Después de que todos se van de la casa de Daian, se despiden y van por caminos diferentes yendo para sus hogares.
En la casa de Daian.
—Que aburrido– Dice Daian en forma de queja– Ahora me siento sola– Mira hacia el piso algo triste, pero voltea la mirada hacia su casa y entra.
—Daian, ¿Ya se fueron?– Le habla su hermano desde la cocina mientras ella pasa por el pasillo para llegar a donde se encuentra el.
—Si, hace un rato, ¿Recién te despiertas Bruno?– Le pregunta a su lado y este asiente frotando sus ojos con una mano y con la otra ordena un poco su cabello largo– ¿Quieres que te prepare el desayuno o almuerzo?– Pregunta amablemente con pequeña sonrisa.
—Eso sería muy lindo de tu parte Dai– Dice Tom entrando a la cocina mientras bosteza.
—Buen día Tom– Mira al chico más alto con una pequeña sonrisa.
—Gracias, pero no es necesario Dai– Antes de que pudiera decir algo más, Tom le da un codazo y apunta a Daian con su cabeza, este ve a su hermana algo triste y con la cabeza gacha– Pero, si quieres puedes ayudarnos a prepararlo– Dice más amable y Daian levanta la cabeza emocionada.
—Bien, entonces– Daian sonríe con algo de disimulo mientras ellos van preparando los cubiertos y platos.
En la casa de Rubén.
—Papá, ya llegué– Dice Rubén desde la entrada y un pequeño zorrito va corriendo hacia el– Oh Mika, ¿Cómo has estado? ¿Me extrañaste? Aunque solo me fui un día– Le dice a su mascota mientras se agacha para alzarlo, el pequeño animal le lame el rostro con alegría.
Desde las escaleras bajaba un hombre de cabello castaño con partes rojizas, ojos verdes, traía puesto un traje negro con una flor estampada en el pecho y unos zapatos negros.
—Oh, bienvenido hijo– Sonríe amablemente el hombre mayor mientras se acercaba al menor y acariciaba su cabeza despeinando su cabello– ¿Descansaste bien en la casa de Daian? ¿Fue divertido?
—Buenos días– Saluda Rubén a su padre y baja a su mascota– Si, fue divertido. Ayer hicimos un nuevo amigo en la escuela, se llama Tobías – Sonreía con alegría achinando sus ojos– Por cierto, ¿Ya te vas?– Pregunta con un poco de tristeza en su voz.
—¿Eh? Por supuesto que no, ¿Por qué piensas eso?– Rubén apunta el traje– Oh, esto. Solo lo estaba probando, me lo regaló un amigo muy cercano– Sonríe con felicidad sin darse cuenta mientras observa el traje con un brillo especial en sus ojos.
—Así que, ¿Un amigo? Ya veo– Dice tranquilo Rubén mientras sonreía entrecerrando los ojos con duda.
—Si, en fin, ¿Quieres algo para comer?– Pregunta quitando su vista del traje para mirar a Rubén.
—Hace un rato desayune en casa de Daian. Aun así, ¿Qué te parece hacer el almuerzo juntos?
—Me parece bien, preparemos juntos el almuerzo– Camina hacia la cocina siendo seguido por Rubén y Mika.
En la casa de Alex.
Alex llega a su casa, abre la puerta con sus llaves, entra y va para la cocina a agarrar un vaso de agua para tomar, se sirve un poco de agua en un vaso, mientras toma agua se da la vuelta y hace acto de presencia un hombre alto con traje junto a una mujer de cabello negro alisado vestida con un vestido rojo sangre con lunas negras y unos zapatos altos.
—Alex bienvenido– Dice la mujer mientras intenta abrazarlo, pero Alex la evita y se aleja, la mujer se entristece un poco por aquello.
—¡Alex! Saluda a Verónica correctamente– Lo regaña su padre, Alex solo chasquea la lengua y mira a la mujer mayor.
—Hola– Dice Alex secamente y mira a ambos sin expresión en su rostro– Voy a mí habitación– Dicho eso se aleja del lugar para ir a su cuarto.
En su cuarto.
Alex entra y lo primero que hace es tirar su mochila a su cama para luego tirarse a sí mismo y admirar el techo.
—'¿Por qué siempre tiene que estar esa mujer aquí?'– Se preguntaba a si mismo con molestia– 'Él nunca tiene tiempo para mí, pero siempre para ella, ni siquiera…me saludo cuando llegue y me regaña por no saludar a su novia'– Suspira con frustración cubriendo su rostro.
