Me identificaba un poco con Abbot en ciertos aspectos, por lo que comprendí sus inquietudes, yo no sufrí abusos ni nada por el estilo, pero entendía eso de sentir que tu vida no vale mucho. Yo soy una mujer de casi 40 años que se siente estancada, no logre tener familia, en mi trabajo lo hice siempre regular, me aleje de amigos y familia por diferentes razones, lo único que me hacía feliz eran mis libros, videojuegos y un gato callejero que siempre viene a verme por las mañanas.
Cuando desperté me encontré en un baño sucio, dormida apoyada sobre una pared con montones de moho, mis manos dolían un poco, cuando miré hacia ellas me di cuenta, eran más grandes y mis dedos delgados, me centré en mis piernas eran mucho más largas incluso el pantalón gris que llevaba puesto quedaba algo corto y podía ver mis tobillos… espera … pantalón gris, si no mal recuerdo tenía unos pijamas de cachorros. Me levante del suelo ¿Desde cuándo soy tan alta? Entonces me fije que mis senos habían desaparecido, me sorprendí demasiado, me acerque a un espejo que se encontraba encima de unos lavabos frente a mí. Mirándome había un chico joven quizá en sus 16 años, su cabello rojo caía hasta los hombros, sus ojos eran azules casi celestes y tenía una pequeña cicatriz en el costado se su cara casi cerca de su oreja, moví mis manos en mi rostro, él imitaba mis movimientos, “significa que yo soy…” antes de echar un grito al aire, alguien entró por la puerta de lo que mire alrededor era un baño de hombres. Un hombre rubio con su cabello en punta se hizo camino, por su apariencia era lógico que era un estudiante problemático.
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