LUCAS
Lucas habia estado pensando mucho en la última semana, cada vez que en los recreos se cruzaban con Numa, cada vez que le veía, se daba cuenta de que irremedíablemente estaba enamorado hasta la médula del chico. Intentaba verlo como amigo, como el amigo que era pero le resultaba imposible, su mente era más rapida que su consciencia y como hacia ya tiempo que no estaba con alguien, cada vez que le veia en ciertas situaciones necesitaba de muy poco para excitarse de una forma absurda.
Habia pensado seriamente en buscarse un rollito de noche para desquitarse, el porno le aburría y pasaba de ir a las discos gays ya que conocia el ambiente, y aunque sabia que ya no estaba en Milano, le daba lo mismo, no queria volver a entrar en el mundillo.
La opción de confesarle que le gustaban los chicos y que se sentia atraido por él la dejaba como la última opción después de la muerte y decidió que por lo menos intentaria acercarse a él lo más posible. Un amigo suyo en Italia le habia dicho que al final de cuentas la mayoria de los tios eran homo y que muchos caían. Esto le resultaba incoherente, aunque con intentarlo indirectamente no perdía nada.
La oportunidad perfecta se le presentó un sábado cuando su hermana anunció que se quedaria esa noche en casa de Seleika y que su hermano se iría de vacaciones por una semana. La extraña mirada que pusodespertó sospechas en su hermana que no se iba a quedar con la duda.
—¿Qué? ¿Qué tienes pensado hacer?– estaba en la puerta a punto de irse– ¿Es algo con Numa?
Aquel nombre lo sobresaltó.
—¿No pensarás que no me dó cuenta de que te encanta ese chico?
Un leve rubor le cubrio las mejillas..
—Deja de decir estupideces...es solo un amigo.
Manon abrió la puerta del apartamento con incertidumbre, se volvió hacia él.
–Lucas, tú sabras lo que haces con tu vida. No quiero volver a recoger lo que quede de ti.—Lucas la miró por unos instantes a los ojos.—mira, si no es gay, no lo es…y ya. Buscate otro, sé que es muy fácil decirlo. Peor es hacer el idiota y tejer fantasias que al final no te sirven de nada. Es simple, si no te puede dar ni amor ni sexo, entonces olvidate de él.
Lucas sintió una punzada en el pecho, sabia que tenia razón y después de todo lo que habian vivido en Milano, era lógico que intentase abrirle los ojos, pero no lo podía evitar, al menos lo intentaria...de alguna manera...
Aquel sábado por la tardecita se encontraban en el parque para jugar al futbol con algunos chicos del barrio. Eran un grupo de jóvenes que se reunian casi todas las tardes para hacer lo mismo, pero todos parecian conocer bien a Numa y respetarlo aunque Lucas no se podía imaginar el porque.
El día se presentaba un tanto nublado para cuando comenzaron a jugar, Numa llevaba los acostumbrados pantoles cortos y los botines que tanto adoraba, pero a diferencia de lo usual, aquel día se le notaba un tanto serio, sin contar que traia el labio partido.
Estaban haciendo una pausa en la cual Numa se acercó a él para convidarle un poco de agua fresca. Llevaba el cabello humedo pegado al rostro debido a la transpiración.
—¿Estás bien?—preguntó Lucas haciendo alusión a lo del labio.
—Ah esto, no es nada. En serio.
—¿Haces algo después del partido? ¿Salis con tu novia?
—Hoy no. Solo los sábados y algunos viernes, ¿por qué? ¿Tienes un plan?
—Tengo la casa para mi solo hasta mañana…asi que podriamos mirar alguna peli y beber un poco— le guiñó un ojo.
—Dale, también podrias aprovechar para mostrarme tus dibujos.
—Si, ¿por qué no?– sonrió timidamente, nunca se cansaba de mirarlo a los ojos.
El partido continuó pero a los 15 minutos tuvieron que parar debido a una llovizna, el cielo estaba cubierto de unos nubarrones negros y unos truenos amenazadores anunciaban una gran tormenta.
—¿Crees que alcanzaremos el autobus?—la voz de Numa resonó a sus espaldas.
—Creo que ya paso y el próxima vendrá en una medía hora, con suerte... ya sabes como es los domingos.
–Bueno, entonces demonos prisa y vayamos a pie.
El grupo de jovenes ya se habia dispersado, no quedaba nadie a la vista.
—¿A pie?
Un relampago rompió por unos instantes la oscuridad del cielo, notó el sobresalto de Numa, y como este se sacudió.
—¿Te dan miedo las tormentas?
Numa lo miró ofendido
—¡NO!¡ Claro que no! ¿miedo? Que idiota…— comenzó a adelantarse, mientras agregaba— vamos que se hace tarde, empieza a correr.
Lucas sonrió para si mismo y le siguió la marcha bajo la incesante y reciente fuerte lluvia.
