Al ver ese pequeño y viejo cuarto, Remil quiso preguntar más pero no sabía si estaba a punto de caminar por un campo minado. Era claro que Luly era pobre, pero ¿dónde demonios estaban sus padres? Y siendo tan pobre, como hizo para ingresar a una universidad de niños ricos.
Que más da, las intenciones reales no era ser amigos. Así que Remil no hizo preguntas. ¿Por qué le debería importar si tuvo una vida difícil o si está recibiendo una beca universitaria? Lo único que le importaba es llevarse a este gato albino a la cama. El momento se había arruinado por el entorno de pobreza, así que lo mejor era salir de ahí.
Al parecer el único que no tenía la más mínima idea de esas sucias intenciones, era Luly.
— Oye... -dijo Luly- sabes, sé que no he sido muy amable contigo.
— Sí -respondió Remil.
— Pero gracias.
— ¿Por?
— Por todo -sonrió Luly al responder.
Estaba haciéndose muy tarde, entonces se despidieron. Remil no pudo hacer más, estaba encantado por esa sonrisa o estaba sintiendo lástima por la situación.
De camino a casa, Remil se sintió muy fastidiado por este sentimiento. No estaba seguro si se trataba de lástima o cariño. Aquel sentimiento era muy parecido al ver a un animal desprotegido. Gatos bajo la lluvia, perros con una pata rota, aves con una goma en las alas. Remil odiaba sentirse así. No quería que su relación fuera intima, sólo jugar un poco con el nuevo juguete. Le estaba tomando tiempo y energía, esto no estaba bien.
En cambio, Luly se sintió muy satisfecho por ese día. Su nuevo y primer amigo, le llevó a casa. Tener compañía, así fuera por algún raro motivo, le resultaba encantador. No sólo eso, Luly sintió afecto cuando Remil le dejó su abrigo durante el viaje. Mientras dormitaba, sintió culpa por como se había portado hasta ahora. No sólo le consiguió trabajo, también le buscaba cada tanto para pasar el rato. Aunque a vista de cualquier otro, Remil lo estaba acosando.
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Otro día comienza. Luly nuestro amigo albino se levanta temprano para empezar con las clases de primera hora. Sale de casa rumbo a la tienda de alimentos rápidos. Esta vez consigue el combo que suele agotarse. Y corre, corre a la entrada de la universidad donde nuevamente se encuentra con Remil y su padre. Luly le saluda de manera discreta con una sonrisa y se aleja a su salón de clases.
El profesor Shin, siendo tan estricto, ya se encontraba en el aula revisando algunos libros. A tan sólo 2 minutos por terminar la hora de entrada, Luly entró saludando al maestro y corrió a tomar asiento. El profesor notó que se trataba del mismo alumno de hace unos días.
— Me parece que hoy sí tomó su desayuno a tiempo -dijo el profesor.
Algunos alumnos disimularon la risa, mientras que Luly apenado, ocultó su rostro con la cola sin darse cuenta. El profesor no supo que más decir y se apresuró a cerrar la puerta. Al menos 5 estudiantes no pudieron ingresar.
Luly tenía algo que ya no se encontraba en la mayoría de jóvenes y adultos. Él no ocultaba su estatus social, no tenía ninguna prenda de marca y si la tuviera tampoco la mostraría para subir su estatus. Luly era consiente que tenía desventajas en comparación que el resto pero eso no le apenaba, simplemente debía esforzarse el doble.
El maestro Shin, muy curioso por Luly, hizo preguntas entre sus colegas para obtener algo de información. Cuando le preguntaron al señor Shin de porque estaba curioso, este sólo respondió que era extraño recibir la tarea en USB de 1GB y no como el resto de sus compañeros que llevaron una laptop con todo listo. Entonces el profesor se enteró que Luly era huérfano y que vivía solo. Además de esto, Luly consiguió la beca por un acuerdo especial. El examen de ingreso tiene dos modalidades, la normal abierta para todos y la especial que sólo pueden postularse personas de bajos recursos. Los cupos son limitados y muy pocos logran conseguir una beca o un cupo. Pero Luly es un joven trabajador que tiene una meta por cumplir.
Nuevamente el profesor le pidió a Luly que se quedara al finalizar la clase. Luego continuó explicando el tema del día. Luego de una hora, dio las pautas para el nuevo trabajo de investigación y dejó salir a los alumnos.
Luly se acercó despacio y extrañado preguntó.
— ¿Profesor?
Mientras guardaba su material de enseñanza, esperó a que todos salieran del aula y entonces se dirigió a Luly.
— He dejado tarea -dijo Shin- ¿Dónde normalmente la haces?
— Bueno, como no tengo computadora -respondió Luly- me quedó en la univesidad hasta terminar.
— ¿Eso no te toma mucho?
— Debo terminar lo antes posible porque tengo un trabajo parcial en la tarde.
El profesor dudó antes de continuar la conversación.
— Luly -dijo Shin- si te esfuerzas a medias, es mejor que ni lo intentes.
— Disculpe... yo... -titubeó Luly.
— Si vas a estudiar, debes hacerlo para ser el mejor. Estas gastando tu energía en vano, para sólo aprobar con lo mínimo.
No sólo era nuevo, si no que apenas llevaba 3 semanas siendo el maestro. A Luly le molestó que lo juzgara de esa manera de manera tan temprana. Al no querer faltarle el respeto al maestro, calló.
Las habitantes de la ciudad tienen colas y orejas de gato. Evolucionaron con algunas características de los felinos para poder poblar las ciudades. Luly es un joven que comenzó sus estudios universitarios y quiere tener una vida pacifica sin formar vínculos.
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