Su corazón se aceleraba, no entendía la razón de lo que le estaba pasando a su cuerpo, estaba asustado.
El exterior de la habitación estaba rodeada de guardias, sin ninguna salida posible. Lo único que podía hacer en ese momento era rogar por su vida al Rey, pero él no lo haría.
« Jure que nunca agacharía la cabeza frente a este tipo, pero ahora estoy en esta situación. Además...»
La habitación del Rey estaba inundado de sus propias feromonas, los guardias, quienes eran betas, no podían percibir estas mismas.
El Rey se levantó de su cama, se acerco al sujeto que estaba frente a él, se agacho y lo miro fijamente a los ojos.
—Su Majestad, no se acerque demasiado, podría intentar atacarlo en cualquier momento.—dijo el General.
—Aparta tu espada de él.
—Pero, Su Majestad si lo hago...
—¿Estás cuestionando mis ordenes?
—No, Majestad.—dijo el General retirando su espada.
—¿Cuál es tu nombre?—pregunto el Rey.
—...
Se quedo en silencio mirando al suelo.
—Su Majestad te esta haciendo una pregunta, responde.—dijo uno de los guardias.
—... No tengo nombre.
« No puede saber mi nombre.»
Pensó el Señor. Su respiración se agitaba cada vez más, y sus mejillas estaban completamente rojas al igual que sus orejas. Su cuerpo se calentaba cada vez más. Era la primera que le sucedía algo como esto.
« Mi cuerpo... Está muy caliente...»
Pensó el Señor, al mismo tiempo que entre sus piernas sentía un pequeño cosquilleo.
El Rey se percató de su extraño comportamiento, agarro su mentón y levanto su rostro.
Miro su rostro, sus ojos que empezaban a humedecerse, como si estuvieran suplicando ayuda, su pulgar acarició suavemente sus húmedos labios. Sin embargo el Señor se negaba a mirar al Rey directamente a los ojos, mientras el Rey seguía mirándolo fijamente. Finalmente murmuro en su oreja...
—Tú eres un omega.
Su cuerpo se estremeció al escuchar las palabras del Rey, asustado, dirigió inmediatamente su mirada hacía el rostro del Rey, quien seguía mirándolo fijamente.
« Estoy acabado.»
Episodio 2 parte 2
—Salgan ahora de la habitación.—dijo el Rey.
—Como ordene, Majestad.—respondió inmediatamente Tae-Bum.
—¡Pero, Majestad...! ¡Este hombre es un traidor! Deberíamos encerrarlo ahora mismo.—dijo el General.
—General Choi. Si no sale ahora mismo, lo mataré.—dijo el Rey con un tono de voz frío e indiferente.
El General Choi palideció en un instante, con su voz temblorosa dijo...
—C-Como usted ordene.
Luego de responder apretó sus dientes y se retiró.
—Yo también me retiraré.
—Tae-Bum retira a todos los guardias y envíalos lejos de mi habitación.
—Como ordene, Majestad.—dijo con una sonrisa. Que tenga una buena noche, Majestad.—dijo cerrando la puerta.
« Siento que esta noche será muy larga para el Rey.»
Pensó mientras soltaba unas pequeñas risas a escondidas.
—General Bae, ¿qué sucedió? Vimos que el General Choi salió enojado.—preguntó uno de los guardias que se encontraban afuera.
—No se preocupen. El Rey lo regaño.
—¡¿Regaño al General Choi?!—gritaron todos al unísono.
« El General Choi es conocido por tener un mal carácter y nunca a sido regañado por el Rey. ¡En estos momentos debe estar desahogando su ira con alguien! ¡Espero no encontrarme con él!»
Pensaron los soldados temblando de miedo.
—No se asusten. Su Majestad dijo que todos podían retirarse por esta noche.
—¿En verdad Su Majestad dijo eso?—pregunto uno de los soldados desconfiando de sus palabras.
—Sí, les doy mi palabra como el siguiente sucesor de la familia Bae. Ahora,... ¿qué les parece si vamos a divertirnos a la Casa Kisaeng? Hay chicas muy lindas en ese lugar. Yo
—Pero no podemos dejar solo a Su Majestad...
« Estos tipos son muy difíciles.»
—No se preocupen, Su Majestad se encargará de este asunto personalmente. Además, yo pagaré todo.—dijo Tae-Bum con una sonrisa brillante.
—General Tae-Bum.—dijeron los soldados al unísono.
« ¡Él debió ser un Dios en su vida pasada!»
Los soldados miraron a Tae-Bum como si fuera un Dios, sus ojos brillaban y estaban al borde del llanto.