Tras unos 20 larguisimos minutos habian llegado finalmente al edificio donde vivía Lucas, mientras el joven buscaba la llave, Numa se dejo caer contra la puerta respirando con dificultad, con el rostro acalorado y el cuerpo chorreando agua. Lucas lo miró durante unos instantes, aquella imagen nunca se le borraria de la mente, era increiblemente sugerente, si hubiese podido se hubiese detenido allí mismo a pintarlo.
Abrió la puerta, apresurandose a perderse en las escaleras…ni pensar en esperar el ascensor en compañia de él, tenía las mejillas encendidas y se sentia un completo idiota. No recordaba haber sentido algo similar por nadie.
Una vez en el piso ambos se dirigieron al baño al unisono, estuvo a punto de cerrar la puerta pero era obvio que ambos podían compartir baño, antes de que se diese cuenta, Numa ya habia entrado y comenzaba a quitarse la ropa, este lo miro extrañado.
—¿No tienes frío? Yo estoy helado. Te puedes enfermar…
—Si, lo sé, voy a ahora a buscar más toallas y algo de ropa para que te cambies.
—Genial. ¡Gracias!
Lucas salió del baño, con la mente en blanco, bloqueando cualquier tipo de pensamiento. Fue e a buscar dos toallas, uno shorts de algodón que eran parte de un pijama, unos pantalones deportivos y una camiseta suya que a él ya le iba pequeña. Numa se encontraba ya en la ducha para cuando él regresó. Escuchaba el ruido del agua al caer, respiró profundamente antes de abrir la puerta, por suerte estaba la cortina que le tapaba el cuerpo sino aquello resultaría trágico para él, aunque tampoco podía negar la decepción que lo invadió.
Se quedó allí apoyado contra la pared, dejo las toallas y la ropa sobre la tapa del inodoro, y un poco avergonzado se puso un salida de baño encima mientras se quitaba los pantalones rápidamente. Numa asomó la cabeza, y Lucas se cerró rápidamente la salida de baño. El joven tenía el rostro enrojecido por la temperatura del agua.
—El agua sale demasiado caliente.
—Si, lo sé…es...—Numa salió de la ducha quedando completamente desnudo frente a él, mientras agarraba una toalla y comenzaba a secarse. Lucas tragó saliva, no le venían las palabras— ...es... un pro…blema de...de…—tenía la boca reseca y la mente en blanco, bueno, no tan en blanco como le gustaría— …ya sabes…lo de la cañería…
Por unos instantes pensó que cierta parte de su cuerpo perderia el control pero algo atrajo su atencion y era justamente aquel cuerpo, demasiado formado en la parte de la espalda y los brazos, producto seguramente de algún deporte. La piel era dorada y tersa en el pecho tenia exactamente tres pelos diminutos en el centro del pecho y los pezones de un color marrón claro y algunas pecas dispersadas en su piel tersa.
—¿Haces algún deporte?
Numa se sonrojó levemente.
—Si, solo como hobby, nada profesional.
Lucas notó que en uno de los costados de la cintura tenia un moretón bastante nuevo.
—¿Qué deporte?
—Si te lo digo no me lo vas a creer—le sonrió, mientras se ponia los pantalones y la camiseta que le quedaba un tanto justa.
—Dale, no me dejes con la duda...¿rugby?
—Por la brutalidad podria ser jajajaja. No, boxeo.
Lucas tuvo que admitir que se esperaba cualquier respuesta menos aquella.
—Sabia que no me ibas a creer…
—No es eso…solo que me sorprende.
Numa paso por su lado, para salir del cuarto de baño, mientras dejaba solo a Lucas con sus fantasias. Para cuando terminó se lo encontró a Numa tirado en el sofa mirando la televisión y riendose como un niño con una comedía inglesa.
Lucas se dirigió hacia una armario que habia en una esquina donde su hermana guardaba las bebidas y saco dos botellas de licor que a él le encantaban.
Numa le sonrió complice al ver lo que hacia y ambos se encerraron en su habitación a beber mientras Lucas buscaba parte de sus pinturas. Numa observó la habitación intentando no perderse ningun detalle, las habitaciones ajenas siempre hablaban mucho de la persona. Lo que le llamó la atencion de aquel sitio fue la falta de cosas, el cuarto se hallaba casi vacio, salvo la cama, un escritorio en el lado opuesto y un armario no había nada más; ni fotos, ni cuadro. Nada, le resultaba un lugar muy frio.
—Lu, da la impresión de que todavía no te has mudado– Lucas lo miró asombrado, no habia pensado en ellopese a que era verdad. No le interesaba, al menos por el momento, hacer de aquella habitación su rincón. Numa lo observaba interrogante, se habia sentado en el piso usando la cama como respaldo—¿tienes pensado volver?
—¡NO!
—...
—No es lo que me gustaria hacer. Es que todavía estoy un poco en Italia, supongo que me llevará un tiempo adaptarme a este lugar.
—Bueno, ¡hora de beber!— Numa alzoó la botella con una gran sonrisa, la abrió y se la llevó directamente a los labios, por lo visto estaba acostumbrado a beber alcohol.
—Hey
Lucas le quito la botella para darle un largo trago. Aquello del beso indirecto le excitaba de alguna manera, sintio un calor en la garganta a medida que el alcohol bajaba, Numa rio con ganas.
