LUCAS
Lucas llegó azotando la puerta del piso ante la mirada asombrada de su hermana que miraba la hora preocupada. Ya eran como las 5 de las tarde y no sabia donde se había metido su hermano.
Lo saludó pero este paso de largo, entonces Manon pensó en que aquello solo podía significar que Numa, al final, no había ido a la escuela.
Se sentó en la cocina con un vaso de naranjada en la mano, vió volver a su hermano y le sirvió uno también, sabia que le gustaba.
—¿Qué te pasa?
Lucas la miró por unos instantes.
—Nada
Era obvia la respuesta. Manon lo miró friamente.
—Déjame adivinar, el “nada” se refiere a Numa, no fue a clases.
Lucas la miró de reojo.
—Así que estoy en lo cierto– le dedicó una radíante sonrisa— pues dejame decirte que estuvó aqui a la mañana.
Lucas abrió los ojos, evidentemente sorprendido.
—¿En serio? ¿A qué hora?
Manon seguía sonriendole
—Ah ahora si tienes ganas de hablar conmigo, idiota.
—Bueno no me cuentes, si no quieres.
Manon lo miró con un poco de piedad y le contó todo con detalles omitiendo la parte en la cual le habia dicho a Numa que lo queria ver con su hermano.
—O sea que no tiene nada con Leon, eso fue lo que te dijó, ¿no?– le dió un sorbo a su bebida—pero seguro que sexo sí, Leon no es de los que está con alguien que solo sirve para charlar. Al final va a ser, que los dos son iguales.
—Ay Lucas no seas tan pendejo por favor. ¿En serio, crees que Numa es como Leon? ¿En serio? Se ve a la legua que son muy diferentes. Y perdona, ¿cuál es el problema si tuvieron sexo? ¿Es algo malo? Pos no, una relación libre. El problema es que te estás muriendo de los celos por estar en su lugar. ¿Por qué no hablas con Numa y le dices lo que sientes de una vez por todas?
—....
—¿Y? ¿Me vas a contestar ahora o el año que viene?
—No lo sé Manon. No estoy seguro que él este interesado también y no puedo creer que este con un tipo como Leon.
—El problema es que tú has tenido una mala experiencia y te crees que todos son iguales pero estás equivocado. Leon va de arrogante pero es una buena persona.
—Tu calentura te hace hasta discutir con tu propio hermano.
Lucas se dió la vuelta y se internó en su cuarto mientras Manon se quedaba con las ganas de romperle algo en la cabeza con el fin de despertarlo. Su forma de hablar buscaba siempre ser hiriente cuando se sentía acorralado de alguna forma. No podía creer que a veces fuese tan necio, y aunque le pesase, tan idiota. Era un chico inteligente, ¿qué le había pasado? ¿Cómo había cambiado tanto?
Lucas se sentó al escritorio y contempló el dibujo de Numa que habia hecho, lo hizo a un lado e intentó inutilmente concentrarse en el trabajo que tenia que realizar para el día siguiente, sin contar el examen de química que se aproximaba y para el cual no estaba ni medíanamente preparado.
Volvió la vista hacia el dibujo, y sin poder soportarlo lo hizo un bollo y lo arrojó al cesto de la basura, y en su lugar colocó el libro de química y comenzó contra su propia voluntad a estudiar.
NUMA
El martes Numa llegó al instituto de buen humor, pensando en como se lo diría, casi se habia autoconvencido de que lo enfrentaría y se lo diría.
Era la primera vez que hacia algo por el estilo y estaba un tanto ansioso y acojonado al mismo tiempo, ¿qué cara pondría?. Las imagenes romanticas volaban por su cabeza. Tenia que darle las gracias a Agustín por haberlo animado. Había llegado un poco temprano y aunque los pasillos del colegio no estaban llenos, sus compañeros lo estaban esperando y casi del brazo se lo llevaron a un costado para comentar las últimas novedades. Antes de que sonase el timbre, se habían desplazado al ala norte del instituto donde ya sabia que no lo veria.
Estuvó inquieto durante toda la clase cuando por fin sonó el timbre del recreo se quedó a mitad de camino pensando en si debia ir en ese momento o esperar un poco más. Se quedó allí con sus compañeros y para cuando se dio cuenta, el recreo ya habia terminado.
Hasta la próxima pausa se quedó esperando y como pudó guió a su grupo hacia el ala sur del instituto pero no lo vieron. Aquello si que era raro y le daba vergüenza preguntarle a uno de los antipáticos de exactas. Tras unos minutos se dirigieron a la cafeteria del colegio, se pidieron un par de cosas y entonces lo vió desde lejos, estaba en un rincón alejado con un grupo de compañeros de clases. Pero ya no le daba tiempo a acercarse a saludarlo y se volvieron para el desconsuelo de Numa.
El joven solo pensaba en lo que había sentido al verlo allí, y de repente, el corazón se le habia desbocado y se habia sentido nervioso, lo habia visto increiblemente guapo, más de lo que era. Había sentido la absurda necesidad de refugiarse en sus brazos y quedarse allí eternamente. Al recordar esto se le subieron los colores en plena clase ciencias políticas.
