LUCAS
Habia pasado una semana y medía desde que habian comenzado las clases, el verano iba haciendose cada vez más débil para dar paso al otoño.
Lucas se digirió tras el almuerzo al parque que quedaba cerca de su casa. Llevaba como siempre sus auriculares y su cuaderno de notas, donde dibujaba bocetos de paisajes , rostros o simplemente escenas imaginarias que se le venian a la cabeza.
Al llegar al parque le costó mucho encontrar un lugar libre donde poder recostarse tranquilamente sinpreocuparse de miradas indiscretas o curiosos indeseados. Le ponía nervioso que alguien le observase mientras dibujaba. El lugar era perfecto, un claro inmenso con un solo arbol en el medio, y para su felicidad el mismo era un jacaranda, algo que se le antojaba dibujar aquel día. Antes de acomodarse, hizo un paneo de sus alrededores. Delante de él solo habia una pareja tomando sol, y detras suyo debidamente alejados, un grupo de jovenes jugando.
Volvió la vista de nuevo hacia allí, le parecia haber reconocido a alguien... y efectivamente era él, el chico de los ojos verdes. Estaba bromeando con un compañero, este le habia dicho algo mientras este se partia de la risa. Le tiró unas cartas a la cara para recostarse sobre el cesped. Tenia el torso desnudo y la piel de un color dorado suave. Llevaba unos pantalones de tiro bajo que con el movimento se habian resbalado hasta dejar entrever el borde de los calzoncillos. Se sorprendió de ver que incluso allí la piel del joven era también de aquel color dorado. Su mente comenzó a traerle todas aquellas preguntas que no debería hacerse, sin embargo, no podía evitarlo. Se preguntaba como olería la piel del joven, como sería trazar un camino con su lengua, desde el ombligo hasta el nacimiento del vello púbico. Por un momento cerró los ojos y se imagino que se sentiría recorrer con la lengua aquel camino desde el ombligo hasta allí abajo, mordisqueando suavemente aquella piel.
Algo en su entrepierna comenzó a cobrar vida, bajo la cabeza instintivamente, sino dejaba de pensar en ello, terminaría muy mal. Se fijo de nuevo en el árbol, ¿cómo puedo dibujar el condenado arbol ahora? Pensó frustrado. Su mente volvia una y otra vez a aquel cuerpo. Se le ocurrió que quizás podría dibujarlo de memoria, pero no era lo mismo, lo que le gustaría hacer es un retrato del joven desnudo y colgarlo en su cuarto. Claro que luego pensó en que no vivia solo y lo que diria su hermana cuando viese algo asi en la pared de su habitación.
Se colocó los auriculares, fijo la vista el arbol e ignoró ( o al menos trató) todas aquellas fantasias que no podía evitar tener. Por un momento quiso levantarse y escaparse. No, nada de cobardes, ya habia huido lo suficiente, lo mejor seria quedarse allí. Quizás hasta le saludaba.
En esto pensaba con los ojos cerrados cuando una sombra le obligó a abrir los ojos, antes de que tuviese tiempo de reaccionar una conocida voz le llegó.
—Ya sabia que estabas aquí.
Frente a él estaba Manon, vestida de mujer como él diría, algo que le sorprendió, iba con zapatos, falda y blusa.
—¡Di algo!
—¿De qué te disfrazaste?
Sabia lo que se venia, asi que recogió las piernas rápidamente, seguro que le atizaba un puntapie. Pero permaneció tranquila con una leve sonrisa.
—Quiero hablar contigo, pero me esquivas últimamente.– se le notaba la preocupación en el rostro.– Solo queria saber como estás, que me cuentes ... bueno, el rollo de siempre.
—No me apetece hablar…en serio, no te lo tomes a mal pero…
Una voz los interrumpió
–Holaaaaaa!
Ambos se giraron, un joven con el torso denudo y unos brillantes ojos verdes se encontraba frente a ellos, sonriendo. El corazón de Lucas golpeó con fuerza en su pecho, se estaba comportando como un crio, era tan solo un chico, uno más.
—¿Son compañeros de clase? —Se apresuró a preguntar Manon que ya conocia a su hermano.
—No, ¡que va! Yo soy de sociales.
Lucas se limitó a asentir con la cabeza, en silencio.
—¿Qué tal tus compañeros? Los de exactas no tienen buena fama, son un poco capullos.
