LUCAS
Lucas llegó en silencio, no había dicho una palabra en todo el camino. La cabeza le estaba a punto de estallar debido a los pensamientos que se agolpaban allí dentro. No sabia qué hacer, cómo comportarse o qué decir. Aquella noche definitivamente seria difícil de olvidar. Su hermana tampoco habia abierto la boca en todo el camino, lo conocia demasiado bien como cometer semejante error. Solo le dedicó una sonrisa y le dio un beso cuando llegaron a la casa deseándole buenas noches antes de desaparecer en su cuarto.
Se sentó en el borde de la cama suspirando, ocultando su rostro entre sus manos, se sentia un idiota. Es como si todo el tiempo Numa hubiese estado jugando con él. Seguramente se habia dado cuenta de que le gustaba, sin embargo, no podía entenderlo. ¿Qué habia ganado ocultando su sexualidad? Y por otro lado, era bailarín, y tenia algún tipo de relación con Leon, justo con Leon. Habia en el mundo millones de hombres, sin embargo estaba con Leon. Sacudió la cabeza intentando vaciar su mente. No queria pensar más, queria dormir y olvidarse de todo. Pero la imagen de Numa bailando volvia a su cabeza una y otra vez. No podía negar que verlo asi lo habia excitado sobremanera, era una posición varonil y dominante que no pensaba que el joven tenia y justamente eso le daba muchisimo morbo. Pero habia estado con Leon, ¿como podía haber estado con un tipo como él? Era algo que no podía entender, quizás solo por sexo.
Se tumbó en la cama. Se preguntaba que pensaba el chico de él. Era obvio que no estaba interesado, ¿quizás como amigo? “No” se dijó a si mismo, todo había terminado en una mutua decepción. El estaba con Leon y eso ya lo decia todo.
—Numa...
El nombre escapó de sus labios imperceptible, ¿cómo habia llegado a enamorarse de esa manera? Era ridículo, si le conocia desde hacia tan solo dos meses y tampoco habían pasado tanto tiempo juntos. Ocultó el rostro en la almohada y sin poder evitarlo siguió girando alrededor de sus pensamientos, conclusiones y recuerdos de lo que habia sido la peor noche de su vida.
Rendido y sin siquiera darse cuenta, por fin se quedó dormido.
LEON
Leon llegó a la casa, increiblemente cansado. Por suerte todo el mundo dormia. Subió las escaleras sigilosamente y tras darse un baño rápido se metió en su habitación. Era hora de repasar lo que había sucedido. Los pensamientos giraban en torbellino, muchas preguntas y pocas respuestas, aunque al menos las que tenia eran contundentes. No habia que ser muy listo para notar que Lucas estaba interesado en Numa y que lo que parecia ser la otra cara de la verdad sobre el chico, no le habia gustado para nada al moreno. Numa, y lo tenia que admitir, estaba muy interesado en Lucas y aquello lo ponia mal. ¿Qué veia en Lucas? Era un chico apagado, sin sentido de la diversión, desde su punto de vista, aburrido aunque muy pero muy guapo. Aquello no era suficiente, Numa no estaba con alguien por su aspecto físico, tenia que haber algo que le habia llamado la atención del joven. Se preguntaba que era. Se dejó caer sobre la cama aspirando el aroma a limpio que despedían las sabanas recordando aquella primera noche en la cual lo habia llevado a su casa. Bien habia valido la bronca que le habia echado el padre. Aquella noche habia sido increible. Habian caido rendidos uno sobre el otro a las 4 de la mañana y temprano cerca de las 7 se habia marchado. En aquel punto el joven le habia nublado los sentidos. Su forma de ser, la forma en la cual se movia sobre de su cuerpo, su voz, su aroma, su repentino y extraño sentido del humor. Todo eso le habia dejado ansioso y tonto durante unos cuantos días. Quizás se habia enamorado, ¿era siquiera eso posible? Tardaria en descubrirlo y si por fin habia encontrado la persona perfecta para él, no la dejaria ir por nada del mundo. Solo tenía que dar con el método ideal, tan difícil no podía ser.
