Al día siguiente me desperté con la cara de Reina casi sobre mi rostro – Reina, hermosa, ¿Qué tal dormiste? ¿Tienes hambre? Ya voy a levantarme.
Me estiré un poco para levantarme del sofá, fui al cuarto a ver si Izan necesitaba algo, me di cuenta de que no estaba por ningún lado. Baje las escaleras un poco en pánico, “Maldición, ni siquiera me di cuenta de que se fue, y eso que estaba frente a la puerta”, ahí me tope con Ivette.
-Ivette… tu hermano – me apresure a contarle, pero ella me interrumpió.
-Lo sé, él volvió a casa de mi padre más temprano.
Estaba algo confundido - ¿Cómo?
-Parece ser que ya tomó una decisión, hace mucho que no escuchaba decir a mi hermano que me quería – Ivette tenía una mirada triste – creo que va siendo hora de abrir – dijo al final intentando contener una lágrima.
-Si tienes razón.
Paso alrededor de un mes desde que vimos o supimos algo de su hermano, no contacto a Ivette durante ese tiempo, por lo que ella estaba algo decaída, pero llego un día cuando a mitad de nuestro turno pude escuchar como un vaso caía en la zona de caja. Fui a ver de que se trataba.
-¿Paso algo? ¿Te encuentras bien?
Frente a Ivette estaba Izan, se veía mucho más relajado que la primera vez que lo conocí. Abrazaba a su hermana quien le devolvía el abrazo con una gran sonrisa. Luego voltearon a verme.
-Ah, buenas tardes – Izan inclinó su cabeza en señal de respeto.
-Lari, ¡Izan dejo el trabajo de mi padre! – dijo Ivette emocionada
-Me alegra por ti Izan – dije al momento que suspiraba de alivio por ver a Ivette más tranquila.
-No te preocupes por nada hermanito, yo y mi esposo nos aseguraremos que no te falte nada por el tiempo necesario – dijo Ivette – Padre, lo entenderá, solo hay que darle tiempo.
-Si... – respondió Izan algo triste.
-Ivette deberías llevar a tu hermano a casa…yo me ocupo aquí.
-No, claro que no, no puedo dejarte solo. – replicó Ivette – además hoy es fin de semana, así que los clientes serán mucho más.
-Me gustaría ayudar… - dijo Izan mientras tomaba unos pasos hacia mí. – Después de todo, me gustaría devolver el favor de dejarme quedar esa noche con Reina. – luego se acercó un poco más y pude escucharle susurrar – Gracias… - después se alejó un poco – Bien Ivette dime por dónde empezar…
¡Claro que sí! Mi pequeño Izan Ferri – dijo mientras estrujado la cara de Izan
El escuchar ese apellido me hizo sentir escalofríos, “! ¿FERRI?! ¿IZAN ES UN FERRI?!”. No podía creerlo, no era posible, este chico es el hombre que mandaban por Abbot para cobrar sus deudas con la compañía de Préstamos Ferri, ésta se aprovechó de la necesidad de Abbot para obtener dinero para la cirugía de su pareja, lo manipularon tan bien que terminaron endeudándolo de por vida, el hacía sus pagos a menudo pero cuando estos dejaron de llegar Izan apareció, el acoso era extremo, y cuando fue más difícil obtener el dinero, los hombres de Ferri lo golpeaban hasta dejarlo inconsciente, recuerdo una escena que describía como Izan le propino un golpe en la mejilla usando su puño cerrado en el que llevaba un anillo de oro, haciéndole un corte en ella que dejó la cara de Abbot llena de sangre. Y ahora el estaba justo aquí. “No, no, espera… quizá me estoy adelantando, quizá el nombre y apellido son comunes, además, el Ferri de la historia tiene el pelo azul y este es obvio que lo tiene rosa”.
-Oh Izan hay que hacerte ya el retoque, ya se están viendo un poco tus raíces azules. - comentó Ivette mientras movía el cabello de Izan.
-Si, creo que me quedaré con este color.
-Lari. ¿Estas Bien? – pregunto Ivette al verme que me apoyaba en la pared – te ves algo pálido
-Si… solo me duele un poco el estómago – “Es él” Pensé mientras mi esperanza se hacia añicos.
-Deberías descansar un poco – dijo Izan mientras me tomaba por uno de mis brazos – déjame llevarte a la cocina y darte un poco de agua.
-No es necesario, puedo solo – el tenerlo pegado a mi brazo me hacía sentir algo de escalofríos. “Espera, ellos dijeron que dejó de trabajar para su padre, entonces Izan no trabajará con la empresa de préstamos, lo cual significa que nunca se encontrará con Abbott ni le dará las palizas que se describieron en el libro, eso es bueno ¿no?, la historia seguirá su rumbo solo que, sin él, pero también significa que Abbott puede sufrir peores eventos, oh por dios, ¿significa que debí cumplir mi papel?” pensé – ah ahora me duele la cabeza.
-Déjame darte un vaso con agua helada, también tengo estos – Izan saco de su bolsillo un par de aspirinas, mientras me ayudaba a sentarme en una silla dentro de la cocina.
-Si que vienes preparado Izan, toma un respiro Lari, me ocupo yo un momento – Ivette se apresuró a seguir atendiendo, dejándonos solos a Izan y a mí.
-Iré a ayudarla, ¿seguro estas bien? – preguntó él
-Si, solo necesito un momento – contesté
-Bien, por cierto, me gustaría llamarte Lari también, si me lo permites – su expresión era linda, parecía que me rogara con los ojos.
-Si. No hay problema – aprobé mientras Izan me dirigió una sonrisa y después se fue de ahí. – “Supondré que toda ira bien y dejare de preocuparme”.
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