Numa se despertó sintiendo que la cabeza le pesaba y un cansancio le inundaba el cuerpo, quizás se debia principalmente a que había hecho poco y nada el domingo y se habia ido muy temprano a la cama, por lo tanto, a las 7 de la manaña del lunes y luego de haber dormido casi 12 horas el cuerpo le pesaba como un saco de patatas y la mente se le nublaba cuando intentaba pensar. Atontado se dirigió al baño, se duchó y vistiendo solo una camiseta y los calzoncillos se dirigió a la cocina donde la abuela ya lo esperaba con el desayuno hecho.
—Buenos días—al verlo casi desnudo le dirigió una mirada de reproche –pero ¿cómo no te has cambiadotodavía? Llegarás tarde a clases.
—No abuela, hoy no voy…tengo que ir a casa de un campañero a devolverle un libro—era obvio que estaba mintiendo, no podía decirle la verdad.
—Numa, ¿cuántas faltas tienes ya?
—Abuuuu—la protesta lo decia todo—sabes que no falto mucho, ya estoy grande para pedirte permiso para faltar.
La abuela lo miró resignada
—Tampoco nunca me lo pediste, faltabas cuando querias...bah...no hablemos de eso. Bebete el cafe con leche que se te va a enfriar— le colocó la taza en la mesa—y hazme el favor de vestirte que te vas a resfriar.
—Sii abu—Numa se sentó y tomó un pancito de la canasta que se hallaba frente a él. Sintió la mano de su abuela revolver su cabello.
—Ayer te fuiste muy temprano a la cama, ¿no?
—Si, a las 7 de la tarde. Igual el sábado no dormi casi nada, dos horas nada más.
—Ya me parecía...
Salió de la cocina, mientras Numa desayunaba rápidamente. Volvió a la habitación para vestirse y una media hora más tarde salía del departamento.
Con un poco de miedo, tomó el autobús y se bajó en la gran avenida que ya conocia. Caminó por unas calles y llegó al edificio inmenso donde vivia Lucas. Solo esperaba que el moreno se hubiese ido al instituto ya porque lo que menos queria en ese momento era encontrarselo, aunque muy dentro suyo abrigaba la esperanza de hacerlo.
El encargado, un hombre robusto de unos 60 años con la piel curtida por el sol abrió la puerta del edificio en aquel momento. Traía algunos utensillos de limpieza en la mano, lo miró durantes unos instantes. Cuando Numa hizo ademán de pasar, le preguntó:
—¿A donde vas?
—Al 5to piso, donde vive la familia italiana.
El hombre con cara de pocos amigos asintió con la cabeza, se hizo a un lado para dejarlo pasar. Numa subiólos pisos casi al trote ya que no se sentia de humor como para esperar el ascensor. El corazón le latia rápido. Cuando por fin llegó a la puerta de entrada, tuvo que esperar unos segundos antes de tocar el timbre, una voz femenina le respondió del otro lado:
—¿Quién es?
—Soy yo, Numa—sintió que un hilo de voz se escapaba de sus labios, intentó aclararse la garganta.
La joven le abrió la puerta con una gran sonrisa y por segunda vez se asombro del parecido que la joven tenia con su hermano aunque secretamente le gustaban mucho más los ojos negros de Lucas que los de su hermana.
—Pasa lindo, ¿qué te trae tan temprano por aqui?
Lo guió hacia el comedor donde desperdigados sobre la mesa cuadrada se veian algunos platos, 2 tazas y el periódico.
—¿Quieres un poco de cafe?
Ante la sola idea Numa sintió como se le revolvia el estomago.
—No, gracias.
—Sientate—La hermana le hizo un ademán para que tomase asiento, él la siguió.
Numa se sentia como un tonto aunque por otro lado sabia que no tenia porqué.
—Te queria agradecer lo del sábado.
Manon le dirigió una sonrisa cargada de ternura.
—Nada hombre, no es nada, en serio.
—No, de verdad, me has evitado un problema enorme.
