Capítulo Uno
Encuentro
Un rugido bestial resonó por los oscuros callejones, pasos apresurados hacían eco salpicando las puertas de esas viejas bodegas al pasar frente a ellas, almacenes que una vez fungieron como mercado y centro distribuidor de alimentos.
En ese momento eran una molestia que ocultaba alimañas.
—Buenas noches comandante Tarsen, el área general de los híbridos está a medio kilómetro de su posición actual, hay una serie de bodegas derruidas formando una barrera hacia el sector C-45, solicitamos confirmación visual.
—Aquí comandante Duke Tarsen, entrada visual y de audio activada, las bodegas
del mercado están a 200 metros de mi posición actual, el equipo de exploración
oriente está en movimiento y acercándose, ajusten los sistemas de medición,
están desfasados.
La tensión era palpable y el peligro inminente, Duke podía percibir varias sombras ajenas a su equipo, moviéndose con agilidad por las amplias callejuelas, saltando hábilmente por los techos, ocultándose en cualquier rendija que fuera propicia, intentando ocultarse en vano.
—Hay hostiles en el área, repito hay hostiles en el área.
—Informe aceptado, activando visualizadores
de apoyo, el área de I+D solicita encarecidamente el asesinato de los
especímenes fugados.
Duke resoplo, hubo una carcajada aguda en la línea y un carraspeó incomodó, ni
siquiera iba a dignificar eso con una respuesta.
Como si haberlos enviado no significará precisamente destruirlo todo y no dejar ni las cenizas tras ellos.
Otro gruñido seguido de un aullido grotesco y lastimero los puso a todos en alerta, agudizaron sus sentidos y se aseguraron de tener sus armas al alcance, preparándose para disparar en cualquier instante.
—Silencio
de radio, el clima está empeorando y los hostiles están más cerca. ¡Viggnette!
—Son 5 Duke y no son los híbridos, es mucho peor que eso, son los marginados del
reconocimiento temprano.
—Comandante Tarsen, los híbridos van hacia ustedes, activando drones de asalto.
—¡Necesito imágenes aéreas!
Todo su equipo corrió con la adrenalina hasta el tope, los híbridos entraron a zona detectable y algunos de ellos aumentaron la velocidad ignorando los vapores tóxicos que se liberaban debido a la hora de la noche. Estas cosas solían prosperar en ambientes hostiles.
—Los monitores no responden señor.
Duke sintió que un dolor de cabeza estallaba tras sus ojos. Aún había un lío de sensores y vigías que limpiar y reparar, esa gente estúpida que prefería vivir en la periferia sin asociaciones familiares reales mientras cuidaban ancianos inútiles eran una maldita espina en su costado.
—¿Por qué nadie los mato?
La risita de Viggnette acaricio sus oídos de modo apaciguador, aún era extraño que fuese siempre tan optimista e ingenuo como un niño pequeño.
—No parecía ser necesario, mea culpa, haremos contacto en 10, 9, 8...
Duke respiro profundo y llevo su propia cuenta mental, su equipo se detuvo de golpe en una habitación húmeda y oscura, había destellos eléctricos de viejas instalaciones rotas sacando chispas por todos lados mientras iluminaba 5 rostros de un extraño aspecto fantasmal.
Un trueno explotó en el cielo iluminándolo todo como si fuera el medio día, el
sitio no tenía techo y así como así, el agua empezó a empaparlos de los pies a
la cabeza.
Hubo un ceño fruncido generalizado, maldijeron por lo bajo y molestos se
cruzaron de brazos, apoyándose sobre los fríos postes de metal que sobresalían
de una húmeda y roída pared.
Usualmente estaría más molesto pero la gente frente a ellos era curiosa para ser de las periferias, no solían verse fuertes y capaces, eran un grupo diverso que solía actuar como vagabundos muertos de hambre, por generalidad solían ser niños y ancianos enfermos sin mucho tiempo de vida.
—¡Eh! ¡No puedo creer que enviaran a los guapos asesinos! Primero mandan a sus
bestias esperando que nos maten y cuando eso no funciona los mandan a ustedes.
Eso es muy maquiavélico.
Duke observó en silencio, su posición en este equipo era justo esa: ser guapo y
asesino cuando la situación lo requiriera. Para hablar estaba Evan.
—¿No es la lluvia acida demasiado para una señorita como usted? ¿Quién cuidara
entonces a sus ancianos si faltan? Esta misión corre a cargo de las autoridades
de Ciudad Soleil es imperativo que se retiren ahora.
Y bueno Evan tampoco era muy bueno hablando. Especialmente con las mujeres.
Un cuerpo carbonizado cayó en medio de ambos grupos salpicando agua lodosa y
mal oliente por todos lados.
El responsable había sido un tipo alto y andrógino. No era especialmente
llamativo hasta que arrojo 90 kilos de masa repulsiva como si no pesará nada,
además parecía distante a su entorno y Duke sabía que esos eran siempre un
problema. Erráticos, locos, poderosos o las 3 cosas a la vez. Como si nada ni
nadie pudiera tocarlos.
