NUMA
Leon lo pasó a buscar a eso de las 8 de la tarde, estaba vestido con una camisa roja que le quedaba muy bien y unos jeans negros. Se había puesto perfume aunque tampoco había querido abusar, no queria dar la sensación de ser como un lobo que esté esperando comerselo al final de la noche. Era extraño, no salia con él para tener sexo, lo cual tampoco descontaba, salia con él para conocerlo, queria saber todo absolutamente todo sobre él, solo esperaba que se abriese un poco. “Quizás este sea el comienzo”. Sonrió débilmente cuando lo vió salir del edificio con unos jeans gastados y un sueter negro.
Numa al verlo dejó escapar un silbido de aprobación.
—¿Tú sales siempre asi vestido?—entró en el coche.—y aparte por lo que veo, eres de ropa de marca.
Leon le sonrió dulcemente.
—En realidad no. Compro lo que me gusta, si es de marca o no solo me doy cuenta cuando voy a pagar, si es muy caro me digo: merda seguro que es de marca.
—¿Donde vamos? No quiero volver muy tarde, mañana tengo clases y no quiero faltar.
—Conozco un bar muy bueno aqui en la capital, podriamos ir ahí para beber algo y conversar ¿qué te parece? Pasan buena música.
—Dale
De ida hacia el lugar Leon se dedicó a hacerlo reir con anecdotas ridículas de su coche. Le encantaba verlo reirse, le alegraba de alguna forma. La verdad es que se sentia muy bien estando con él, aunque no lo podía evitar, se sentia un poco nervioso.Era como si estuviesen en una cita.
Llegaron al lugar y Numa entró mientras Leon buscaba donde aparcar el coche. El bar era bastante discreto pasaban una especie de brit–pop y las luces era tenues dejando caer estelas de oscuridades en algunos rincones. Numa eligió uno de esos lugares y se pidió un cuba libre.
Leon al entrar saludó al de la barra y buscó con la mirada a Numa, finalmente lo ubicó, habló con el barrista,este le entregó algo y fue a su encuentro.
—¿No encontraste otro lugar más oscuro?– bromeó Leon.
—jajajaja me gustan los lugares asi ....
—Te entiendo, pero el bar está casi vacio, hoy es martes.
—Lo sé... pero igual.
—Bueno lo siento mucho pero he traido algo— abrió la mano y depositó sobre la mesa una pequeña vela que se apresuró a encender—espero no romper el ambiente siniestro de este rincón.
Ambos rieron.
El barrista le trajó lo que parecia ser un trago frutal.
—¿Eso es que es?
—Se llama Pantera rosa ¿Lo has probado?—Numa sacudió la cabeza—Tiene el sabor del chicle de tuttifrutti.¿Quieres probarlo?
Numa hizó un gesto que dejo en claro que no le gustaba.
—Tú te lo pierdes...—lo miró con cierto brillo en sus ojos—¿quieres que te lo de a probar?
—No tonto, en serio, las cosas de ese estilo tan dulces no me gustan.
Leon estuvo a punto de decir algo pero se reprimió, no queria agobiarlo con cumplidos.
—La verdad, me gustaria conocerte un poco más, cuentame algo de tu persona, no lo sé.. las veces que hemos estado juntos...
—No hemos hablado mucho ¿no?—completó la frase Numa con una sonrisa picara.—A ver, me llamo Numa Lund, tengo 17 años, hago pronto los 18, nací en Checoslovakia y…
—¿En dónde?
—En Checoslovakia, lo que pasa es que no sé si nací en una parte que pertenece a la actual Republica Checa o a Eslovakia.
—¿En serio? Nunca habia conocido a nadie de allí.
—Me imagino. Yo solo me conozco a mi mismo y ni siquiera tanto.
—jajajajajaja. ¿Tus padres son de allí?