—Bueno, ya pasó. A cambio me puedes aclarar una duda.—preguntó la joven.
—Claro, la que quieras...
—Me han dicho en la comisaria que tenias antecedentes. ¿Qué tipo de antecedentes?
Numa le sonrió con cierta ironia
—No soy traficante ni ladrón, si es lo que imaginabas
Manon lo miró sorprendida
—No, no esperaba nada de eso. La verdad es que pareces un niño muy “bravo”, muy correcto y me asombro lo de los antecedentes. Eso es todo.
—Son dos antecedente, por disturbios en la via pública y resistencia a la autoridad, en una ocasión —sonrió avergonzado—peleas callejeras, en cristiano.
—Ah entiendo —no podía negar que incluso aquello la asombraba
—Digamos que no andaba con la gente adecuada.
Manon le dirigió una sonrisa radíante.
—Me imagino, no pareces el chico que busca problemas.
—Tampoco lo soy— respondió inmedíatamente, aunque si lo habia sido en su momento.
—Sino me parecieses un buen chico, tampoco te hubiese ayudado en ese momento.–hizo una pausa y con tono cómplice le dijo—me caes muy bien, y me gustaria verte con mi hermano. Si Lucas me escucha, me mata.
Numa sintió que se ruborizaba, no obstante, le respondió con una expresión seria.
—Gracias pero solo somos amigos y aparte no creo que tu hermano quiera volver a saber de mi después de…
—Bueno una cosa es cierta, creo que nos impactó a los dos por igual el hecho de verte allí. Sin embargo, lo que le sorprendió de verdad es que estuvieses con Leon.
—...
—A Lucas no le cae muy bien Leon y bueno...
—¿Por qué no? No lo conozco mucho, sin embargo, parece un buen pibe. No recomendable como pareja pero sí buen pibe —dejó escapar una risita.
—Eso no te lo niego, vamos a la misma universidad. Quizás sea demasiado arrogante para
alguien como Lucas, él sencillamente no tolera a la gente de ese estilo.
—Entiendo.—respondió el joven de ojos verdes.
—Dale un poco de tiempo, con el pasar de los días se le pasara.
Numa la miró un poco molesto.
—¿Darle un poco de tiempo? Somos amigos. Si él no puede comprender la situación o no se molesta en hacerlo. Creo que está todo dicho— respiró profundamente —sinceramente me decepcionó su reacción.
—Su reacción es la mejor manera de demostrarte que le importas. ¿No te parece?
Numa hizo una mueca
—Manon, no te enojes pero prefiero dejar el tema. El es tu hermano y...no quiero hablar más de eso. No te lo tomes a mal.
—No, para nada, es lógico que no quieras hablarlo conmigo, es solo que si esperas a hablarlo con él pasaran meses. A veces es muy cerrado.—el tono de la joven fue como de resignación.
Numa la observó durante unos instantes. Le hubiese gustado bombardearla a preguntas sobre Lucas, sin embargo, tenia su orgullo y queria respetarlo.
—Era solo eso, me voy sino no voy a llegar ni siquiera para el segundo recreo.
—Si, yo también, se me hace tarde para la uni y todavía no estoy lista.
Lo acompañó a la puerta mientras intentaba contener para no decirle todas las cosas que le queria decir, como por ejemplo, que su hermano estaba perdido por él.
Se despidió de Numa con cierto pesar aunque por otro lado contenta de que el joven fuese tan correcto para algunas cosas. Solo esperaba que al final pudiesen estar juntos.
Numa salió de la casa y tomó el autobus de vuelta a la casa. En el camino se quedó pensando en el instituto y en lo que Manon le habia dicho, la supuesta mala química que habia entre Leon y Lucas podía ser una buena explicación de porque el moreno habia reaccionado asi en el club.
De camino a la casa se compró una gaseosa y se sentó en la puerta de su edificio a beberla. Estaba realmente muerto, eso de dormir tanto no era una buena idea, tras unos minutos entró en la casa.
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