustas almorzar conmigo.
—¿Eh? ¿Por qué habría de hacerlo?
—Porque dicen que compartir la hora del almuerzo ayuda a fortalecer la amistad.
—…No acabas de decir eso, ¿verdad? — Realmente es lo más absurdo que he escuchado en mi vida.
—¡Claro que lo hice! Vamos, no seas tímido. Tu nombre es… Venxar, ¿cierto? Yo soy Emillie, recordé que no me presenté adecuadamente antes. Sé que llevamos un mes estudiando juntos, pero nunca es tarde para hacer nuevos amigos.
—Ya sé quién eres. Conozco el nombre de todos desde la primera semana.
—Oh… vaya, eso es inesperado. Entonces vamos, Ven. Puedo llamarte “Ven”, ¿verdad?
—¿“Ven” …? como quieras.
—¡De acuerdo! Entonces, Ven, ¡Vamos a comer!
Honestamente no quiero ir a ningún lado con ella. Pero parece ser que no va a dejar de molestarme hasta que le haga caso. Mientras esto no me cause problemas en casa, supongo que estará bien. Solo debo tener cuidado, no puedo revelarle información sobre mí que podría ser usado en mi contra. Si soy descuidado, lo podría lamentar.
Me arriesgo demasiado al seguirla ciegamente por la escuela. No tengo ninguna obligación de permanecer con ella, así que, si las cosas se ponen mal, no dudaré en abandonarla. Sólo fuimos a una banca que estaba vacía, ahí nos sentamos y sacamos nuestra comida.
—Tengo curiosidad, ¿Qué es lo que comes tú? —De verdad, ¿tan mal informados están sobre los semi-animales que piensan que somos de mundo completamente diferente?
—Comida normal… como cualquier otra persona.
—¿En serio? Pensé que tal vez comerías cosas de cuervos o algo así.
—Tal vez sea diferente, pero sigo siendo una persona. Además, no es como si los cuervos normales comieran comida “especial”.
—Tienes razón. Entonces, ten. —Sólo vi una uva cerca de mi rostro… ¿Qué quería?, ¿que la viera? — Tómala.— ¿De verdad? …Probablemente sea la que está podrida. No veo otro motivo por el cual me daría una uva; de mala gana la tomaré. Realmente no sé qué es lo que quiere, ¿Qué gana con darme su basura? — … ¿No vas a comerla?
Realmente estaba esperando que lo hiciera, me hará comer algo podrido. Pero… a decir verdad, la uva no se ve en mal estado. ¿Qué tal si en verdad me compartió de su comida? Sólo hay una forma de saberlo: la probaré. Una pequeña mordida será suficiente, ella no paraba de verme, era como si esperara que sobrereaccionara o algo así; como si supiera que nunca he comido uvas.
¡Ah! ¿Qué es esto? Está dulce. De hecho, ¡es deliciosa! No recuerdo cuándo fue la última vez que comí algo así de rico. Emillie se está riendo mucho de mi reacción, creo que me dejé llevar y no pude disimular mis expresiones.
—¡Ja ja ja! Ven, ¡tu reacción fue adorable!, ¿No habías probado las uvas?, ¿estás seguro que no comes comida especial? —Decía entre carcajadas, es muy rara la vez que escucho ese tipo de risa, ¿O será que se está burlando de mí? — ¿Quieres otra? —Me preguntó después de respirar profundo para calmar su risa; acercando el recipiente dónde tenía el resto de las uvas.
—… ¿Puedo?
—Adelante.
No sé qué está pasando ahora mismo; si sólo será por hoy o si va a ser así a partir de ahora… la verdad, eso no me molestaría. De hecho, se siente bien. Ha aparecido una persona que no se irrita con sólo mirarme; es agradable, podría acostumbrarme a esta sensación. Creo que esto era lo que buscaba. Aun así… es muy pronto para bajar la guardia. Un día no es suficiente para confiar en alguien. Debo ser cauteloso.
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