Lucas sonrió, cuanta razón tenia.
—Si, son un poco idiotas, si no fuese porque sociales no me atrae para nada, hubiese pedido el cambio.
—Lastima que entraste este año, sino podrias haber optado por Artes.–comentó al tiempo que miraba la libreta que el joven tenia en la mano.–¿Puedo verlos?
—Son solo bocetos. Líneas, y poco más. No me gusta mostrarlos hasta que esten listos. Lo siento. — cerró rapidamente el cuaderno poniendolo a un costado.
El joven miró a Manon. Ella le sonrió.
—Me llamo Manon y como ya te habrás dado cuenta soy su hermana
—Por desgracia...—añadió Lucas por lo bajo.
La joven se mostró abiertamente enfadada, pero por dentro estaba contenta, de a ratos Lucas volvia a ser el de antes.
—Y tú, ¿cómo te llamas?
—Numa
—Vaya que nombre más raro…pero muy bonito.
—¡Gracias!
—Bueno Numa, el energumeno ese que ves ahí se llama Lucas.—su hermano sonrió timidamente— Me tengo que ir, solo pasaba a saludar. —se volteó hacia su hermano—Nos vemos en casa.
Cuando se hubo marchado, Numa tomó la iniciativa.
—Estamos jugando a las cartas, ¿te unis?
—Ok— esperaba sinceramente que los chicos se cansasen y los dejasen solos.
Los dos chicos estaban esperandoles ansiosos, ambos querian saber quien era la joven, cuantos años tenia, si tenia novio y a donde iba a bailar.
—Lo siento chicos pero a mi hermana le gustan más grandes.
—Numa, di algo.. es hermosa, ¿no?– el otro joven agregó con complicidad
—Dale, ahora que no está tu novia, aprovecha, puedes decir lo que quieras! ajajajaja
—…
Lucas lo vio sonrojarse y sintió que algo se le venia abajo, o sea que era cierto, tenia novia.
Levantó la vista un poco avergonzado. Lucas no podía dejar de mirar esa boca, era perfecta, no podía evitar preguntarse como sería besarlos, succionarlos. Sacudió la cabeza, se iba a volver loco. La palabra “novia”, volvió a su mente, derrumbando sus emociones de golpe, y resultando tener un mejor efecto que un balde de agua fria.
—Lucas, baja de las nubes—le gritó uno de los chicos—¿tienes novia?
—Qué pregunta— añadió el segundo—Si un tipo como él no tiene novia, ¡qué nos queda a nosotros!
—Si tengo, pero se quedó en Italia.
No era mentira del todo, habia tenido una corta relación y él se habia quedado allí en Milano.
La tarde pasó rápido. Cuando se quisieron dar cuenta el sol habia bajado dejando paso al frescor de la noche, que ya se hacia sentir. Numa se puso la camiseta, se notaba que tenia frio, estuvo a punto de ofrecerle su chaqueta pero penso en que no se veria muy bien.
Los otros dos jóvenes se marcharon a sus casas, Numa y Lucas coincidían hasta la mitad del camino así que decidieron ir a pie. Habia algo en el joven que le inspiraba un confianza enorme y no sabia lo que era. Por otro lado se le notaba que era el típico chico que le caía bien a todo el mundo, dulce, sencillo, y atento, pero había algo más, algo que no podía definir y que le encantaba.
—¿Tienes dibujos terminados?
—Si, unos pocos, en casa.
—Me gustaria verlos, ¿cuando me los vas a mostrar?
—Cuando los encuentre, con la mudanza no sé donde los he guardado.
—Ok, no te olvides, ¿eh?
—¿Tanto te gustan las artes?
—La verdad que si.. deberia haber seguido eso pero me dí cuenta demasiado tarde de que me gustaba.
Habia llegado el momento de despedirse.
—Nos vemos en el cole
—Si
Lucas se quedo allí un momento con el recuerdo de sus ojos brillantes, él era perfecto. ”Muy bien Lucas”penso con tristeza, lo has hecho muy bien, comenzar a repetir historias.
Algunos recuerdos se le vinieron a la mente, los ojos se le humedecieron por un momento enfureciendolo. Por sentirse débil y por ese dolor y por esos recuerdos que a donde fuera le seguían.
¿Es este mi destino? Se preguntó.
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