—Nop, soy adoptado— hizó una pausa para beber algo de su trago—mis padres viajaban mucho y por esa epoca era más fácil adoptar en Europa, como ahora es más fácil adoptar en otros lugares. En uno de sus viajes, conocieron justo una persona que les pasó el dato y así conocieron a mi madre biológica y entre viaje y viaje me adoptaron. Mi abuela y mi padre son dinamarqueses, por eso también andaban tanto por Europa en ese momento. Y eso es todo y aqui estoy contigo, bebiendome un trago.
—Interesante historia.
—¿Y tú? No eres de capital ¿no? Aunque eres muy de boliche zona sur.
—En realidad soy de San Isidro, mis padres tienen una casa allá. Mi padre está metido en el mundo de la politica. Y para evitarme problemas me iba un poco lejos aunque por lo visto no funcionó.
—¿Por qué?
—No lees los periodicos ni ves las noticias ¿no?
—Nope
—Salió un articulo sobre mi, referente a la pelea de la vez pasada.
—¿En serio? Entonces eres famoso...
—Yo no, mi padre, es un alto funcionario y esas mierdas.
Numa lo miró sorprendido. Claro con razón vivia en una zona como San Isidro.
—Pero tu padre sabe....?
—Mi papá, mamá, todos saben mi orientación sexual. No tengo nada que esconder, ahora que lo acepten es otra cosa, aunque la verdad es que me chupa tres huevos. Es mi vida. En tu caso, ¿lo saben tus padres?
–No. De todas formas, vivo con mi abuela y ella tampoco lo sabe.
Leon estuvó a punto de preguntar porque vivia con la abuela pero le daba la impresión de que él no queria hablar del tema. Asi que se desvió a otros temas como la música, el cine y la television.
Para su sorpresa, Numa era un chico al que le gustaba mucho la lectura y era un aficionado al cine. Le sorprendió que para la edad que tenia era muy maduro, claro que el vivir con una persona mayor lo empujó a ser mucho más independiente. Lo observaba deleitandose cuando hablaba completamente absorto en sus palabras y en sus gestos.
Tras un par de horas de estar ahí el animo de ambos se habia vuelto un poco más alegre, Numa se habia soltado mucho más, haciendo reir a Leon quien se sentia cada vez más atraido hacia el joven. Cuando el barrista comenzó a apagar las pocas luces que habia ambos estallaron en carcajadas. Para Numa el tiempo habia pasado volando. Se levantaron y abandonaron el lugar.
Leon lo acompañó al coche, tomándolo por la cintura disfrutando del contacto de su cuerpo cálido. A esa hora y luego de la larga velada sentia un irrefenable deseo de besarlo y de tocarlo. Numa se apoyó en el coche, contra la puerta del conductor mientras Leon buscaba la llave, cuando la encontró se acercó por el costado derecho de Numa tomandolo suavemente por los brazos con la intención de hacerlo hacia un costado pero al hacerlo quedó muy cerca del joven. Numa lo miró con los ojos entrecerrados, los labios carnosos levemente entreabiertos y sin poder evitar el impulso comenzó a besarlo, primero acariciando apenas sus labios. El joven respondió abriendo un poco la boca, dejó escapar la lengua para acariciar aquella boca que lo besaba, y pronto ambos estaban fundiendose en un beso húmedo y cálido. La intensidad iba subiendo, Leon se apoyó contra aquel cuerpo deseando estar desnudo para sentir todo su calor. El beso fue aumentando en intensidad y las manos de Leon comenzaron a colarse por debajo del sueter. Numa dejó escapar un suspiro.
—No podemos hacerlo aquí—murmuró Numa con la voz ronca.
A Leon le bastaba aquella frase, lo metió en el coche con la mayor rapidez posible y arrancó a toda velocidad rumbo a un hotel que ya conocia.
Cuando por fin llegaron, venian con bastante prisa. De camino hacia aquel lugar, las manos habian hecho parte del trabajo, subiendo la temperatura de los cuerpos.
Mientra aparcaba el coche dentro y entraban por un pasillo oscuro para llegar a la recepción del hotel, Numa se quitó el sueter para quedarse tan solo en camiseta. Leon se encargó de hablar con el recepcionista para reservar un cuarto por dos horas.
