En una casa con varias plantas alrededor y algunas flores danzando, dentro de ella se encontraba un chico durmiendo plácidamente hasta que una puerta fue abierta con fuerza provocando que esta chocara contra la pared, pero sin despertar al joven.
—¡Hijo! Vas a llegar tarde a la escuela, levántate ya– El hombre de cabello castaño y partes rojas tenía un delantal rosa en su cintura y toda su ropa de color marrón. Se acerco a su hijo y lo destapo.
Este día hace bastante frio y por desgracia a este joven le encanta dormir en ropa interior, así que sintió el frio como si fuera el soplido del lobo feroz de los cuentos que le solía contar su padre de niño.
—¿Quién me quito mis frazadas y con este frio? –Grito el adolescente de piel blanca con tono claro mientras se sentaba en la cama temblando.
Su padre solo lo observo con una mirada severa y el chico ya no lucia enojado.
—Si no te preparas en cinco minutos y bajas a desayunar volveré y te tirare agua fría para que sientas verdadero frio –Con esas últimas palabras su padre cerro la puerta de la habitación.
Casi al momento en que se fue su padre el salió rápido de la cama y comenzó a prepararse a la velocidad de la luz, su padre era muy amable siempre, pero cuando se enojaba era difícil apaciguar su enojo.
—Ya estoy listo –Dijo el joven bajando por las escaleras de la casa. Estaba vestido con un pantalón ajustado negro con rayas blancas a los costados, una campera naranja con rajas negras y zapatos negros, tenía su mochila en un hombro.
Su padre lo inspecciona de arriba hacia abajo y sonríe cálidamente. Mientras tanto, él toma asiento para esperar el desayuno. Su padre se quita el delantal y pone un plato con galletas de avena y le entrega un vaso con leche caliente mientras él le sonríe contento.
Unos minutos después termina de desayunar y va al baño mientras su padre ordena la cocina. Tras salir del baño mira por el pasillo para encontrar algo.
—Mika, mi bebe –Dice cariñosamente mientras abraza a su pequeño zorro naranja de ojos verdes. Tarda un rato en soltarla, pero cuando lo hace la baja con cuidado y agarra la mochila para colocársela –Nos vemos papa se acerco a su padre y le da un beso en la mejilla para luego salir por la puerta no sin antes escuchar un grito de su padre diciéndole que tenga un buen día.
En otro lugar.
Una mujer de cabello azabache y piel oscura va abriendo sus ojos de a poco asimilando la luz de la ventana, sus ojos son color ámbar. Mira hacia un lado, hay un hueco vacío, su pareja ya no se encontraba durmiendo. Luego mira para en otro lado donde está el reloj. El reloj marcaba las 6:05. Tras ver la hora se levanta llena de pánico y se destapa mostrando su pijama azul que tenía muchas lunas amarillas mientras va corriendo hacia la habitación de su hija a levantarla.
—Yasmine, despierta. Tienes que desayunar antes de ir a la escuela– Dice la mujer de cabellos revoltosos que le llega hasta los codos. De pronto ve luces a su alrededor rodeándola y solo suspira ya sabiendo de que trataba.
La mujer fue transportada a la cocina, específicamente sentada en las sillas de plata con almohadón incluido. Su desayuno en la mesa, una taza de café y unas tostadas con mermelada.
—Buen día, madre– Saluda Yasmine con una sonrisa mientras se llevó a la boca una tostada. Su piel era del mismo tono que su madre al que sus ojos, aunque ella tenía rizos. Estaba vestida con un pantalón caqui, una campera negra y unos zapatos blancos, tenía un bolso de lona.
—Dios mío. Siempre son así las mañanas– Estira su cuello y suspira.
—Ríndete querida, no hay forma de que logres levantar temprano a Yasmine. Ella siempre se levanta incluso antes que yo– Habla otra mujer de cabellos castaños sonriendo con gracia y elegancia mientras toma el café. Ella tiene la piel moreno de un tono claro.
—Tienes razón– Bosteza mientras se cubre el rostro y mueve sus dedos de cierta forma especial. De pronto, su vestimenta había cambiado y se veía más elegante y hermosa.
—¿Ya te estás yendo, amor? – Le pregunta a la otra mujer mientras levanta su taza para darle una probada.
—Así es– Se levanta y besa a Yasmine en la frente– Que tengas lindo día, hija.
—Gracias, mamá– Le sonríe la joven de cabellos azabaches con las puntas moradas– Que tengas buen día también.
—Buen día, querida– Se acerca a la otra mujer mientras coloca un mano en su mejilla y le da un beso.
—Que tengas buen día también– Le Sonríe mientras toma su mano por unos segundos antes de que ella tenga que irse en un chasquido de dedos, literalmente– Muy bien, yo también me tengo que ir en unos momentos, ¿Llevas todo, hija?
—Si, madre. Es el primer día, no tengo planeado olvidarme nada y ya tengo todo organizado– Dice mientras alza su bolso.
—¿Te encontrarás con Rubén por el camino?
Ambos adolescentes tienen sus casas cerca así que siempre van juntos.
—Seguramente, aunque saldré dos minutos después de lo planeado ya que siento que despertó algo tardo. El siempre tarda aproximadamente media hora en terminar de desayunar y sumado al tiempo en que se despide de su mascota serían dos minutos y en lo que cruza por aquí serían otros dos minutos más. Si planeo cruzarme con él para ir a la escuela es mejor salir más tarde.
—De acuerdo, desayunemos tranquilas entonces– Dice la mujer sonriendo.
Ya sabía lo detallista, observadora y planificadora que era su hija así que no pregunto más y simplemente siguieron desayunando.
A los minutos habían terminado así que la mujer se despidió de su hija y ella salió afuera a esperar al joven de ojos claros mientras daba vueltas mirando su casa.
Su casa era de colores grises, morados y marrones. Podía ver algunas arañas del tamaño de su mano caminar por alrededor de la casa y saludándola con algunas de sus patas, Yasmine solo devolvía el saludo cortésmente. Luego vio algunos sapos saltando e inflando su boca para saludarla, también devolvió el saludo. Luego de eso camino hacia la entrada y vio a su amigo acercándose.
—¿Cómo sabías que ya llegaba?
—Te conozco, siempre te despiertas tarde así que me tuve que ajustar a tus horarios– Suspira mientras empieza a caminar.
El chico solo le sonrió en señal de disculpa mientas rascaba su cuello.
—Lo siento– Sonríe con pena– Pasemos por ahí– Señala la dirección de una calle– Por ahí es más fácil cruzarnos con Lilith y el resto.
—Cierto– Asiente y empiezan a caminar hacia esa dirección.
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