En la misma noche uno de los dos amigos que estaban en la habitación empieza a hablar.
—Lo estuve pensando durante un tiempo y quería preguntarte sobre algo que no me deja tranquilo para nada– Empieza a hablar un chico de cabellos castaños y algo enrulados viendo desde una cama al otro mientras apoya su cabeza en un brazo mirando al chico delante de él.
—¿Qué cosa, Tom? Dime, no hay problema– El chico de cabello azabache ondulado le dice mientras se voltea a verle tratando de no destaparse.
—Bueno, escucha, yo sé que quieres mucho a tu hermana, pero nunca le das afecto, ni pareces preocuparte por ella, pero cuando estás conmigo sacas todo el cariño que le tienes. No lo dices exactamente, pero lo veo en tus ojos cuando hablas de ella y también en ciertas reacciones que tienes con las personas cerca de ella, como ese amigo nuevo, ¿Por qué le haces pensar que no la quieres? Ella en verdad se ve triste a veces, pero intenta ser fuerte y no llorar– Recuerda con algo de pena unos recuerdos que pasan por su mente.
El solo se queda callado sin saber si responderle.
—¿No me vas a responder? Bien me voy– Se levanta de la cama mientras se viste rápido y se pone su gorra, a pesar de ser de noche, él no tenía miedo de volver para su casa.
—Espera– Se levanta y sienta en su cama– No te vayas, te voy a contar todo, desde principio a fin, lo prometo– Su mirada parece decir "No te vayas, por favor".
—Mm, vamos te escucho– Se sienta en la misma cama junto a Bruno y los tapa con la manta.
—Todo empezó cuando ella tenía solo seis años y yo diez, tuve un accidente y quedé internado por unos tres meses. En ese tiempo, mi madre era la única que velaba por mí seguridad e iba a visitarme, mi padre ni siquiera mandaba mensajes a través de mí mamá para hacerme saber que le importaba, el cuidaba de mí hermanita lo entiendo, pero ni una sola vez me vino a visitar, a pesar de que mi madre cuidaba también de mí hermanita, pasaron los meses y con ello vinieron los problemas, mis padres empezaban a discutir cada vez más. Al principio solo era por cosas tontas como, ¿Quién lavaba los platos? O ¿Quién sacaba la basura? También, porque mi papá no ayudaba en nada en la casa, tampoco nos daba cariño o atención a nosotros o a nuestra madre, pero mientras más pasaba el tiempo se hacía peor. Entonces un día que mi hermanita estaba dormida de tanto jugar conmigo, tenía un mal presentimiento así que, salí de nuestra habitación y fui a dónde estaba la habitación de mis padres y los escuché discutir.
Flashback
Era un día nublado y algo tétrico cuando un niño de diez años, con un pijama azul con lunas amarillas, estaba parado frente a la habitación de sus padres.
—¡Te estoy diciendo que me escuches!– Gritaba un hombre.
—No, no quiero escucharte más, vete ya de mí casa y no te atrevas a volver más, ¿Por qué mejor no te vas con esa mujer con la que me engañas? Y de la que nuestros hijos no tienen ni idea– La mujer dijo cada una de esas palabras con mucho odió, lo que al niño lo dejo paralizado sin saber qué pensar exactamente de la situación.
—Cómo quieras mujer– La mira con desprecio– Después de todo, no hay nada importante que me haga tener ganas de estar contigo ni estar en esta casa– Dijo el hombre con odio, también caminando hacia la puerta con sus maletas ya hechas.
Con esas últimas palabras dichas, la puerta fue abierta y el niño se escondió debajo de un mueble, por suerte las luces estaban apagadas. Aquel hombre al que llamaba "padre" se fue azotando la puerta de la entrada. Es entonces que se dio cuenta que seguía debajo del mueble, entonces decidió salir para ir despacio y sin hacer ruido a su habitación, sin ser escuchado y se acostó en su cama, momentos después gracias a su gran oído escucho como su madre salió de su habitación e iba caminando hacia la suya, entro y los vio verificando que estuvieran bien, luego cerró la puerta yéndose y el niño que fingía dormir, se acomodó mejor y se durmió.
Al día siguiente los niños se despertaron como siempre lo hacían, temprano.
—Hermano ¿A qué vamos a jugar hoy?– Dijo la niña frotando con una de sus pequeñas manos sus ojos para despejarse y despertar por completo mientras con otra sujetaba de la camisa de su hermano.
—Lo siento, hoy no jugaremos Dai, tengo tareas que hacer– Acaricia su cabeza y orejas con cuidado despeinando su cabello aún más de lo que estaba.
En eso entra su madre a la habitación de ambos niños.