Miró el reloj inquieto, el tiempo parecia no pasar, después de una eternidad este se dignó a dar las 12:30 y colgandose la mochila al hombro salió corriendo.
No lo vió en el pasillo y decidió esperarlo fuera.
En la calle una imagen atrajó su atención, un joven de jeans y camisa negra con el cabello violeta desordenado lo esperaba a un costado.
“Oh oh” se dijo para sus adentros, sin embargo Leon ya lo habia visto y le sonreía con entusiasmo. Se volvió hacia atrás, mirando a los que estaban saliendo, sin embargo no pudo ubicar a Lucas, asi que salió al encuentro de Leon.
—Hola ¿qué haces aqui? —su cara era de evidente sorpresa pero no de desagrado.
—Tenia ganas de verte y de hablar contigo.
—Ok, ¿te molesta si nos vamos para la esquina?—le dijo Numa un poco ansioso.
—No
Caminaron hasta la esquina y se quedaron cerca del cordon de la vereda.
—Es que primero tengo que pasar por casa.— “mierda” pensaba Numa mientras hablaba, ahora no podría hablar con Lucas.
—Te llevo, después te invito a comer algo.
Numa no queria rechazar su invitación y tampoco queria estar ahí con él en aquel momento, tenia que aprovechar ahora para hablar con Lucas. ¿Cómo podía decirle que no?
–¿Por qué no te pasas por casa más tarde y salimos?
Leon le sonrió asintiendo.
—Perfecto, deja que te lleve a casa ahora.
Numa le sonrió de costado, y ¿ahora qué le iba a decir?
—Ah mira, allí viene Lucas.– agregó Leon.
“Mierda” pensó Numa, “esto no puede salir bien”
Se giró lentamente y le vió venir en esa dirección, claro era el camino que hacia siempre para ir a tomar el autobus. Lo miró de reojo, y volvió la vista hacia adelante.
—Hola— le gritó Leon pero Lucas siguió de largo.
Numa sintió que algo se le caia al piso pero no sabia lo que era, se sintió triste de un momento hacia el otro.
—¡HOLA!—saludó Leon de nuevo
Esta vez Lucas se paró en seco y se volvió desafiandolo.
—¿Qué te pasa?—preguntó seco
Leon se acercó a Lucas. Numa lo seguia de cerca por si surgia alguna pelea.
—¿Qué te pasa que ya no saludas? ¿Estás calentito por algo?
El joven de ojos verdes se sorprendió ante la pregunta de Leon, era la primera vez que lo veía con aquella expresión.
Lucas se le acercó pero al instante miró a Numa que estaba allí, volvió su mirada hacia Leon
—Estás buscando pelea ¿no? No te voy a dar el gusto— miró a Numa durantes unos segundos—No vale la pena.
Numa sintió como le hervía la sangre ante aquella mirada, ya la había visto antes. Se sentia no solo herido sino tambien furioso. La imagen del club, aquel desprecio hacia su persona surgió en su mente de nuevo.
Numa se colocó en el medio de los dos.
—Claro, cómo te vas a involucrar con alguien como yo, ¿no?
Lucas lo miró friamente.
—Tú mismo lo has dicho .— Lucas sentía unos deseos irrefenables de herirlo.
Numa lo empujó con fuerza, estaba furioso.
—¡Eres un imbecil!
Lucas lo miró de nuevo y con el ceño fruncido se le fue encima devolviendo el empujón con fuerza
—¿Te jode la verdad?—respondió, remarcando la última palabra con sarcasmo.
Se dió media vuelta y comenzó a caminar.
Numa lo siguió y lo sujetó por el brazo, Lucas lo miró enojado.
—¿Qué te pasa?¿No tienes los huevos suficientes para pelearte conmigo?
Lucas miró a Leon de reojo, lo miró al joven con desgano antes de responder.
—No, simplemente no me interesa. Vete con tu amiguito que te está esperando.—se zafó de la mano de Numa y siguió caminando.
—¡Vete a la mierda!–gritó Numa.
Lucas se paró en seco, se giró evidentemente enojado, lo estaba buscando y ciertamente no estaba de humor. Hizó un gesto vago con la mano y siguió caminando.
Numa estaba a punto de seguirlo pero Leon lo habia sujetado por el brazo.
—Sueltame, ¡le voy a romper la cara!—sintió deseos de llorar de la bronca y el dolor que sentia.
—Numa dejalo ya, te llevo a casa.
Numa se zafó de la mano de Leon, se quedó allí inclinado con las manos apoyadas sobre las rodillas, y la piernas separadas, respirando con dificultad, no podía ser tan idiota de ponerse a llorar, apretó sus rodillas con fuerza clavando los dedos hasta que el dolor evitó que las lágrimas escapasen de sus ojos.
Leon lo miraba evidentemente preocupado. Pero para su sorpresa el joven al incorporarse no tenia los ojos rojos del llanto, tan solo una mirada de profundo odio y resentimiento que le trajó un pensamiento a la cabeza,“Lucas, fuera de juego”.
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