Además también estaba el hecho de que no podía percibir ninguno de sus
pensamientos. De hecho la cabeza de la gente era ruidosa, aún cuando el solía
disminuir la entrada de estímulos, siempre había susurros en su mente como una
especie de esquizofrenia controlada, pero en ese instante todo era demasiado
silencioso a su alrededor.
La piel de gallina estallo en su piel, ahora lo curioso acababa de pasar a ser
inquietante.
—Creí que habíamos sido claros al decirles que se mantuvieran alejados —habló René, mirando con desprecio a un trío de alborotadores, que actuaban demasiado casuales apoyados contra una pared, los supervisores de la misión estaban enumerando datos sobre ellos, respondían a los nombres de Sidhar, Oz y Sven pero Duke no sabía quién era quién y no parecían dispuestos a compartir.
—Lo siento mucho pero nosotros no seguimos sus ordenes y si interferimos es por nuestra propia seguridad señorita, apreciaríamos mas amabilidad de su parte, se que les cuesta ser sensatos pero ser humano no debería ser tan difícil.
Duke miro a René estremecerse con violencia, ella siempre era impertinente y sobreprotectora, era pequeña pero mortífera. En sus oídos nombraban al sujeto que hablo, Joules parecía ser de quien tenían más información, actuaba como líder, portavoz y medico de los marginados de la zona.
—Necesitamos que se vayan y dejen de estorbar —intervino con franqueza Cesar Rigazzo activando la retrocarga en su pistola. Duke estaba empezando a creer que nadie en su equipo era un diplomático, estaba claro que necesitaba hacer que alguien asumiera ese rol pronto, él no por supuesto, apenas y le gustaba hablar, ponerse a cotillear con marginados sería una pérdida de tiempo.
La risa de una castaña que estaba sobre Cesar llamo la atención de los marginados quienes se giraron a verla confundidos, Sugey y su sonrisa era difícil de interpretar, había sido su compañera desde los 14 años y siempre se olvidaba que estaba ahí, hasta que hacía esas intervenciones extravagantes.
—Es muy simple, los híbridos están en fase 4, generalmente nadie se molestaría en venir a este sitio repugnante, lleno de gente despreciable como ustedes, pero si los dejamos por ahí, sería malo para nuestra propia seguridad, así que escuchen a Rene y váyanse de aquí, ahora –gruñó lanzándoles una de sus vibraciones sónicas por las que ella era tan famosa y aterradora.
—Bastardos —gruño un muchachito volátil que decían en la base que se llamaba Taudoire.
La tensión se hacía cada vez más evidente y Duke se enderezó cuando el muchacho que se había mantenido en silencio después de arrojar un hibrido carbonizado frente a ellos, se movió en silencio y con ligereza.
Duke parpadeó y relajó su cuerpo preparándose para cualquier cosa, era muy alto y delgado, características que lo hacían verse débil, usaba unos pantalones tácticos que se amoldaban lo justo a su cuerpo, llevaba guantes negros y una chaqueta llena de bolsillos, su cabello era oscuro y le caía corto al frente y a los lados del rostro con las puntas levemente suspendidas, por debajo de la nuca se apreciaban dos delgados y finísimos lazos de color azul que sujetaban una porción de cabello que caía hasta la cintura, aún así un arma desintegradora descansaba en una funda sobre el muslo derecho con un cuchillo oxidado colgando del mango.
Los otros cuatro sonrieron y se acercaron al chico llamándolo por su nombre:
—Minuit…
Duke sintió al tal Minuit examinarlo completamente, la piel de gallina volvió, había demasiado silencio en el entorno y en su mente, luego trono los dedos, la barrera que los había frenado hacía un rato comenzó a desintegrarse en pequeños cristales luminiscentes que desaparecían antes de tocar el piso.
Un terror helado bajó por la nuca de Duke, eso era imposible, había creado una trampa ilusoria apenas los registró acercándose, la conexión con los supervisores de Ciudad Soleil también se perdió. Y entonces el tipo lo miro y Duke sintió que caía y caía y caía hacia el agujero más oscuro del universo.
—¡Duke! ¡Reacciona!
Un dominio brutal y absoluto de la telepatía acababa de golpearlo con fiereza y
no estaba seguro de que se encontrara en ese plano de realidad.
—Duke… —murmuro Rene igual de sorprendida que él y que todos sus compañeros, nunca nadie había roto ninguna ilusión creada por el, mucho menos lo habrían hecho con tanta facilidad y ese marginado sin expresión solo trono los dedos, eso era demasiado para su ego y ahora los 5 idiotas se habían desvanecido en la bruma nocturna.
—¡Enfoque! ¡Sepárense y elimínenlos, no dejen que lleguen antes a ellos! ¡No sabemos cuáles son sus intenciones con los híbridos! ¡Asesinen a esos marginados de ser necesario!
Duke siguió la orden de Evan por instinto y se desvaneció en la noche como sus compañeros.
—ash Tar… Sector…
Duke maldijo entre dientes, solo tenía entrada de audio de las comunicaciones de su equipo pero ni siquiera era buena. Su primer impulso fue correr tras el chico que destruyo su barrera porque nadie hacía eso y desaparecía así como así.
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