—No eres tomador, ¿no?— le brillaban los ojos con picardía—¿ya te emborrachaste alguna vez?
—Realmente no.
—Entonces que sea hoy—sentenció el chico de los ojos verdes brillantes.
Lucas pensó en que aquella justamente no era la idea, él que tenia que emborracharse era Numa, así él podía tantear el terreno.
Igual decidió seguirle el juego, esa noche podía llevarse el golpe más grande de su vida, aunque tampoco queria meter la pata. Tenia miedo.
Buscó en uno de los cajones del escritorio una carpeta grande llena de dibujos que Numa se apresuró a agarrar, para comenzar a hojearla con ansias y fascinación.
Entre comentario y comentario bebia un trago de licor, no pasó mucho tiempo antes de que comenzase a reirse por cualquier tonteria, Lucas en cambio habia bebido mucho menos y aunque se sentia mareado, no habia llegado a la fase de la risa tonta.
Numa lo miró con expresión divertida
—Creo que... estoy un poco alegre. Debe ser porque no comí nada hoy.
—¿Hacemos una pizza? –propusó Lucas.
—Esperate a que termine de ver los dibujos..
Numa seguia bebiendo como si nada, él tenia miedo de que al final se descompusiese, a ese ritmo se iba a terminar la botella, aunque tampoco tenia mucho.
Lucas se levantó
—Voy a buscar algo de comer .
—Uhm
En lo que tardo Lucas en ir a buscar un poco de pan, jamon y queso, por lo visto Numa habia encontrado su libro de apuntes con los bocetos. Lo encontró absorto mirando las hojas, era demasiado tarde, sus ojos estaban clavados en el perfil de un joven que no era otro más que él mismo.
Lucas lo miró seriamente
—No deberias agarrar las cosas sin permiso.
Eso habia sonado como si fuese el padre del joven, se acerco y le arranco la libreta de las manos.
Numa lo miró sin entender pero divertido…
—Dibujas muy bien, ¿que haces en Exactas dibujando formulitas? Jajajaja…eres un tarado...
No sabia como tomarse aquello, o se lo iba a tomar como algo extraño que lo dibujase.
Numa lo miró sonriendo
—Podrias hacerme un retrato, luego lo cuelgo en el cuarto de mi abuela...–se giró para apoyarse sobre la cama intentando levantarse mientras se reia.
El chico no podía con el ataque de risa que le habia entrado
—Ahora en serio, está bueno el retrato, ¿por qué no me haces un copia?
—Estás como una cuba
—Noooo, solo un poco alegre.— apoyó la cabeza en la cama– a ver, cuéntame Lucas, ¿qué es lo que más te gusta hacer?
—Pintar supongo y ¿a ti?
—Tener sexo—lo miró con una sonrisa pícara—después del sexo no hay nada mejor.
—¿El amor, quizás?
—El amor es para los maricones.
Aquella palabra le atravesó el pecho sorprendiendolo, le dio la impresion de que estaba hablando con una parte de él que no conocia. Numa mientras lo observaba de una forma rara, como esperando algun tipo de reacción especial.
—El amor es tu estilo, ¿no?¿Te van los tios, Lucas?
—No.—se arrepintió al instante de lo que habia dicho pero tenia miedo, y al mismo tiempo odíaba sentir ese miedo al rechazo —¿Y qué si me van? ¿Acaso te da asco?—se sentia enfadado.
—No lo sé—tenia la mirada perdida en un punto, se le veía de pronto deprimido. No entendía nada.
El joven hizo ademan de levantarse, pero estaba tan mareado que no tardo en dejarse caer, obligando Lucas a sostenerlo entre sus brazos.
—Te hago un café, ¿Qué te parece?
—No, no me gusta. Así estoy bien.
—¿De qué hablas?—sintió los brazos de Numa empujarlo— ¿te pasa algo?
—Nada....—se giró y al descubrir su objetivo: la cama. Se dejo caer sobre ella ocultando el rostro en la almohada.
Lucas se sentó en el borde observandolo, por lo visto, la borrachera le había pegado mal. Sus planes se esfumaron cuando escuchó la respiración tranquila del joven, rendido, durmiendo placidamente.
Impulsivamente comenzo a acariciarle el cabello, despacio, enredandolo entre sus dedos, tenia un cabello abundante ondulado y olia a colonia. De pronto se sintió como un idiota, allí sentado frente a su amigo acariciandole el cabello, retiró la mano como si el contacto le quemase, mientras la imagen de su hermana le acudía a la mente. Ella tenia razón. Era hora de comenzar realmente de nuevo, no podía seguir asi por más tiempo.
Se dirigió al salon, encendió el televisor y se quedo ahí hasta que la luz de la madrugada comenzo a colarse por las ventanas, pensando una y otra vez en lo mismo, mientras las imagenes en la pantalla iban cambiando, con la imagen de Numa grabada en su mente y las palabras de su hermana resonando en sus oidos.
“Quizás sea mejor alejarme por un tiempo”.
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