—Hijos tengo algo que contarles– Les dice bastante sería, el niño ya sabía lo que podría decir su madre, pero solo se quedó callado.
—¿Qué es mami?– Dice la pequeña curiosa mientras el solo observaba a su madre esperando a que hablara.
—Esto, quizá sea difícil para ustedes, pero– Callo un momento para luego suspirar– Su padre se ha ido y no volverá jamás, nos ha traicionado y abandonado.
—¿Por qué papá no volverá? ¿Acaso discutieron?– La niña no comprendía y no le daba tanta importancia de todas formas, a ella solo le importaba poder jugar con su querido hermano mayor.
—No hija, no solo fue una discusión, solo...no podrías entenderlo– Cubre su rostro tratando de no llorar– Solo, prométanme una cosa, ambos– Descubre su rostro mostrando algo de seriedad, sus ojos ambos estaban hinchados quizá por llorar, se agacho a la altura de sus hijos– Prométanme… que se cuidarán y ayudarán el uno al otro, incluso si dejan de llevarse bien, o ya no están tan unidos, sobre todo tu– Le habla a su hijo con tranquilidad y cariño en sus palabras– Cuida a tu hermana, aún es muy pequeña y no comprende muchas cosas por lo que esto no debe preocuparle tanto– Él se sorprende un poco, pero asiente decidido y serio– Bien, con eso me siento más tranquila, también les quiero decir que, estaré algo ocupada, tendré que trabajar horas extras para poder traer plata a la casa, por eso me iré en las mañanas y solo vendré en las noches, cuídense bien, yo me voy a trabajar– Con eso dicho se va hacia el trabajo.
—Ya escuchaste a mama, ella estará ocupada así que estaremos algo solos de ahora en adelante, pero recuerda que ella nos ama y por esa misma razón estará algo lejos, es por nosotros que ella se esfuerza al máximo, ¿Entendido?– Le dice mientras mantiene una mano en la cabeza de la niña.
—Si, hermano– Ella asiente sonriendo ante las palabras de su hermano.
—Ahora, ve a lavarte la cara, mientras yo hago algo de tareas– Pone su mano en la cabeza de su hermana y se agacha a su altura empujándola un poco hacia la puerta de la habitación para que vaya al baño.
La niña sale del cuarto, pero observa un abrigo de color negro e inmediatamente se da cuenta que es de su madre, no lo piensa ni un segundo y sale corriendo afuera de la casa para correrla y dárselo, su hermano que salió de la habitación se dio cuenta que no estaba su hermana y se alarmo aún más cuando vio la puerta de su casa abierta, entonces salió corriendo de inmediato sin ponerse siquiera unos zapatos.
—'¿!Pequeña tonta dónde fuiste!?' Pensaba aquel niño mientras iba corriendo a cualquier parte sin pensarlo bien– Si no mal recuerdo el trabajo de mamá está por esta dirección– Empieza a correr hacia otra dirección diferente.
Siguió corriendo hasta encontrar a la pequeña figura de su hermana a una cuadra y sonrió tranquilo, pero esa felicidad se fue al caño cuando la vio del lado de la calle y gracias a su gran vista vio de lejos que venía un gran coche. Corrió lo más rápido que pudo, pero se tropezó y golpeo su cabeza con una roca. Aun así, se levantó con toda su fuerza, a pesar de estar descalzo y lastimarse los pies con varios vidrios y piedras que había en el camino, siguió corriendo con mucha desesperación, lo más rápido que un niño de su edad podía correr.
—'Estúpidos poderes de mierda si de verdad existen, este es buen momento para que aparezcan, por favor ayúdenme a salvarla, es mí hermanita'.
Con lágrimas en los ojos siguió corriendo con aquel deseo en su corazón, cuando de pronto, un brillo apareció cubriendo a aquel niño que desapareció de su lugar para aparecer en el mismo lugar que su hermana, no tuvo que pensarlo dos veces para levantarla y llevarla corriendo dónde no estuvieran los coches.
—'Agh me duelen los pies'– Pensaba con dolor, pero dejo esos pensamientos de lado tras sentir que su hermana temblaba y empezaba a llorar mojando su camisa– 'Diablos, ¿Qué hago ahora? Agh, solo quiero que estemos en casa'– Pensó con cansancio y tal como apareció para salvar a su hermana de los coches, volvió a aparecer, pero en su casa con su pequeña hermana en brazos.
—¿Estás bien? No llores, ya estamos en casa, no tienes por qué llorar– Trato de sonreír positivo, aunque le seguían doliendo mucho los pies, no quería verla llorar.
—Pero hermano, tus pies y tu cabeza– Dejo de llorar en el pecho de su hermano para verlo triste y tocar su cabeza llena de sangre.
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