—¡Gracias, Joven Señor Bae!—gritaron y se llevaron cargando a Tae-Bum.
« Al fin logré convencerlos. Solo espero que Su Majestad aproveché esta oportunidad y logré tener un heredero esta noche. ¡De lo mejor de usted, Su Majestad!»
••••••••
Habitación del Rey
El Señor podía escuchar como los pasos del Rey se acercaban cada vez más y más hacía él, podía sentir como sus feromonas lo hacían estremecer de forma extraña en cada centímetro de su cuerpo, incluso sin haberlo tocado sentía una sensación extraña.
Sus pasos se detuvieron. Estaba parado frente a él.
Podía sentir como las feromonas que desprendía el omega en celo inundaban por completo la habitación del Rey.
Su respiración sacaba pequeñas nubes blancas, todo su cuerpo estaba ardiendo en calor, apretaba sus piernas temblorosamente y sin darse cuenta su trasero estaba completamente húmedo.
La mirada del Rey seguía siendo indiferente, dudaba en acercarse al omega.
El omega intentaba levantar su mano temblorosa arrastrándose por el suelo, intentando salir de la habitación.
« Debo salir de este lugar, antes de que...»
Antes de que pudiera llegar a la puerta, el Rey lo cargo sobre sus brazos, caminó hacía la cama y lo recostó suavemente, intentaba no lastimarlo y lo trataba muy suavemente.
« ¿Porqué está...?»
No podía ver el rostro del Rey. Todo estaba borroso.
El Rey empezó a desvestirlo, saco rápido sus pantalones que estaban húmedos.
"Su piel era blanca y parecía delicada", esa fue la primera impresión del Rey sobre él, al verlo casi completamente desnudo.
—Intenta aguantarlo.—dijo el Rey.
Introdujo lentamente uno de sus dedos en el interior del omega, no pudo evitar asustarse un poco y soltar un gemido, al mismo tiempo que un inexplicable escalofrío que recorría su espalda.
El Rey empezó a frotar su interior con sus dedos, la inexplicable sensación de placer inundaba la mente del omega.
« Es como si succionará mi dedo.»
Pensó el Rey, mirando como los ojos del omega se llenaban de placer.
El Rey introdujo otro dedo en su interior.
—¡Ah...!
Soltó un pequeño gemido. El pequeño cuerpo del omega se estremecía por completo, no entendía cual era la razón, y sin darse ya no estaba por completo en todos sus sentidos.
El sonido de los dedos entrando y volviendo a entrar en su trasero se escuchaba en toda la habitación.
—Se siente bien.—dijo el omega.
El Rey no pudo evitar sonrojarse un poco ante lo que dijo el omega.
—Más... Quiero más...
Jadeaba de placer y no podía evitar querer más.
El Rey bajo la mirada y se dio cuenta que entre sus piernas había un bulto.
« En que momento, yo...»
Pensó, soltando un pequeño suspiro.
Miro nuevamente al omega, su cuerpo aún estremecía de placer y su trasero cada vez estaba más húmedo.
Trago saliva y pensó...
« Yo... quiero hacerlo. Quiero tenerlo.»
Los instintos del Rey se apoderaban de él. Su conciencia empezaba a desvanecerse poco a poco, guiado por las feromonas del omega en celo se acercó a su cuello, abrió su boca inundada de saliva inundaba su boca. Sus colmillos de alfa empezaron a crecer, le daban mucha picazón.
Al mismo tiempo que se acercaba a su cuello, solo podía tener un pensamiento...
« Este omega... Quiero que sea mío. Quiero que sea solo mío.»
Sus deseos por marcarlo solo se hacían más fuertes, cegado por las feromonas lo mordió.
—¡Ah...!
Soltó un grito de dolor, no tardo en empezar a sangrar por la mordida que le había hecho el Rey.
« Estuve a punto de marcarlo. Si no hubiera reaccionado a tiempo...»
—Mi hombro...Me duele mucho.
Empezó a sollozar de dolor.
El Rey se dio cuenta del dolor que estaba sufriendo, agarro sus brazos y lo jalo hacía él. Lo sentó sobre sus piernas y lo abrazó.
Podía sentir el calor del cuerpo del omega, sentía los latidos de su corazón acelerándose cada vez más, alzó su mano y empezó a acariciar su cabeza con delicadeza, como si se tratará de un niño pequeño.
—Perdón. Deja de llorar, por favor. No volveré a morderte, así que deja de llorar. Por favor.—dijo suavemente, intentando calmarlo.
Esa noche el Rey lo consoló hasta que el omega dejase de llorar, incluso si debía quedar toda la noche despierto.
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