“Ya pensaré en algo” y con esta frase flotando en su mente se quedó dormido.
LUCAS
Lucas se agitó en la cama inquieto, y se despertó sobresaltado por las pesadillas.
Miró el despertador, eran recién las 5 de la mañana del lunes. Se quedó pensando en la palabra lunes y en lo que ello significaba. No lo podía evitar, se sentia ansioso, con miedo, pensando en lo que podía pasar. Se levantó para dirigirse a tropezones hacia el cuarto de baño, se duchó y sin saber como, de un momento para el otro ,estaba en la cocina haciendose un cafe, mientras con la mirada perdida se untaba una tostada con mermelada.
Un ruido lo sobresaltó arrancandolo de sus pensamientos.
Un joven vestido de camisa y corbata con el cabello negro y los ojos azules entró en el comedor. Lo miró evidentemente sorprendido. La sensación fue mutua. Hacia mucho que no veia a su hermano mayor ya que por los horarios de ambos, nunca coincidían. Este le sonrió.
—¿Qué pasa? ¿Algún fantasma te tiró de las patas en el sueño?—miró el reloj, eran recién las 6:30 de la mañana.
Lucas hizo un gesto desganado con los hombros.
Su hermano se acercó, para darle un golpe cariñoso en la espalda.
—Me tengo que ir al trabajo, ¿tus cosas? ¿Todo bien? ¿El insti?—mientras hablaba se colocaba la chaqueta y buscaba el portafolio.—Seguro que si. A ver si hacemos algo juntos un finde. ¡Me voy!
Lucas le sonrió con las pocas ganas reflejadas en su rostro pensando, ¿desde cuándo su hermano Alex eratan amable y cariñoso con él? generalmente se llevaban muy mal.
Escuchó el ruido de la puerta al cerrarse y se sintió aliviado. Se quedó allí sentado hasta que el reloj marcó las 7 , momento en el cual se levantó y abandonó el departamento rumbo al instituto.
El trayecto se le antojó eterno, los minutos parecian tardar horas y la ansiedad lo estaba matando. Se encontró en el medio del pasillo principal del colegio lleno de gente, y con el corazón golpeandole el pecho de forma furiosa, nervioso y con la boca seca miró hacia ambos lados pero no lo vio, solo algunos de sus compañeros del curso estaban allí. El timbre hizo eco en todo el instituto dando comienzo a las clases. Entró último, un tanto desilucionado, pensando una y otra vez en él.
“Quizás llegue más tarde” pensó mientras el profesor de química intentaba explicar una formula, “o quizás se quedó a dormir en la casa de Leon”, este último pensamiento provocó que el estomago le diese un vuelco.Las palabras del profesor se le alargaban pero no le importaba, no estaba escuchando. Su mente estaba muy lejos de allí.
Por fin el recreo, sintió que una carga lo abandonaba y con fuerzas renovadas se incorporó pero por mas que esperó en el patio ni siquiera el grupo de compañeros de Numa hizo su aparición y se tuvo que conformar con mantener aburridas conversaciones con sus compañeros de clase. El segundo recreo no fue mejor salvo por el hecho de que pudo huir del acoso de los otros alumnos y se refugió en un rincón para comerse un chocolate.
Un poco frustrado salió al mediodía del instituto rumbo a la casa, de nuevo con la cabeza a punto de explotarle y una sensación de inquietud y desolación. Llevaba dos días sin verlo y lo echaba muchisimo de menos.
La idea de que quizás estaba con Leon cobraba sentido. En los pensamientos confusos que inundaban su cabeza se sentia perdido, sin saber que hacer, el mundo parecia haber enloquecido desde el sábado, ¿porqué ese tipo de cosas siempre le sucedían a él? ¿No podía, simplemente, conocer un chico, también gay, enamorarse y salir juntos? “Demasiado fácil como para que me suceda a mi” pensó derrotado.
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