Pidió algo de beber y algo de comer que Numa no pudo escuchar, y con la llave en la mano lo guió hasta el tercer piso.
Entraron en la habitación de prisa, Leon lo arrinconó contra la pared, mientras sus manos lo acariciaban con urgencia, pronto le habia quitado los pantalones, dejando resbalar sus manos por aquellas caderas, movió los dedos suavemente en la zona del bajo vientre sintiendo los leves movimientos de Numa y disfrutando con ello. La primera noche le habia bastado para memorizar cada zona sensible de su cuerpo, de ese cuerpo que lo volvia loco y aquella noche en especial sentia el deseo de hacerlo disfrutar, de ser posible quería hacerlo gritar de placer para que una y otra vez sintiese la necesidad de tenerlo en su cama. De alguna manera tenia que conquistarlo.
Sintió las manos de Numa acariciarle la espalda, Leon se quedo allí disfrutando con la imagen, mientras sus dedos se colaban por un costado del slip del joven y escuchaba sus suspiros, se arrodilló frente a él y despacio le quitó la prenda mientras comenzaba a descender con su boca por aquella zona que tanto le gustaba.
Se introdujo el miembro del chico en su boca, envolviendo en su mayoria, subiendo y bajando con la boca primero lentamente y luego aumentando el ritmo. Se lo quitaba de la boca y dejaba que su lengua recorriese todas las lineas de aquel miembro, bajaba por sus testículos, con la mano levantó levemente la pierna de joven, para lamer toda aquella zona hasta llegar a la zona rugosa. Sintió como el joven buscaba mayor presión. Volvió al miembro de joven, concentrándose en el glande para luego introducírselo y succionar todo el largo. Sintió la mano del joven en su cabello, acariciandolo y de a momentos empujandolo lentamente casi sin poder evitarlo. Escuchó su nombre entre jadeos y pensó que moriría, de excitación y de felicidad. Un gémido profundo escapó de la garganta de Numa avisandole de que el momento se hallaba cerca, algo que ya sabia.
Se incorporó ante la cara un poco desilucionada de Numa, comenzó a besarlo mientras apoyaba sus caderas contra las del joven, y disfrutaba del contacto de la ropa contra la piel desnuda y las sensaciónes que le provocaban al joven. Lo tomó de la mano y lo llevó hasta la cama allí lo tiro de espaldas, le separó la piernas y continuó con la tarea de antes, con creciente fervor. Se preocupó de humedecer bien toda la zona y cuando lo habia hecho, sacó un preservativo y se lo colocó en dos dedos de la mano derecha, y lentamente presionó la entrada con fuerza hasta que el joven comenzó a mover las caderas con la intención de sentir más. Lo escuchó gemir casi suplicando y entonces comenzó a penetrarlo, con estocadas cortas, para terminar con un movimiento circular dentro de Numa.
Comenzó a masajear aquel miembro casi con desesperación, aplicando un poco de fuerza con sus labios mientras seguía con el masaje anal. Aumentó el ritmo de la penetración manual de acuerdo al ritmo que llevaba con la boca. Numa se estremecia, gimiendo con desesperación, Leon se animó a meter el tercer dedo pero ya habia sido demasiado, un profundo gémido seguido del primer espasmo y algo conocido golpeó contra su garganta, tragó despacio mientras Numa se sacudía un par de veces más en las profundidades de su boca.
Lo miró durante unos instantes, estaba con el rostro enrojecido y la respiración agitada, el cabello le caia sobre las sienes y sobre los ojos. Leon lo dejó allí mientras se incorporaba para quitarse la camisa y los pantalones. Se iba a quitar los calzoncillos pero una mano lo detuvo, Numa se habia incorporado sobre la cama, se arrodilló frente a él, lo tomó por las caderas con ambas manos y las acercó hacia él, con los dientes le bajo los calzoncillos mientras Leon le sonreía extasiado, en aquel preciso instante se lo hubiese comido. No tardó en sentir un conocido calor envolver su sexo, cerró los ojos sin poder evitarlo, la lengua humeda de Numa lo calentaba cada vez más. Abrió los ojos y verlo allí arrodillado frente a el, disfrutando el introducirse una y otra vez su sexo en la boca, casi le quita a Leon el poco autocontrol que le quedaba.