En la sala.
—No lo entiendo, él siempre me trata así, ¿Acaso le hice algo malo?– Le preguntaba al hombre a su lado– Yo solo quiero ser como una madre para él y llenarlo de cariño– Se abraza a sí misma cerrando los ojos con una mueca triste en su rostro.
—No amor, la culpa la tengo yo– Abra a la mujer a su lado– Si le hubiera prestado la suficiente atención cuando era más pequeño y no lo hubiera dejado de lado…– Chasquea la lengua– No sería tan frío ahora.
—Quiero ganarme su amor, incluso si a él no le caigo bien, quiero que vea cuánto lo quiero, a pesar de que no es mi hijo– Caen un par de lágrimas de sus ojos– Quiero tratarlo como a el hijo que nunca pude tener y no pienso rendirme en ganarme su amor– Seca sus lágrimas y muestra una mirada determinada.
El hombre a su lado la suelta y sonríe con admiración y un brillo especial en su rostro.
—Es por eso que te amo– Le da un corto beso a la mujer que está corresponde con gusto– Nunca te rindes ante las dificultades, aunque está sea algo difícil– Mira en dirección al cuarto de su hijo.
—Ten por seguro que lo lograré– Acaricia la mejilla del hombre y le mira con amor– Pero, ahora deberíamos ponernos a hacer el almuerzo.
—Coincido contigo amor– Le da otro beso corto y empieza a sacar ingredientes del mueble mientras ella saca ollas.
En la casa de Yasmine.
La chica mira la puerta cerrada con desgano y pone una mano en su rostro.
—Me olvidé las llaves en la casa de Dai– Dice eso y se tira al piso apoyando sus manos en las rodillas– Mm, ¿Que podría hacer?– Mira alrededor y encuentra un alambre en el piso– Ya se– Sonríe mientras agarra el alambre, un pequeño brillo sale de sus manos y empieza a torcerlo cambiando su forma mostrando ahora unas llaves con la forma de la cerradura de la puerta de su casa.
Entra a su casa pasando por su habitación y dejando su mochila en un mueble. Sale y pasa por la cocina.
—¡Mama, mami, Matis! ¿Alguno está en casa?– Grita yendo de cuarto en cuarto– Oh, parece que ninguno está en casa hoy– Hace un pequeño puchero mientras camina hacia el patio y abre la puerta cuando escucha pasos detrás e impulsa sus pies para dar una gran voltereta y caer en los hombros de aquella persona.
—¿En serio planeabas asustarme? ¿A mí? Te conozco desde pequeños siempre usas la misma táctica– Aún arriba de los hombros de esa persona desordena su cabello con una mano y con la otra estira una de sus orejas.
—¡Ah! Duele, suelta mí oreja Yasmine– Se quejaba aquella persona mientras trataba de bajarla– Bueno, si no quieres soltar mis orejas– Sonríe malicioso y estira sus brazos para agarrar las piernas de Yasmine y que no caiga– Voy a correr por todo el patio hasta que me sueltes primita– Empieza a correr mientras ríe.
Yasmine quien estaba aún arriba de él suelta su oreja y trata de agarrarse de sus hombros para no caer.
—Ya te solté ¡¡Bájame que me mareo tonto!!– Exclama mientras su vista se vuelve borrosa, el deja de correr y, con un ágil movimiento Yasmine baja de sus hombros ya estando sus pies en el piso.
—¿Aprendiste la lección, Yas?– Sonríe burlón a la chica a su lado.
—¿Cuál maldita lección? Tu empezaste queriendo asustarme– Se quejaba mientras trataba de darle una patada que el esquiva sin problema.
—Calma Yas, mejor dale un abrazo a tu primo favorito– Dice mientras extiende sus brazos mientras guiña un ojo.
—¿Por qué te daría un abrazo?– Cruza los brazos mirando hacia un lado y cierra sus ojos molesta.
—Te compré dulces y el póster de tu película de terror favorita– Dice con simpleza y Yasmine lo mira con sorpresa dejando de lado su enojo.
—Matis eres el mejor primo de todos– Lo abraza con mucho cariño y afecto.
—Lo sé, lo sé– Corresponde el abrazó con una sonrisa en el rostro mientras pone los ojos en blanco– ¿A dónde fuiste? Ayer no estabas en casa.
—Oh, estaba en la casa de una amiga. Por cierto, me gustaría presentarte a mis amigos si no te molesta claro– Deshace el abrazo y junta sus manos a modo de petición.
—Claro, me gustaría conocerlos. Oh y las tías no están en casa, fueron a la casa de una amiga, por lo tanto, estaremos solos y significa...– Mira hacia a su prima con una mueca en su rostro.
—Tendremos que cocinar nosotros– Completa la frase ella y el asiente– Bueno no importa, sabemos cocinar– dice levantando los hombros en señal de despreocupación.
—No hay comida y tenemos que improvisar con lo que haya o ir a comprar, ¿Cuál de las dos quieres?– Dice suspirando y ella parece pensarlo.
—Vamos a comprar entonces– Dice tranquila caminando hacia la puerta de su casa y detrás de ella le sigue su primo.
En la casa de Lilith.
Llega a su casa, entra por la puerta y es recibida por sus mascotas quienes la tiran al piso por su peso.
—Mi cabeza, eso duele– Soba su cabeza mientras sus mascotas, un perro-león y su pequeña gatita lamen su rostro– Entiendo que me quieran, pero no me reciban así la próxima– Acaricia las cabezas de sus mascotas con una sonrisa divertida en su rostro mientras trata de levantarse sin éxito.
—Kiran, Lucky, dejen ir a Lilith– Dicen dos chicos altos en la entrada mientras cada no saca a los animales de encima de Lilith.
Ambos eran gemelos, pero tenían ciertas diferencias uno del otro. Mientras uno tenía el cabello rubio con ojos azules y ropa brillante, el otro era exactamente igual, pero a diferencia de su gemelo él tenía ropa oscura y cabello más corto.
—Egan y Risto. Cuánto tiempo, gracias por la ayuda– Sonríe tranquila rascando su nuca mirando a sus hermanos.
Ambos se miran y ríen divertidos por la despreocupación de su hermana pequeña.
—Te extrañábamos Lilith– Dicen ambos al unísono mientras le ayudan a levantarse del piso y la abrazan con cariño para después soltarla.
—Yo también los extrañe, se fueron por bastante tiempo– Se queja mientras hace un puchero algo triste.
—No estés triste, prometemos quedarnos por más tiempo está vez– Dice uno de ellos.
—Así es, y estaremos contigo todo el fin de semana, ¿Que dices?– Dice el otro.
Ella los mira a ambos con duda, pero luego salta a abrazarlos a ambos.
—De acuerdo, ¿Que les parece hacer el almuerzo juntos?– Dice alegremente, ambos asienten y ella los suelta yendo a la cocina siendo seguida por ambos.
Casa de Tobías.
Llega a la entrada de su casa y antes de siquiera poder sacar las llaves de su bolsillo, alguien más abre la puerta dejando ver a una niña pequeña con unos pantalones de color rosa y remera blanca.
—¡Tobías!– Exclama la niña saltando a sus brazos haciendo que casi pierda el equilibrio– ¿Dónde has estado?
—¿Papa y mama no te dijeron nada?– Pregunta confundido moviendo su cabeza de un lado y ella niega– Pues, ¿Sabes que ayer empecé mí primer día en la escuela?– Ella asiente– Bueno, digamos que pasaron algunas cosas y ahora tengo nuevos amigos– Sonríe con alegría y un poco de timidez– Y ayer me quedé a dormir en la casa de uno de ellos, por eso no volví.
—Ya veo, me alegro por ti hermano– Es lo único que dice la niña para después soltarse de el– ¿Me ayudas a entrenar después de almorzar?– Dice la más pequeña siguiendo a su hermano que iba hacia su habitación.
—Claro Casey– Dice Tobías para luego entrar a su cuarto y dejar la mochila tirada en el piso.
—Sabía que me faltaba algo– Se revuelve el cabello– No les pedí sus números de contacto– Murmura con tristeza.
—¡¡Tobías es hora de hacer el almuerzo en familia!!– Llama su madre desde la cocina haciendo que olvidé su preocupación.
—No importa, les diré cuando los vea– Sonríe mirando la ventana de su habitación, ayer había llovido un poco, aun así, desde la ventana se podía ver el reflejo del sol– Que lindo día– Murmura y quita su vista de la ventana para ir a la cocina que es donde estaban sus padres junto a su hermana.
Es día Sábado, y ya empezó el fin de semana de estos adolescentes.
Comments (0)
See all