Cuando el joven aumentó el ritmo llevandolo al delirio absoluto, tuvo que hacer un esfuerzo extremo por no dejarse llevar por la conocida sensación que lo guiaba al orgasmo, y quitarse lentamente de aquella tortura. Se metió en la cama junto a él mientras se dedicaba a besarle cada parte de su cuerpo, lo escuchó suspirar, ¡como le gustaba verlo asi!.
Sin poder evitarlo lo tomó entre sus brazos y lo envolvió entre ellos, le besó el cuello mientras dejaba que sus dedos explorasen nuevamente el trasero del joven, provocando que este se pegase contra su cuerpo buscando la fricción de ambos miembros.
Leon se arrodilló quedando sobre él, se acomodó entre sus piernas, y colocó estas sobre sus hombros casi dejando las caderas del chico en el aire. Mientras lo besaba profundamente dejo que sus dedos resbalasen hasta aquel rincón secreto. Acarició aquel orificio disfrutando del contacto con la piel rugosa.
—Dale Leo...—protestó el joven adelantando sus caderas.
Estaba de nuevo excitadisimo y le despertaba las ganas de hacerlo sufrir, de hacerlo suplicar pero en aquel instante ni siquiera él podía esperar. Le apoyó la punta de su miembro en aquella entrada y comenzó a presionar lentamente, sabia que era algo que el joven no resistia, pronto sintió las manos de Numa prisionarle los brazos, se acercó para besarlo de nuevo disfrutando de aquella cueva caliente.
—Leon ... por favor ...—suplicó entre besos humedos y profundos.
Leon sabia lo que Numa queria y deseaba con locura, y de una sola estocada lo penetró arrancando un gemido de placer de labios del joven.
Con una mano logró atrapar el miembro del joven lo suficiente como para masturbarlo al tiempo que lo penetraba. Cada vez con mayor fuerza...sintiendo como se retorcia de placer debajo de su cuerpo.
—Ah si...así...más profundo….
Lo sintió gemir una y otra vez aumentando inconscientemente el ritmo de Leon que entre la penetración y los sonidos que dejaba escapar el chico se le hacia difícil resistir. Las estocadas eran cada vez más profundas y más rapidas llevandolo a él mismo al delirio. Disminuyó el ritmo por unos segundos porque lo sintió demasiado cerca y queria disfrutarlo un poco más, al verlo relajado comenzó de nuevo. Lo vió meterse uno sus dedos en la boca y morderselo, sacar la lengua lascivamente provocándolo.
Leon estaba ya casi al límite aumentó el ritmo de la mano.
—Leon...ya...no pue...
Las palabras murieron en la boca del joven, sintió la primera mancha de liquido caliente en su mano mientras él mismo acababa en aquel instante, entre gemidos ahogados y deliciosos espasmos se desplomó sobre el joven.
Leon lo envolvió entre sus brazos y se giró para dejarlo a Numa descansar sobre su pecho. Tenia todavía los ojos cerrados y se lo veia cansado, le quitó el cabello de la cara suavemente.
“Leon, ¿no será esto lo que llaman amor?” se preguntó. Numa abrió sus ojos y lo miró serio.
—Leo....
—¿Qué?
—No sé si me lo vas a preguntar—se aclaró la voz—el sexo contigo es muy bueno pero es solo eso, y me gustaria conservar tu amistad.
Leon sintió algo dentro suyo que decidió ignorar, al menos el chico era sincero.
—No te preocupes…¿lo has disfrutado?
—Claro que si—respondió Numa con una sonrisa.
—Eso es lo que importa...
—¿Y, tú?–preguntó con un tono de preocupación
—Claro, sino no estaria aqui contigo, solo tengo sexo si yo tambien disfruto.–respondió aunque debia reconocer que con verlo disfrutar le hubiese bastado.—ahora, descansa un poco...
Numa cerró los ojos y se dejo llevar por el cansancio.
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